tragedia de camboriú

“Me desperté con el golpe, la gente se me vino encima”: a 23 años de la tragedia que marcó a Tucumán para siempre

Un 12 de enero del año 2000 un colectivo que había partido desde la provincia con 54 personas, volcó en una ruta de Brasil dejando un saldo de 39 fallecidos, entre ellos siete menores de edad. El terrible recuerdo en una crónica del accidente.

12 Ene 2023 - 10:50

Así quedó la zona del accidente. Foto archivo La Gaceta.-

Este 12 de enero de 2023, se cumplen 23 años de una de las jornadas más trágicas que vivió Tucumán. Durante la madrugada de ese día, 40 tucumanos perdieron la vida en un accidente de tránsito en la zona brasileña conocida como “Pouzo Redondo”, en lo que se recuerda como “la tragedia de Camboriú”.

El fatal suceso ocurrió a las 4:30 (hora argentina), cuando uno de los cuatro micro de la empresa Gimenez Viajes que tenía como destino la ciudad de Camboriú, volcó en una ruta del estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, dejando el saldo fatal de 41 fallecidos, 39 tucumanos entre los que se encontraban siete menores de edad. Sólo 18 personas sobrevivieron al siniestro

Una crónica del 13 de enero del año 2000 del diario Página 12, contó en detalle lo que pasó minutos antes del impacto y lo que se vivió en Tucumán en las horas posteriores, donde familiares y amigos de las victimas se agolparon en las puertas de la empresa de turismo como también en Casa de Gobierno con el único fin de saber qué cuál había sido el destino de sus seres queridos.


A continuación la crónica completa de Página 12:

Vacaciones al último círculo del infierno


 Noche, niebla, un probable exceso de velocidad y la inestabilidad de un ómnibus de dos pisos. Esa habría sido la combinación fatal que provocó primero el vuelco y luego el choque del micro argentino, con 54 personas a bordo, en una ruta del estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, unos 200 kilómetros antes de llegar al destino, la ciudad balnearia de Camboriú. Las autoridades brasileñas confirmaron que 41 personas murieron, 39 de ellas turistas argentinos. Entre los fallecidos hay 7 menores, uno de ellos una nena de 1 año y dos meses. Del contingente argentino, hubo 18 sobrevivientes. Anoche, los dos aviones Tango de la Presidencia de la Nación partieron hacia Brasil llevando a un grupo de familiares de las víctimas. Algunos de ellos identificarán a sus parientes muertos. Otros recogerán a los heridos, cuyo regreso está previsto para hoy. Otro avión de la Fuerza Aérea brasileña trasladará los cadáveres, por indicación del presidente Fernando Henrique Cardoso.

El accidente se produjo a las 5.30 de Brasil (4.30 de la Argentina) cuando el ómnibus de la empresa Giménez Viajes, proveniente de Tucumán, transitaba por la ruta BR 470, a la altura de Pozo Redondo, donde el camino tiene un recorrido sinuoso, con bajadas y subidas, pues atraviesa una zona de morros y montañas. A esa hora, la mayoría del pasaje estaba durmiendo. Los que pudieron despertarse se hallaron de pronto en medio del desastre: cuerpos tendidos que ya no se movían, algunos mutilados, gritos de dolor y pedidos de auxilio, la parte superior del micro virtualmente desintegrada contra la ladera de un cerro y el resto volcado en medio de la ruta, embestido por un ómnibus de línea brasileño.

El pasaje, en realidad, era parte de un contingente de 160 personas, que se había dividido en cuatro micros: tres de doble piso y un minibús. Habían partido en travesía el domingo a las 9, y en la mañana del lunes ya estaban en Foz de Iguazú. El tour incluía un día de estadía en esa localidad brasileña, con visita a las Cataratas y una noche de hotel. El grupo emprendió el último tramo del viaje el martes a las 14, desde Foz de Iguazú. Los micros partieron en tándem. El protagonista de la tragedia, el interno 18, era el segundo en la fila. Detrás de él venía el minibús.

Había un banco de niebla en el tramo de la ruta donde ocurrió el accidente, según coinciden varios testimonios. Según confirmó a Página/12 el oficial Joao Piñero, de la Policía Rodoviaria (Caminera) de Rio do Sul, el puesto más cercano al lugar de la tragedia, “en ese sector la ruta está señalizada, con una indicación de velocidad máxima de 40 kilómetros por hora”. “Es un tramo peligroso, muy sinuoso, con subidas y bajadas, con mucho tránsito de camiones, y donde se registran muchos accidentes, especialmente en temporada de verano”, precisó el oficial.

El ministro de Transporte de Brasil, Eliseu Padilha, dijo que la carretera estaba “perfectamente señalizada y en buenas condiciones”, a la vez que confirmó que en el momento del accidente había allí un banco de niebla.

Según pudo reconstruir la policía, el micro argentino venía de subir una cuesta y, al girar en una curva cerrada hacia la derecha, perdió estabilidad, volcó, y la parte superior dio contra la ladera de un cerro y se desprendió. El resto de vehículo, fuera de control, se arrastró de costado por el asfalto, ya en bajada, se cruzó de mano y fue embestido por otro ómnibus que subía desde el carril contrario, un micro de pasajeros de circulación local, de la empresa Reunidos. Casi de inmediato, el minibús que venía detrás también chocó al micro, pero el impacto fue menor.

