Ciudad

“Ustedes van derecho al infierno”: la advertencia del doctor Vázquez a las ladronas de plantas

La maña de robar una plantita de un cantero ajeno tiene un alto y un cartel en un consultorio médico de barrio Sur.

20 Mar 2019 - 20:56

Consultorio, cantero y cartel del doctor Vázquez.

El doctor Federico Vázquez, un médico especialista en anatomía patológica, está cansado de que le roben las plantas del cantero que tiene en la vereda de su consultorio, en la calle Chacabuco 587.

Tan cansado está el señor de chaqueta blanca y anteojos rectangulares que ayer tomó una hoja en blanco y un felpón, y con manuscrita legible, intercaladas de letras de carta y molde, escribió el siguiente cartel:


En este centro médico, que está pegadito a la plaza San Martín y frente a la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Vázquez instaló su consultorio médico hace diez años y en ese tiempo, según cuenta después de mirar al cielo con las cejas fruncidas, habrá plantado cien plantas y que las cien fueron robadas.

“Una vez traje seis cactus de Catamarca y los planté ese mismo día: era domingo. Cuando me desperté ya no quedaba ni uno y estaba todo el despelote ese de la tierra desparramada”.

El médico también recuerda la historia de una mujer “que vestía bien” -aclara-, y que, cuando pasó por la par del cantero se agachó a la altura de las escaleras y levató un trapo de piso. “Yo estaba en el negocio del frente tomando un café frente y la vi clarito. Me fui a decirle que eso era mio y que me lo devuelva. Me lo dio y me volví con el trapo en la mano”.

Más allá de su daño personal, Vázquez dice que las personas que roban sus plantas no quieren una ciudad más linda, donde, por ejemplo, se pueda caminar rodeado de plantas y flores. “¿Flores? la van robar antes de que las plante, amigo. Una rosa acá no dura ni una hora”.

Por todo esto y más, Vázquez pensó en tapar con cemento su cantero y ponerle fin a sos quejas.  “A esta gente que roba, porque eso son: ladrones, no les interesa que vivamos mejor, en un lugar más atractivo, más limpio. Confiezo que ya he dejado de entender. Pero bueno, así estamos”.


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