De la pelopincho a la pileta de hormigón: opciones contra la calor en Tucumán

Sin bombuchas por el cierre ─producto de la crisis─ de la fábrica que las producía, sin juguitos Taclín ni Cootam, y con el precio de la cerveza y el fernet por las nubes; parece ser que el agua es la única salvación. Y mucha, por favor, como para sumergirse. Las piletas serán clave en esta primavera con aspiraciones de verano. Antes de cumplirse la primera quincena de octubre, las temperaturas en Tucumán ya rozan 40 °C, casi sin esfuerzo.

En la provincia son variadas las opciones a la hora de pensar en la instalación de una pileta. De la pelopincho a la de hormigón, pasando por las inflables autoportantes y las de fibra de vidrio; todo depende de la profundidad de la billetera o el largo del margen de la tarjeta de crédito.

En término de precios, podemos decir que la alternativas arrancan en $6.000 y terminan en $275.000.

La siempre confiable pelopincho sigue vigente. Fácil de instalar, simple de desarmar y con la virtud exclusiva de poder ser emplazada en distintos lugares sin mayores complicaciones.

Los precios para este tipo de piletas arrancan en $6.100, cifra correspondiente a una de 2,7 metros de largo por 1,6 de ancho, con capacidad para 2.800 litros de agua. En su variante más larga y ancha (4,45 x 2,25 metros), el costo asciende a más de $13.000.

El mantenimiento del agua de las piletas no dista demasiado al de una de grandes magnitudes. Cloro dos veces por semana o una boya flotante con pastillas.

La gran desventaja de la pelopincho es la facilidad para sabotearla. Una espina del jardín o cualquier objeto filoso puede dejar a la familia sin la refrescancia necesaria para pasar el verano. Y hay que pasarlo como sea. Por suerte para la señora y el señor, existe un kit de reparación a poco más de $700.

La evolución de las pelopinchos, un paso intermedio a las piletas de fibra de vidrio. Quien las posee, no se avergüenza de decirlo ni de mostrar fotos sumergido hasta el cuello en las redes sociales. Además de ser inflables, vienen con bomba de filtrado incluida para mantener el agua limpia en todo momento, sin tener que recurrir a servicios de limpieza adicional.

Los precios oscilan entre $12.000 y $17.000.  La versión estándar mide 457 centímetros de diámetro y 91 centímetros de profundidad, con una capacidad de casi 11.000 litros de agua.

Tiene las mismas contras que una pelopincho; es muy fácil de arruinar. Pero su tamaño y el precio valen el riesgo. El dueño de una inflable portable sabe que vive al límite.

Es la opción más elegida entre los tucumanos. Parecen de hormigón, pero es mucho más económica. Viene en diversas formas y con la posibilidad de agregar un solárium, espacio destinado a la reposera.

Se trata de una alternativa mucho más costosa. El precio de una pileta de tamaño estándar (6,30m de largo x 3,10m ancho x1,10 a 1,35m de profundidad) arranca en $185.000 e incluye la mano de obra, el flete y la garantía de mínimo cinco años. Su instalación demanda de dos a tres días.

El mantenimiento del agua es fundamental en este tipo de piletas. Dos veces por semana es necesaria la aplicación de productos químicos. Una empresa dedicada a la tarea cobra, por visita, alrededor de $200.

La gran desventaja: todos los años hay que pintarla. El servicio más económico ronda los $1.800.

La creme de la creme. Es la alternativa más costosa de todas, pero su garantía es de por vida. Casi no presenta puntos flojos. Sólida por dónde se la mire, como si hicieran falta más aclaraciones.

La versión más económica (7 metros de largo x 4 metros de ancho) cuesta $275.000. Un filtro adicional para que el agua se mantenga siempre limpia demanda $75.000 adicionales. Y la iluminación, otros $23.000. Su instalación demora entre tres y cuatro semanas.

Quizás la única desventaja de este tipo de piletas sea la de tener que pintarla todos los años.