"Joaquín es de acá, de donde están sus padres, de Julio e Irma. Son de acá: una de sus hermanas es radióloga y trabaja en el Hospital, es habitual verlo cruzar al kiosco y comprarse una gaseosa. Es el mismo que de chico jugaba en el Club Marapa, es de acá, de Alberdi, de Blas Sánchez, de esta tierra que es un semillero de grandes jugadores", relata el colega Alberto Infante, quien registró el momento más esperado. Imperdible. VIDEO
Joaquín Correa en casa.
“Siempre serás bienvenido”, dice el arco del triunfo que abre las puertas del universo que es Juan Bautista Alberdi, pedazo de nombre elegido para la ciudad donde hoy Joaquín Correa fue prócer. La felicidad por la conquista futbolística de América, un día apenas después del 9 de Julio, del día que todo Tucumán fuera la capital de la Argentina, de las plazas llenas, de los corazones contentos, de la catarsis, del desahogo liberador que ha significado la final contra Brasil, de esta felicidad que no termina.
Si Tom Jobim y Vinicius de Moraes, los inmensos compositores y músicos brasileños, inmortalizaron el himno Tristeza não tem fim (La tristeza no tiene fin), aquí la alegría futbolera no tiene fin y si buscan algún opción musical, un tema que sea la banda sonora de lo vivido en Juan Bautista Alberdi, ahí está otro Bautista, Ramón Bautista Ortega y La Felicidad, ja ja ja ja. Es música que suena mientras llega Joaquín a su tierra, donde nadie le dice Tucu, donde es el hijo de Julio y de la Irma, excelentes personas, orgullosos de su hijo, aislados en casa, cuidándose para darle el abrazo más esperado de todos los abrazos esperados, el que cada jugador recibió en su ciudad resumido en el salto koala de Antonela Roccuzzo a Leo Messi en Rosario y un pequeño paréntesis del 10 sobre la pregunta respondida por él mismo: “¿Lío o Leo? “En realidad es Lío, pero quedó Leo… para mí es Leo, mi vieja me va a matar, pero ya quedó Leo”.
Así como entra Messi en la historia de nuestro tucumano campeón, entra un changuito corriendo con el póster de Messi para que se lo firme. Corre con el póster de Leo abierto de par en par el niño de Alberdi como lo hacía el propio Correa, el ídolo a quien correr para saludarlo. Es un niño como muchos niños que nunca había visto campeón a la Argentina y es un niño que corre como corría Joaquín en el Complejo de Alberdi cuando empezó este sueño, cuando ya era jugador de Estudiantes de La Plata y ahora de la Lazio.
“De chiquito Joaquín se entrenaba solo ahí, en el complejo. Solo. Nadie lo molestaba aún ya siendo figura. Y desde el más chico hasta el más grande lo fue a recibir este lunes. Todos fueron a verlo porque aquí, en Alberdi, desde chico se sabía que iba a ser un gran jugador: desde chico jugó para el Club Marapa, lo entrenó Blas Sánchez, quien hizo a muchísimo jugadores y entre ellos, claro, a Joaquín, que ya no es solamente de Alberdi sino de todo un país, de toda América”.
Quien dialoga con el diario eltucumano con tanta gentileza y pasión como siempre es el colega Alberto Infante, de Canal 5, quien transmitió en vivo justamente lo vivido cuando llegó Correa: “Chicos y grandes siempre quieren la foto, el autógrafo, pero esta vez el abrazo no ha sido posible. Ya Joaquín tiene que volver a la Lazio y debe cuidar la integridad física en esta pandemia. Más allá de eso, que no es menor, es indescriptible la alegría de los chicos que nunca habían visto campeón a la Selección, chicos que no tuvieron la suerte de los más grandes como yo que vi a la Selección campeona del mundo en dos oportunidades. Que ahora los chicos puedan verlo es una fiesta”.
“Joaquín es de acá, de donde están sus padres. Son de acá: una de sus hermanas radióloga y trabaja en el Hospital, es habitual verlo cruzar al kiosco y se compra una gaseosa, o se va a la confitería del Sirio o en el Náutico, de juntarse con los amigos, de comer una picada, cosas que quizás no pueda vivir en este viaje: en la familia misma están resguardados para que puedan recibirlo sano y él pueda irse sano de este lugar de donde también es Sebastián Palacios, a quien también se le hizo un gran reconocimiento cuando volvió de Boca, son de acá, de Alberdi, semillero de grandes jugadores, y tierra de campeones, de él, nuestro propio campeón de América”.
"Bienvenido Campeón Joaquín. Orgullo Alberdiano". La foto es de Vientos Tucumanos.