ANÁLISIS DECANO

La Cátedra del Bebe, la zurda que enamora y la ilusión que sigue intacta

Atlético Tucumán no encontró el gol ante Banfield y ahora comparte la punta. Acosta y Pereyra fueron los mejores del equipo de San Pusineri, que tuvo chances claras, pero no logró taladrar la muralla del visitante. No fue una noche inolvidable, pero este punto puede ser importante.

06 Sep 2022 - 15:35

La zurda de Joaquín Pereyra. (Foto: Diego Aráoz - Télam)

"Para ser campeón hoy hay que ganar", canta El Pueblo Decano en la previa y tiene razón. Atlético Tucumán pelea el torneo y al que no le gusta, se jode. Tiene ambición y tiene ilusión. Y no se la quita ni el penal que no le cobraron en La Bombonera, ni la prensa porteña obsesionada con que "los grandes" que siempre son de allá se metan en la pelea ni la muralla defensiva que erigió Banfield en el Monumental y que no logró taladrar el equipo de San Pusineri, que no tuvo noche de golazos ni milagro sobre la hora, pero suma y sigue puntero y nadie le quita lo bailado ni lo que queda por bailar.

Suena bien fuerte esa cumbia y la alegría del Deca es la banda sonora de la Revolución Pusineri. Baila y festeja el Pueblo Decano en la previa porque este equipo, EL equipo, le devolvió la ilusión, la esperanza y esa convicción de que no se van a llevar una decepción en el José Fierro. Venga al templo, compadre, destape unas latas, comparta un fernet, brinde porque esta hinchada esta loca, hoy no podemos perder y póngase cómodo para disfrutar de La Cátedra del Bebe Acosta: el 8 juega con el manual del 5 bajo el brazo, corta y juega y cómo mete y cómo juega el capitán, estandarte y símbolo de 25 de Mayo y Chile.

Nuestro todoterreno de Banda del Río Salí para toda la Argentina pasó de ser un incansable numero 8 de toda la banda derecha y mucho gol cómo los de antes a ser un 5 como los de ahora: días después de conmover al país por confesar que retomó sus estudios para terminar la secundaria, manejó los hilos del Decano, empujó al equipo, buscó siempre espacios para jugar, aún cuando Banfield se defendía con 9 o 10 jugadores atrás de la línea de la pelota y ya no había tiempo para escribir la hazaña.

No tuvo su merecido premio El Deca, que avisó de arranque con dos corridas de Ramiro Ruiz Rodríguez ni con una bomba de Ramiro Carrera de tiro libre que tapó Cambeses volando sobre su derecha, como volaste de los nervios cuando Garay le tiró un compromiso a Lampe, que puso la mano en un -casi- blooper increíble que gracias a los cuernitos que hiciste y ese quiricocho infalible, se fue por arriba. El Bebe hace todo, hasta abre las piernas para dejarle la pelota a Pereyra, que se anima de afuera pero no encuentra el gol.

Vaya siempre a ver este Decano, que además de La Cátedra del Bebe está la zurda de Joaquín Pereyra, el chico de las poesías, la zurda que enamora y los cambios de frente que valen el precio de la entrada. Se lo juro. El 22 se tiró atrás para jugar entre los centrales, se volcó para los dos costados y por todo el frente de ataque intentando ser el conductor del equipo de San Pusineri y el motor de la ilusión Decana. Cómo le gustan este tipo de jugadores a los Decanos, eh. Fino, elegante, con pasta. Se babea la platea y toda la cancha lo aplaude, como al 2 imperial Bruno Bianchi y sus ¡tres! cierres y anticipos nivel Premier League.

Qué dolor la cantidad de chances erradas y el dolor de Pereyra al final del primer tiempo. Otro fernet y otro pucho para los nervios que esta noche cueste lo que cueste esta noche tenemos que ganar, pero es la noche de Cambeses, que le ahogó el grito a Carrera y a Garay, que levantó después del mal pase a Lampe. No alcanzaron los tres cambios juntos de San Pusineri, porque esta noche no hubo milagro Celeste y Blanco: hoy no hay chilena del Polaco, bomba de Coronel y no le sale ni el tiro del final al puntero.

El Decano mantuvo la calma, intentó construir juego, nunca se desesperó y creó chances de peligro, pero mermó su rendimiento en el complemento. La reacción llegó sobre el final, con una arremetida en la que demostró que el empate no lo conformaba y que quiere y anhela la punta que era propia y ahora es compartida. Sobre la hora, dos claras: pelota cruzada de Carrera que le queda servida a Garay sobre la hora, para que el lateral tenga la redención en sus pies, pero es la noche de Cambeses.

Dos cabezazos en el área tampoco son gol y se termina el partido. Aplausos para el equipo de San Pusineri, que sigue primero, sigue prendido, sigue ilusionado. Esta noche no será una noche inolvidable, con un grito ensordecedor sobre la hora que haga tronar a todo el Norte Argentino, que quede guardada para siempre en la memoria y los corazones Celestes y Blancos por su brillo o su épica. Será la noche de un punto que suma y que sirve y que permite ni más ni menos que seguir en la punta, celosamente compartida. 

Será un punto que será valioso si El Deca pisa fuerte en el Nuevo Gasómetro antes de recibir a Talleres y prepararse para la recta final del torneo eterno en el que volvieron a latir bien fuerte y bien arriba los corazones en 25 de Mayo y Chile, con La Cátedra del Bebe, la zurda de Joaquín, la Revolución de San Pusineri, primer Santo Celeste y Blanco, y toda la Fe del Pueblo Decano. Aunque no haya milagro esta noche, más vale que hay voto de confianza y motivos de sobra para creer y seguir luchando.



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