Desde el alfarismo ironizaron sobre los dichos del concejal de Fuerza Republicana respecto al condicionamiento de la educación en zonas rurales.
Las palabras mal utilizadas en plena campaña política pueden originar severos dolores de cabeza a los candidatos, al punto tal de modificar sustancialmente el resultado de una elección. Un "cisne negro", al decir del ensayista y matemático Nassim Taleb, o un "cajón de Herminio" (por Herminio Iglesias), son acontecimientos que ocurren de manera inesperada y que pueden modificar el curso natural de los acontecimientos. Así lo expresó a través de su cuenta de Twitter el subsecretario de Comunicación municipal, Juan Pablo Durán. Según deslizó el vocero del intendente Germán Alfaro, la gaffe cometida por el hijo del difunto represor Antonio Domingo Bussi podría costarle caro en los comicios de octubre y ver reducido su caudal de votos alcanzado en las PASO.
"Me parece que algún candidato de la extrema derecha tucumana ha encontrado su propio cajón de Herminio para octubre #PorHacerUnadeMás", tuiteo Durán aunque sin nombrar a Ricardo Bussi.
El vocero municipal se referió de ese modo al exabrupto del concejal capitalino durante un ciclo de charlas, organizado por la Universidad Santo Tomás de Aquino, en la que opinó que se debe especializar la educación para asegurar la inserción laboral del estudiante según su realidad geopolítica. "¿Para qué quiere una chica de La Cocha saber matemáticas, si ella va a trabajar la tierra?", fue la frase que encendió la polémica que alcanzó estado nacional.
La respuesta del concejal de Fuerza Republicana no tardó en llegar. "Hablando de todo un poco: ¿cómo votó Beatriz Avila la designación de Calvo al frente de la SAT? Siempre quise preguntarle eso a Alfaro ...", ironizó Bussi.
El cruce tuitero continuó. "Y sólo los profetas pueden adivinar el futuro. ¿Quién se iba a imaginar que la SAT se iba a transformar en una vergüenza para los tucumanos? ¿Acaso la gente que votó a su padre iba a saber que ocultaba cuentas en Suiza? El futuro es impredecible", retrucó Durán. Bussi, ofuscado, le respondió con un insulto: "¡Lávate la boca antes de hablar de mi padre!"
El cajón de Herminio
Corría el día 28 del mes de octubre de 1983. Se avecinaban las elecciones presidenciales que pondrían fin a siete años de dictadura militar. El radical Ricardo Alfonsín había cerrado su campaña dos días antes. Ítalo Argentino Luder-Deolindo Bittel, candidato por el peronismo ─quien había sabido ocupar el lugar de María Estela Martínez de Perón entre septiembre y octubre de 1975─, había logrado congregar a millones de personas en el Obelisco para el cierre de campaña en el que estuvo acompañado en el palco por los dirigentes sindicales Lorenzo Miguel y Herminio Iglesias. Todo parecía indicar que el triunfo sería peronista.
Iglesias fue uno de los más aplaudidos durante el acto, por su verborragia dirigida al radicalismo. Durante la campaña había llegado a calificar a Alfonsín como "gusano" y "aprendiz de Hitler". Al finalizar su alocución en el acto de cierre, uno grupo de personas le acercó un cajón fúnebre con los colores y siglas del radicalismo, que encendió con una corona en llamas.
Este exabrupto, según los analistas de la época, le habría costado la elección al peronismo. Demasiada muerte y violencia había habido en la Argentina para semejante gesto. Muchos apuntaron a Herminio Iglesias como el gran responsable de la derrota que transformó a Alfonsín en el primer Presidente democrático tras la dictadura.