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Alegrías y tristezas del niño de la nevada histórica en Tafí Viejo

HISTORIAS DE ACÁ

El 16 de julio de 2010 las cámaras de televisión llegaron hasta el barrio Próspero Mena para retratar la emoción de grandes y chicos ante el manto blanco de nieve que sorprendió a miles de tucumanos. "Llueve como nieve", dijo el chico de 12 años. Hoy revela todo lo que vivió a raíz de esa nota. VIDEO





“No es Tafí del Valle ni Amaicha del Valle. Si la cámara me acompaña verá que estamos en la entrada al dique El Cadillal. Así luce hoy la villa más importante del verano tucumano”, comenzaba el informe del histórico 16 de julio del 2010 por canal 8 a cargo de Luis Medina, el movilero que agitaba los brazos como un chico mientras no paraba de caer nieve en Tucumán.

Mientras abuelos y adultos no ocultaban su emoción, el manto blanco de nieve se desplegaba por Las Talitas, Villa Carmela, San Pablo, El Manantial y Horco Molle hasta meterse en el corazón del barrio Próspero Mena, Tafí Viejo. Ahí, en sus calles, la emoción de los grandes contagiaba a los más chicos y sobre todo a uno, a Néstor Ruiz, quien hoy en diálogo con eltucumano.com recuerda aquella mañana y la entrevista que lo hizo famoso, una fama que derivó en alegrías y también en tristezas: “Sí, me hice famoso, me abrió muchas puertas, pero también sufrí muchas burlas”.

La historia de aquella mañana empezó cuando el móvil llegó a las calles del Próspero, donde desde hace un rato largo los niños armaban bolas de nieve y se las arrojaban como sólo habían visto en las películas: “Me acuerdo que hacía mucho frío. Yo tenía unos 12 años y como cualquier niño quería seguir en la cama un ratito más. Hasta que mi mamá me avisó que afuera estaba nevando. Cuando me desperté, vi todo blanco, era una cosa linda, bella, hermosa. Fue la primera y única vez que vi la nieve. Jugué con mis hermanas, con mis amigos, hicimos muñecos. El manto blanco tenía un grosor de tres centímetros y duró todo el día. No hacía falta ir a Tafí del Valle ni a ninguna parte: la nieve estaba ahí, pero al día siguiente se fue yendo”.

Luego de la pregunta de Luis Medina en el informe a una señora de 63 años y la respuesta con la sonrisa ante el espectáculo compartida con los nietos, Néstor Ruiz abre grande sus ojos de 12 años y le responde: “Hace mucho tiempo que no vemos una nieve así en barrio Próspero Mena. Es hermoso cómo llueve como nieve”. La edad, la inocencia, la emoción, el nerviosismo ante las cámaras de televisión hicieron que la frase “llueve como nieve” quedara en la memoria de los tucumanos, muchas veces reconociéndolo por las calles, pero también otras tantas señalándolo. Lo cuenta el propio Néstor.  

“Cuando salía a bailar, me reconocían todos. Me hizo muy conocido el video en todo Tucumán. Me pusieron Chómpiras mis amistades porque en ese tiempo me decían que era un calco de Roberto Gómez Bolaños. Claro que veía El Chavo cuando era chico. Tuve una infancia linda, pero como toda criatura inocente hay muchas cosas que no entendía o no me cuadraban. Ahí fue cuando empezaron a hacerme burla por cómo hablaba. La gente lo tomaba como burla a lo que yo había dicho. Me decían: ‘Sos un mudo’. Nunca entendí esa maldad. Es feo. Yo pasé momentos feos”.

El bullying que sufrió Néstor lo acompañó hasta hace poco tiempo en su trabajo: “Hará dos años atrás se enteraron del video. Sí, es verdad, es lindo que te reconozcan, y había gente que lo tomaba bien, me sacaban fotos, en las kermeses de Tafí Viejo la pasaba genial, hasta autógrafos firmaba. Pero también estaba la otra parte, como en un trabajo cuando se me reían, les explicaba que me ponía nervioso y hasta me agarraba a pelear a veces. Mi propia madre lo padeció: como toda madre te va a defender a muerte, ha llegado a escuchar a un vecino que me dijera: ‘Vos sos un analfabeto’. Yo le pedía que ella no renegara: ‘Tomalo como una broma, mamá’, le decía. Y ella me avisaba que quería poner una denuncia por bullying y yo le respondía: ‘A medio millón de personas que viven en Tucumán tendrías que denunciar por bullying”.

