AL COMPÁS DEL TAMBORIL

La Murga de La Banda del Camión lleva su fiesta a todas partes

Brahiam Roldán cuenta cómo es salir de la cancha para ir a tocar a un casamiento, una fiesta de 15 o una despedida. Los contratan fanáticos Cirujas y hacen bailar a todos, o a casi todos: "Los de Atlético se quedan sentaditos". Fotos y videos.

12 Abr 2018 - 19:35

La Murga de la Banda del Camión le mete fiesta en todos lados. Foto Facebook.

Ya dieron el sí en el altar, ya les tiraron arroz los invitados, ya me lloró la suegra, ya sirvieron el plato principal, ya fueron los novios mesa por mesa, ya pasaron todos en trajes y en vestidos a la pista de baile, todos reunidos mientras suena el vals más famoso, el Danubio azul de Strauss, "¿Me permite?" de aquí, "¿Me permite?" de allá, todo hermoso hasta acá, pero fiesta, lo que se dice fiesta empieza cuando se abren las puertas del salón principal y entra La Murga de La Banda del Camión o, como dice Brahiam Roldán, "todos los vagos que tocamos en la cancha".

El tema es así: una pareja de recién casados fanáticos de San Martín los contrata y ellos, después del vals en cuestión, le meten fiesta en un show completo de una hora por 3 mil pesos que incluye el color de 10 banderas y 10 paraguas rojos y blancos, 7 bombos, 3 trompetas, 3 trombones, 1 zurdo y 1 redoblante. La plata, aclara, se invierte siempre en la banda: instrumentos, ropa, platos que se rompen, luces para los bombos, lo que haga falta. "Siempre largamos con tres canciones de San Martín que no fallan: Moliendo café, El cumpleaños y Negro José. Ahí se arma", le cuenta Flaysito a eltucumano.com desde su casa en el barrio San Jorge, donde el grupo ensaya los sábados los temas que toca en la cancha y que después trasladan a sus shows en fiestas de casamiento, un 15, bautismos y también cuando un Ciruja se va al cielo y hay que despedirlo como corresponde.

"Lukas y Bruno son los encargado de los bombos, Matusa se ocupa de los repiques y el Zurdo del doble parche, Orán de los redoblantes, los demás bombos son Leandrito, Morciyín, Ángel, Gonzalo y Martín, también en redoblantes Nico y Dieguito, junto a los repiques de Matusa están Franco, Huguito y Tiburón, los zurdos son Chamorro, Lobato y Matías, las trompetas son Axel, Mauricio, Enzo, Lukas, Panqueque, El Rasta, Merkin y Cuchi y los trombones son Claudio, Leandro y yo", detalla Brahiam, que le encontró el gusto a la música hace un año y medio.

"Antes en la cancha, cualquiera tocaba los bombos, los dejaban tirandos. Me empezó a ganar el trombón y aprendí en la orquesta Bernabé Aráoz con el profesor Claudio Molina, que también toca con nosotros en la fiesta. Axel es el profesor de trompeta. Y en los ensayos estamos todos: somos 30 en total en la cancha: 15 de percusión y 15 vientos", cuenta Flaysito, mientras tararea las canciones de San Martín para explicar cómo el sentimiento de la tribuna se traslada a los eventos que cumplen con profesionalismo al palo siempre y cuando no coincidan con los partidos del Santo: "Si la fiesta es en el mismo horario de un partido de San Martín, no vamos".



"Nosotros arrancamos la previa en la plaza nueva donde estaba el triángulo, en la Bolívar al 1800. Después tocamos en el partido y le metemos un ensayo en el entretiempo. Y a la salida del partido nos vamos tocando hasta la plaza", relata. A veces, el aire en los pulmones tiene que aguantar más que nunca como el último sábado después del triunfo ante Agropecuario: "De la cancha nos tuvimos que cambiar y fuimos a un casamiento. No dábamos más". Pero el repertorio, ya con el novio con la corbata en la frente y la novia en andas, siguió a la noche con las versiones de Santurrona, la del 44 de Los del Fuego, Amor clasificado y Beso a beso. 

"Cuando la gente está agradecida después del show, nos arman una mesa. Si tenemos otro show o estamos apurados, nos dan kilos de comida y gaseosas y nos volvemos". Eso sí, un detalle que no pasa desapercibido: en las fiestas donde toca La Banda del Camión, por más fanáticos que sean los novios y las familias, hay invitados que son de Atlético: "Se quedan sentaditos en las mesas, no les queda otra. He visto a los novios cantándoles en la cara las canciones y se las tienen que bancar. Todo en un clima de fiesta, siempre".

Mientras Brahiam reconoce que la versión más difícil para los vientos es Despacito, rápido y furioso sigue andando el famoso camión que les da el nombre y que traslada a la banda. Con la caja cerrada en la parte de atrás, todos los músicos se suben y siguen el camino: "Una vez le caímos a Miguel, el héroe de la inundación en Famaillá, con 20 kilos de carne. Hicimos el show y comimos un tremendo asado como agradecimiento a lo que él había hecho por esa familia que salvó. Después, cuando fue a la cancha, usó la camiseta nuestra", cuenta con el pecho inflado como todos los partidos en la Rondeau: "Hay veces que el aire te juega en contra, pero ya aprendimos respiración y técnicas para tomar aire y que los pulmones aguanten", cierra Flaysito, con aire, entonces, para seguir llevando la fiesta a Lules, Famaillá, Cruz Alta, donde haga falta, donde mande el compromiso. "Este sábado tenemos la boda de oro de mis abuelos. Vamos a hacer la marcha nupcial y después nos vamos adonde sea la fiesta, adonde haya un Ciruja listo para festejar".




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