Fue campeón como jugador, como técnico y ahora como presidente de uno de los clubes más grandes de Tucumán. La relación que se había roto, la promesa cumplida y el futuro de un club que sueña otra vez con volver a ser lo que fue.
Enrique Chamorro, el padre Ricardo y la Virgen detrás, como siempre. Fotos: Parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Enrique Chamorro es Sportivo Guzmán y Sportivo es la familia Chamorro: “Mi papá tiene la culpa. Él hizo la tribuna serrucho, por una promesa a él dejé San Martín y volví a Sportivo, toda mi familia, toda mi vida está aquí en Villa 9 de Julio”.
Son pocos los hombres en el fútbol argentino que pueden sacar chapa y vivir lo que vivió Enrique: “Salí campeón como jugador, salí campeón como técnico, y ahora salí campeón como presidente del club. Ganar un campeonato en la Liga es difícil, imaginate ganar tres”.
Hay razones terrenales para explicar el éxito del Juliano coronado en la cancha de Atlético hace unos días: “Se trabaja para eso, con mucha humildad, con mucha autocrítica en la dirigencia, con mil aciertos, con mil errores. El trabajo es inmenso, día a día, somos un club autosustentable, pero si me preguntás cuál es el plus es el sentido de pertenencia: el 90% son chicos del barrio, son hinchas jugando en Sportivo”.
Pero también hay razones celestiales, divinas, que explican cómo el club comenzó un cambio bajo la gestión Chamorro hace un año y medio y cómo la Iglesia del barrio tiene mucho que ver: “Sportivo siempre tuvo muy buena relación con la iglesia. Somos hermanos de un mismo padre como don Alfredo Guzmán y de una misma madre como Nuestra Señora del Carmen”.
“Se había roto esa relación del club con la Iglesia. Hablé con el padre Ricardo con quien tengo una relación inmensa. Siempre nos encomendamos a Nuestra Señora del Carmen, siempre le damos las gracias por todos los favores recibidos, y siempre vamos a estar bajo el manto de nuestra Madre”, le explica a eltucumano después de haber llevado la Copa.
“Tiene mucho que ver nuestra Virgen. Nuestra fe es muy grande. Nos encomendamos a ella, a nuestro padre Ricardo que es nuestro guía, y que constantemente está con nosotros trabajando a la par”, explica Chamorro, quien sabe como nadie que Sportivo es el corazón de uno de los barrios capitales de San Miguel de Tucumán y que, como tal, tiene una misión que trasciende a los logros deportivos.
“Mientras hago la nota con vos veo a los padres en las tribunas tomando mates o café mientras sus hijos desarrollan las disciplinas que incorporamos en el club. Nuestra primera intención fue abrir el club para que cada chico sea parte de nuestra institución. Hoy tenemos más de 400 chicos que hacen vóley, básquet, zumba. Soñamos que la familia vuelva al club. Un chico en el club es un chico menos en la calle”, agrega la leyenda del club.
Bajo las trompetas inmortales del Sapo Díaz, Sportivo ha escrito algunas de las páginas más gloriosas del fútbol tucumano y es adonde bajo el mando de Chamorro y el manto de la Virgen todo el Pueblo Juliano quiere volver: “Demanda de mucho esfuerzo pensar en un Argentino, en el Nacional B. Demanda de poder económico, pero queremos formar un equipo competitivo de cara al 13 de octubre que empieza el Torneo del Interior. No es fácil, es el torneo más federal, pocos equipos ascienden, pero queremos dar pelea. Nuestras metas son paso a paso”.
Antes de seguir de cerca las actividades que se realizan este martes a la noche con las luces encendidas en el club, con una campaña para que los hinchas lleven una bolsa de cal para terminar las obras, Chamorro deja un mensaje sobre la ayuda que necesitan los clubes de barrio: “En la Liga hay autoridades nuevas y nos están dando una mano. No así el Gobierno, que inculca que trabajemos para la sociedad, pero no recibimos ayuda. Sería bueno ver un poquito más allá de Atlético y San Martín y ayudarnos a los clubes de barrio. Mientras tanto nosotros no paramos. Siempre por este amor que sentimos por Sportivo, siempre bajo el manto de nuestra Madre”.