El peronismo tucumano está dividido y en proceso de reestructuración. Una parte aún ve en
Cristina Fernández a una líder capaz de regresar al partido a Casa Rosada, mientras que otro sector que responde al Poder Ejecutivo provincial asume que su ciclo está terminado y pide dar vuelta la página por el bien del espacio político.
El gobernador
Juan Luis Manzur es uno de los que piensan que la ex mandataria nacional ya tuvo su tiempo y uno de los postulantes a sucederla al mando del movimiento nacional que ya la excluyó de la discusión sobre 2019. A pesar de esto,
Beatriz Rojkés de Alperovich, presidenta del Partido
Justicialista tucumano y esposa del ex gobernador
José Alperovich ─actualmente discutido en el PJ─, convocó a la ex mandataria a la provincia a espaldas del mandatario provincial y, durante el acto, llamó a la unidad.
Rojkés de Alperovich presentó a la ex mandataria como la opción para devolver la Casa Rosada al peronismo y llamó al partido a trabajar unidos contra las medidas del gobierno de
Mauricio Macri. "La única manera de enfrentarnos a esta Argentina nueva, a esta Argentina desconocida, a esta Argentina injusta, a esta Argentina que le ha desordenado la vida a los argentinos ─como dice Cristina─, tenemos que estar unidos", enfatizó la titular del
justicialismo local, en presencia de cientos de banderas del
camporismo representado por Unidad Ciudadana y Unidad
Tucumán, pero ninguna del peronismo duro tucumano, ese que responde a
Juan Manzur y
Osvaldo Jaldo y que tilda a
José Alperovich de "traidor".
El viernes, consultado sobre la visita de Cristina a
Tucumán, el gobernador
admitió desconocer por completo su llegada, en medio de los preparativos para viajar a Estados Unidos en misión oficial. "No estoy al tanto. Si ustedes me preguntan a mí, yo lo vuelvo a decir porque es lo que creo: hay ciclos en política, yo creo que ella (Cristina) forma parte de otro partido político, que es el de Unidad Ciudadana. Por eso dijo con mucho respeto, con mucha humildad, pero con mucha firmeza que nosotros formamos parte del peronismo", recalcó.
La ex senadora nacional culminó su discurso con un mensaje que bien podría ser leído entre líneas como el signo más claro de la división que el peronismo no quiere dejar ver, un conjunto de frases que van en contra de las directrices que el conductor actual de la Provincia viene remarcando en todos los medios ─provinciales y nacionales─ por los que ha desfilado desde las últimas PASO:
"No son momentos de divisiones en nuestro movimiento. No son momentos de divisiones en este movimiento. Todos los peronistas vamos a trabajar juntos para volver a ser gobierno".
En el mismo sentido se expresó Cristina, que en el discurso no hizo referencia explícita al desplante de
Manzur, pero sí al distanciamiento con el
kirchnerismo. "Ellos nos quieren discutiendo entre nosotros, conmigo no cuenten para eso. Voy a estar en el mismo lugar que estuve siempre y no me corrí ni un centímetro", adelantó la ex mandataria.
En medio de una batalla por la permanencia en el poder, el
alperovichismo que aún habita en el Partido
Justicialista, y que logró sobrevivir al barrido que el
manzurismo y el
jaldismo hicieron en el gabinete provincial y en la Legislatura, se refugia en Cristina y en una fuerza política que posee 25.000 de las más de 200.000 voluntades que se expresaron en las urnas este año, sin contar los votos
redireccionados misteriosamente al
bussismo y otros sectores. La visita de la ex presidenta dejó entrever las dos esquinas de un
ring que hasta hoy sólo era un secreto a voces.