Los datos fueron publicados en el marco de la campaña “El hambre no tiene final feliz” lanzada por el capítulo argentino de la organización de la ONU que opera a nivel internacional para informar y colaborar con las infancias, particularmente de los sectores más postergados. Video.
Imagen de archivo. Foto de Barrios de Pie.-
Día del Niño, Día de la Niñez, Día de las Infancias. Mientras los tucumanos reniegan y debaten en torno al cambio de nombre de esta fecha que celebra la existencia de los niños y niñas, Unicef advierte que 1,5 millones de chicos se saltean al menos una comida todos los días y un millón de ellos se va a dormir todas las noches sin cenar. Los datos fueron publicados en el marco de la campaña “El hambre no tiene final feliz” lanzada por el capítulo argentino de la organización de la ONU que opera a nivel internacional para informar y colaborar con las infancias, particularmente de los sectores más postergados.
El derecho a la alimentación, la salud y la vivienda de los niños están siendo vulnerados en nuestro país y provincia, así lo muestra el estudio del organismo que revela cifras alarmantes: 10 millones de chicas y chicos en Argentina comen menos carne y lácteos en comparación al año pasado por falta de dinero, en un contexto en el que, además, los ingresos de casi la mitad de los hogares no alcanzan para cubrir gastos básicos de alimentación, salud y educación.
Todo ello al mismo tiempo que el ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello sigue incumpliendo la orden judicial que la obliga a repartir los alimentos que mantiene acopiados en galpones mientras en los comedores populares no cuentan con los recursos para alimentar a todos los que se acercan a pedir ayuda.
Además, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) dirigido por la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló otro dato desolador: el índice de pobreza llegó al 54,9% y la indigencia al 20,3% durante el primer trimestre de 2024. Las fuentes oficiales citadas por Infobae utilizan la base de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) publicada por el INDEC. Dentro de su último informe, el OSDA ya había aseverado quela pobreza alcanzaba al 55,5% y la indigencia al 18,5% del país.
Ahora que los datos oficiales se han revelado, el organismo conducido por Marco Lavagna ratificó su cifra de indigencia, elevándose al 20,3%. Datos por encima del cuarto trimestre de 2023, donde los pobres abarcaban al 45,2% de la población, y la indigencia al 14,6%. Además, los datos son aún más relevantes cuando se los compara con los del primer semestre de 2023, donde los hogares pobres eran del 29,6% (40,1% de las personas) y la indigencia estaba en 6,8% (9,3% de las personas). Lo que muestra un aumento de 14,8% en cuanto a las personas pobres y un 11% para la indigencia en 9 meses,7 de ellos bajo el gobierno de Javier Milei.
Cómo la crisis impacta en la infancia
El deterioro en la calidad de vida se refleja también en otros números. “Una de cada cuatro familias dejo de comprar medicamentos para sus hijos e hijas, y les redujo los controles médicos y odontológicos”, indicó Sebastián Waisgrais, miembro del área de Inclusión Social y Monitoreo de Unicef, en diálogo con Página/12.
Más números dan cuenta de cómo la infancia padece la crisis. Según el mismo informe, “el 9 por ciento de las familias decidieron dar de baja a las prepagas”. Así que ni que hablar de cómo será la situación para los que no tienen obras sociales. Pero a pesar de estas cifras, el tema de cómo la crisis impacta en la vida cotidiana de lxs niñxs “no termina de instalarse en la agenda pública”, lamentó el especialista.
Según Waisgrais, el dato de que 1 millón de niños y niñas va a la cama sin comer da cuenta de “uno de los problemas más sensibles de la actualidad: la inseguridad alimentaria”. Es decir, la imposibilidad de una familia para garantizarse algo que comer todos los días.
El problema de irse a la cama sin cenar grafica la realidad cotidiana que atraviesa la niñez. Pero detrás de cada niño o niña cuyas necesidades básicas son postergadas hay un padre o una madre víctima de las políticas de ajuste, la falta de trabajo, los bajos salarios, la suba de tarifas, la escalada de aumentos por la inflación y devaluación de la moneda nacional.
Otro dato recogido por los investigadores de Unicef da cuenta del deterioro nutricional en la dieta familiar, producto de la constante escalada en el precio de los alimentos. Al menos 10 millones de chicos y chicas comen menos carnes y lácteos porque la plata no alcanza.
Esto tiene un impacto en el crecimiento físico e intelectual de los niños y niñas. La razón por la cual la campaña de Unicef se llama “El hambre no tiene un final feliz” tiene que ver con ello. “La evidencia es contundente, cuando hay problemas de inseguridad alimentaria, hay también dificultades de atención, de aprendizaje, problemas cognitivos y situaciones de estigmatización”, analizó Waisgrais.
“La primera infancia tiene que solucionar esos problemas desde el momento cero porque, si no, cuando queramos hacer algo ya va a ser tarde. En otras palabras: si la riqueza se hereda, la pobreza también pero de una forma mucho más perversa y con formas más graves y difíciles de revertir.”
El especialista destacó que “en este contexto muy difícil de ajuste fiscal, el Gobierno viene priorizando la Asignación Universal por Hijo (AUH)”, que tuvo un incremento interanual del 48 por ciento. “Pero ¿esto alcanza? –se preguntó-. No. Por eso el planteo de Unicef es que los programas sociales se pongan en valor por arriba de la línea de indigencia”. “Si se juntara la Prestación Alimentar con la AUH, el costo sería del 0,03 por ciento del PBI y el ingreso estaría por encima de la indigencia. Es decir que la pobreza en la Argentina es erradicable”, sentenció.
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