“Me desperté con el golpe, la gente se me vino encima”, relató desde Rio do Sul Mónica Fernández, una de las pasajeras sobrevivientes. “No sé cómo hice pero, en medio de todo, pude encontrar a mi mamá y, juntas, pudimos salir del micro –agregó–. Con nosotros viajaban desde chiquitos de un año hasta gente mayor. Cuando volví a mirar hacia el micro lo vi totalmente destruido, con partes del techo arrancadas. Había mucha gente tirada que no se movía.” Las dos mujeres, con heridas leves, fueron rescatadas por un automovilista. “Me despertaron los gritos –contó Pedro Quintero, de 13 años, otro sobreviviente– y cuando abrí los ojos vi un micro que se venía de frente. Cerré los ojos y sentí un golpe fuerte. Lo abracé a mi hermano (Santiago, de 8 años) y después no recuerdo nada más, porque me desmayé".

El saldo fue demoledor. Según confirmó a Página/12 Giovani Nicoletti, vocero del Instituto Médico Legal de Rio do Sul, donde fueron trasladados todos los cadáveres, “los muertos fueron 41, de los cuales 39 son argentinos y los otros dos brasileños”. “Entre los argentinos hay 32 adultos y 7 menores, uno de ellos una nena de un año y dos meses”, agregó la fuente. Su hermanita melliza logró salvarse, aunque debió ser operada.

El estado de los cuerpos era tal que sólo catorce de los muertos pudieron ser identificados ayer. Uno de ellos, el chofer del micro brasileño. El resto será identificado hoy por sus familiares, que se trasladaron por avión hasta Florianópolis y desde allí recorrerán 200 kilómetros por tierra hasta Rio do Sul.

Los heridos, en tanto, fueron más de 40, 18 de ellos argentinos, distribuidos en cinco hospitales de la zona. Entre ellos está el chofer del micro accidentado, Víctor Jaime, y el dueño de la empresa, Francisco Giménez. Anoche había tres heridos que tampoco habían podido ser identificados.

La policía supone que el ómnibus de la catástrofe venía excedido de velocidad. Pablo Dantur, coordinador del grupo del interno 18, aseguró a este diario que venían a 75 kilómetros por hora. Walter Tales, que cumplía la misma función en el minibús que los venía siguiendo, dio otra versión: “Veníamos a lo normal, 90 kilómetros por hora”.

La cónsul argentina en Florianópolis, Marta Aguirre, quien sobrevoló la zona en helicóptero y visitó a los heridos, no arriesgó hipótesis y prefirió no confirmar datos: “El reconocimiento se va a completar recién cuando vengan los familiares”, confirmó anoche a Página/12.


EL RELATO DE DOS COORDINADORES DEL VIAJE

“Había cuerpos por todos lados”

 “Venía una curva muy cerrada. Cuando terminamos de pasarla, teníamos un micro encima. Sentí un golpe y una explosión. Después no recuerdo más. Cuando me di cuenta, yo estaba tirado arriba del parabrisas, con dolores en el pecho y en las piernas, y alrededor, todos los cuerpos tirados. Fue desastroso.” El relato pertenece a Pablo Dantur, uno de los sobrevivientes de la tragedia ocurrida en la madrugada de ayer en la ruta brasileña. Era, además, el coordinador de la empresa Giménez Viajes, en el fatídico colectivo 18. En el momento del accidente, iba conversando con el conductor.

Dantur es oriundo de Tucumán, y trabaja hace seis años en la organización de viajes a Brasil, con distintas compañías de turismo. Ayer quedó internado en uno de los cinco hospitales a los que fueron trasladados los heridos, junto con una pasajera, Dora Díaz. Desde su habitación en un centro de salud de la ciudad de Curitibanos, 60 kilómetros al sur del lugar del accidente, el coordinador conversó con Página/12. 

“Fue una experiencia muy, muy dolorosa”, describió, todavía shockeado por la catástrofe. Sufrió golpes en el pecho y en las piernas, pero su cuadro no es grave. “Recuerdo muy poco”, agregó. Entre sus recuerdos está la última conversación con el chofer Víctor Hugo Jaime y los bancos de niebla que periódicamente venían cruzando, a medida que avanzaban por la ruta BR 470 rumbo al balneario de Camboriú. “El camino estaba bastante transitado. No íbamos muy rápido; llevábamos una velocidad de 70 a 75 kilómetros por hora. La mayoría de los pasajeros iba durmiendo”, señaló.

