Miralo, mirate: vuelve el tucumano tevé, por Telefé Tucumán

Una anciana de Alberdi escribió, con lapicera azul, la receta del pastel de novia en la hoja de un cuaderno. Cuando su hija cocina el postre tucumano, mira el papel. Quizás para revivir su herencia. Quizás para entenderla de nuevo, distinta, con otro sabor; una pizca más de esto, otra menos de esto otro.

Entonces, en las palabras que escribió la señora nos enseña también el valor del registro: conocemos nuestro pasado y, al saberlo, aprendemos lo nuevo, lo que podemos ser a partir de lo que hemos sido. Porque cuando conocemos algo, cambiamos.  

Y no sólo ocurre con las historias de tiempos atrás: ¿quiénes son y qué piensan de la vida las personas que tenemos frente a nuestros ojos, que corren por el Parque Avellaneda, por ejemplo? Las vemos todos los días, pero que nada sabemos de ellas.

Cuando nos acercamos, empezamos a entendernos. Empezamos a querernos, empezamos a mirarnos. Cuando rompemos la distancia de lo extraño, Tucumán se vuelve más unido, más nutrido. Se fortalece: porque si algo tiene el saber nuestras historias (de las de antes, de las de ahora) es que nos hacen crecer más sanos. La distancia es hermana de los prejuicios. La cercanía, de la compresión. Un pueblo que se comprenda es también un pueblo más libre.

En un aporte para entender quiénes somos los tucumanos y quiénes son las tucumanas, el sábado a las 20.30, en la pantalla de Canal 8, que ahora se llama Telefé Tucumán, empieza la segunda temporada de nuestro programa, el tucumano tevé.

Historias tras historia, video tras video, en una tarea que se vuelve infinita con cada nuevo nacimiento en la provincia, pretendemos contar la vida de quienes nos rodean: lo que nos alegra, lo que nos duele, lo que nos cuesta, lo que nos relaja, lo que nos hace brindar, lo que nos hace reir; ahí donde habilita el tucumano, en la tucumanidad.

Ayer bailó Metrópolis y hoy la ciudad huele a azahares. En la galería comercial, el señor que vende cubanitos parece pintado. El cañaveral es el paño de un artista, nuestros amputados arman un equipo de fútbol y, en Lima, medalla de oro para una tucumana que juega a la paleta. Por los barrios, nuestros vecinos. Un changuito del Técnico sube el cierre de su overol y, más allá, un hombre llega a una escuela, en su carrito que carga libros: una biblioteca móvil. Y entonces, otra vez, la señora que cocina pastel de novia, relee la receta de su mamá, que quizás es también la de muchos nosotros.  

Y ahí esperamos que te mires.