Néstor Ruiz hoy, protagonista de una historia ejemplar.-


El menor de nueve hermanos, Néstor Ruiz convivió con todo lo relatado, pero nunca se dio por vencido y salió adelante: estudió y luego trabajó con muchísimo esfuerzo y sacrificio, poniéndole el pecho a la situación como lo hace ahora, enfrentando la crisis que tantos viven: “Hasta he llegado a vender pan en la calle. Una vez me reconocieron por el video y me hicieron hacer pasar a la casa sin saber en realidad cómo soy: me compraron una cantidad tan grande de pan que les pregunté qué iban a hacer con tanto: me compraron cinco bollos, panes de anís, empanadillas y recuerdo que ese día me han invitado una taza de té. Yo tenía mi propio bollo, pero no me dejaban tocarlo, me convidaron del suyo. Son las cosas lindas, la otra cara de lo que estamos hablando”.

Aquella mañana histórica de nieve en Tucumán vuelve de muchas maneras a la vida de Néstor: “Hoy tenés que laburar de lunes a sábado y a veces los domingos, todos los días, para que te alcance. La cabeza tiene que estar pensando en la semana siguiente, qué comer, cuánto necesitás para comer. Hasta para tomar una gaseosa gastás 100 pesos como si nada. Para ir a visitar a mi mamá tengo que cargar 400 pesos de nafta. Me acuerdo que en esa época del video con 50 centavos te daban una bolsada de caramelos masticables, ahora ni un chicle te dan. Es increíble cada vez que con mi señora estamos viendo las noticias cómo sube el dólar, cómo sube toda la mercadería, no te alcanza para nada el peso”.

Y así como violencia es mentir, prometer sin cumplir, hambrear, violencia también es caminar por las calles de Tafí y sentir que la gente te señala, murmulla, susurra y se ríe. Ante el odio, Néstor tiene un mensaje, un consejo: “Si alguien lee esto, le doy un consejo cuando le hagan burlas: que lo tomen como una broma porque si reacciona mal lo van a agredir. Hay mucho bullying en las calles. Por otro lado mi consejo a la gente es que no sea burlista, que sea más compañero con la gente. Si vos no sabés escribir, yo te voy a enseñar, te agarro la mano, tiremos los dos para adelante para que esa persona no se sienta mal si no sabe hablar, escribir o leer"

Y agrega: "Si alguien no sabe hablar, no sabe expresarse y viene alguien a hacerse el pícaro, a hacerse el canchero, sé cómo defenderme. Ya no me pongo nervioso, salí adelante, aprendí a hablar, pero otra gente no tiene la posibilidad de gente que la ayude. Si conocen gente con maldad, no adelantan: retroceden. Se sienten solos, aislados. Yo me siento muy agradecido por la madre que me ha tocado. Ella misma era la primera en decirme: ‘Así no se habla, tenés que dirigirte con buenas palabras’. Al otro no hay que hacerle daño, hay que apoyarlo”.

De trabajo actualmente en Santiago del Estero, estudiando posibilidades de progresar en otros lugares, Néstor Ruiz termina este diálogo con un suspiro después de su reflexión y de su consejo. Toma aire, hace una última pausa y siga donde siga su camino, sabe que hay un lugar adonde siempre querrá volver cada vez que sea posible. “Tafí Viejo es mi ciudad, el Próspero es mi casa, es donde me he criado, donde he tenido mi infancia, donde he tenido mis primeras amistades, mis primeros errores y mis primeros aciertos, mis primeras caídas y mis primeras levantadas”, cierra el protagonista que todo lo vivió por primera vez ahí, todo lo relatado, con sol, con lluvia, y hasta con un hermoso e inolvidable día colmado de nieve.