El accidente lo sorprendió a las 5.30 hora local. Aún turbado por la emoción violenta vivida pocas horas antes, por la tarde Dantur no tenía clara la secuencia de los hechos. En cambio, Walter Tales, el coordinador de Giménez Viajes que ocupaba el colectivo de la empresa que venía detrás, a unos 2 kilómetros de distancia del que se accidentó, trató de reconstruir los segundos fatales. “Según deduzco, al pasar la curva, que era muy cerrada, el micro 18 volcó. Cayó del costado del chofer y se desprendió el techo. Casi simultáneamente debe haberlo chocado el ómnibus que venía en sentido contrario”, contó a este diario Tales, de 34 años, desde el hotel HM, en Camboriú, adonde debía llegar el micro siniestrado. “Llegamos unos minutos después del accidente. Nos detuvimos a ayudar. Pero no permitimos que los pasajeros bajaran, porque había pedazos de cuerpos por todos lados”, añadió. El primero de los ónmibus, que encabezaba la caravana de Giménez Viajes siguió su ruta sin enterarse inmediatamente del accidente. Los otros dos, continuaron luego hacia el balneario brasileño.

“La 470 es una ruta muy difícil, porque tiene curvas y se va subiendo una cuesta. Pero nuestros choferes la conocen bien porque hace años que la recorren. El que conducía el micro 18 iba a Brasil desde hacía 6 años”, precisó.


LA CIUDAD SE PARALIZO AL CONOCER LAS NOTICIAS

Un largo día de agonía en Tucumán

A las 21.35, cuando los aviones con los familiares de las víctimas partieron hacia Florianópolis, Tucumán continuaba su jornada de agonía. Había empezado a la mañana temprano, cuando los familiares de 160 personas –aún no se sabía cuál de los cuatro micros que salieron el domingo se había accidentado– comenzaron a reunirse ante la empresa Giménez Viajes y Turismo. Desde media mañana fueron recibidos en la Casa de Gobierno provincial, donde un equipo de médicos y psicólogos se hizo cargo de ellos, en un operativo coordinado con la Nación. A la noche, antes de partir a Florianópolis en los aviones presidenciales, conocieron la lista de heridos e intuyeron la de fallecidos.

Desde la mañana la policía tucumana tuvo que cortar el tránsito en Crisóstomo Alvarez al 600, a dos cuadras de la Casa de Gobierno: allí, ante la empresa Giménez Viajes, se agolpaban centenares de desesperados. Dos tercios de ellos pudieron tranquilizarse cuando supieron que sus familiares no viajaban en el coche número 18. Los restantes, desde las diez y media de la mañana, fueron recibidos en la gobernación.

A esa altura, San Miguel de Tucumán estaba prácticamente paralizada. La gente se agolpaba para ver, en los televisores de los bares, la catástrofe. “Todos tenemos un pariente o un conocido con un familiar que viajaba a Camboriú”, comentaba un periodista tucumano.

Al mediodía, ya estaban trazadas las líneas del operativo coordinado entre el gobierno nacional y el provincial. Se dispuso que un equipo de psicólogos acompañara en todo momento a los familiares y se procuró mantenerlos apartados del acoso de medios de difusión. Se les pidió que designaran a un representante por cada familia para hacer el viaje, y se los trasladó al aeropuerto local.

Pasadas las 20 llegaron los aviones presidenciales, y en ellos los coordinadores del operativo: el diputado nacional tucumano Alfredo Neme Scheij, el secretario general de la Presidencia, Jorge de la Rúa, y el titular del Sistema Federal de Emergencias, Juan Carlos Rabbat. Llevaban con ellos la lista de heridos. De la Rúa se encargó de leerla a los familiares, concentrados en el salón VIP. Los pasajeros que no figuraban en esa lista estaban muertos, salvo la remota posibilidad de que se hubieran retirado del lugar por sus propios medios. “¿Usted sabe lo que es no poder decir nada?”, se conmovió después Neme Scheij ante este diario.


“Es un momento de dolor”

“Este es un momento de dolor para todos. Lamentablemente no queda otra cosa que pedir a Dios por el eterno descanso de las víctimas fatales, la recuperación de los heridos y la asistencia a los familiares”, dijo en rueda de prensa el presidente Fernando de la Rúa, quien desde la mañana se reunió con varios ministros y dio instrucciones para que se tomaran las medidas necesarias para asistir a los familiares de las víctimas.

Para ello el Gobierno dispuso, durante la tarde, el envío de los aviones Tango 01 y 02 para que trasladen a familiares al lugar del hecho. También viajaron varios funcionarios, que los asistirán en la realización de los trámites legales para el traslado de los muertos y heridos.

Las naves que despegaron del aeroparque metropolitano tras una escala en Tucumán, donde recogieron a los familiares de las víctimas, partieron rumbo al aeropuerto de Florianópolis. Una vez allí, el viaje continuará por tierra hasta la ciudad de Río do Sul donde se han concentrado parte de los heridos y los cadáveres.

La cónsul argentina en Florianópolis, Marta Arregui, se trasladó al lugar del accidente “para atender lo indispensable en forma inmediata”. La Cancillería habilitó un teléfono de urgencias –el 4819-7887– para facilitar “información oficial” a los familiares de las personas que viajaban en el micro.



¿Cómo fue el accidente?

En 2015, el programa tucumano de TV “Buscando Justicia”, que se emitió por la pantalla de Canal 8, diseñó una animación en 3D donde se muestra el accidente.




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