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El órgano de tubos más antiguo del país volvió a sonar en Tucumán

QUÉ BELLEZA

Construido en 1853, es el órgano en funcionamiento más antiguo del país. El jueves por la noche regresó a la vida luego de un largo y costoso proceso de restauración. El maestro Roberto Buffo dio un concierto gratuito y Bach vibró en el aire. El próximo objetivo es que el de la iglesia de San Roque también suene de nuevo.

El órgano, listo para sonar bajo la partitura de Bach.





El jueves, apenas pasadas las 21.15, el órgano de tubos de la Catedral recuperó su respiración, potente y brillante. El maestro Roberto Buffo, director de la Orquesta Sinfónica de la UNT, interpretó piezas de Johann Sebastian Bach en la reinauguración del instrumento, que atravesó un extenso y costoso proceso de restauración. 

Pablo Paverini, organista y director del coro de la Catedral, fue uno de los impulsores de la campaña que se realizó para reunir los fondos para la restauración, que implicó la compra de repuestos en Europa y la contratación de expertos de Buenos Aires para el cambio de las pieza y la afinación.

Paverini es el tucumano que más conoce ese órgano. "Es un instrumento del año 1853, originalmente traído de Francia", indicó. Luego, se lo amplió y en la actualidad cuenta con 1200 tubos que van del tamaño de una lapicera hasta los 4 o 5 metros de alto.  Tanto lo conoce Paverini que, por ejemplo, sabe que tiene un disparo de bala de una revuelta que se armó a fines del siglo XIX. 



Además, este gigante tiene una particularidad. "Este instrumento es el segundo más antiguo del país y el más antiguo en funcionamiento". Pero que vuelva a respirar no fue fácil. Este instrumento de viento se rompió un día cercano a la Navidad de 2017. "Entonces nos pusimos en campaña con el padre Marcelo para el presupuesto del arreglo y para conseguir los fondos para su recuperación", recordó Paverini. 

Para juntar los Euros, acudieron a diferentes sectores. El Ente de Cultura gestionó dinero ante la Provincia, algunas empresas también aportaron, y el resto lo pusieron los fieles que querían escuchar nuevamente la música del órgano. Con el dinero reunido, mandaron a traer todo lo necesario para la restauración desde Alemania. Fueron, detalló el organista, cuatro cajones con los repuestos, que hoy como hace 160 años se fabrican artesanalmente. Ese trabajo llevó unos 6 o 7 meses. 

Luego, vinieron desde Buenos Aires tres técnicos, especialistas en la restauración de órganos, y repararon todas las válvulas, cambiaron juntas, ajustaron mecanismos, afinaron y le permitieron recuperar su sonido. Quedaría una tercera etapa. Todo lo que se ha hecho se tiene que asentar y  
tienen que volver para el ajuste final", explicó Pablo. 

Lo importante, es que ya se puede tocar nuevamente. "Estoy redescubriendo muchas cosas que por ahí no funcionaban. Suena distinto, es más nitido, había notas que no funcionbaban y están funcionando ahora", comentó admirado el músico. "Los organistas nos damos maña y con lo poco que suena lo hacemos sonar lo mejopr posible, entonces por ahí la gente no nota que está necesitando una restauración", reflexionó.

Apenas terminada la restauración del órgano de la Catedral, Pablo adelantó que todavía hay algo pendiente.  "Hay cinco instrumentos acá en Tucumán, de los cuales el único que no está en funcionamiento es el de San Roque", señaló. Por eso, están buscando los medios para recuperarlo. "Es un hermoso instrumento. Ningún órgano es igual a otro, primero porque son confeccionados artesanalmente y ninguno tiene los mismos sonidos, son prácticamente únicos", argumentó sobre los motivos para gestionar la restauración. Según sus cálculos, esos teclados llevan ya más de 60 años sin dar música. "Estamos en la coordinación con el padre Domingo, párroco de San Roque", agregó.  


El maestro Buffo se dio el gusto

El maestro Roberto Buffo, director de la Orquesta de la UNT, brindó un conciento en la noche del jueves a modo de reinauguración del órgano de vientos de la Catedral. Presentó un repertorio compuesto por obras de Bach. El público se ubicó como si fuese a una misa, en los mismos bancos desde donde se escuchan las liturgias. Sin embargo, la atención no estuvo puesta en el altar.



"Es magnífico, es impresionante, es un instrumento que hay que mantenerlo, cuidarlo", remarcó. Buffo también explicó que es tremendamente complejo. "A cada órgano hay que conocerlo individualmente y cada uno es diferente", agregó en coincidencia con Paverini.

El concierto de la Catedral, pese a la candidad de conciertos que dio, fue diferente para Buffo. "Yo estaba muy emocionado, toda la vida he querido tocar el órgano y nunca he tenido tiempo de estudiarlo en profundidad", compartió. Por eso, debió prepararse para el espectáculo que regaló el jueves. 

Además,  compartió la idea que le da vueltas en la cabeza por estos días: "Tengo que darme tiempo de ir por lo menos una vez a la semana y practicar con los pedales sobre todo. Después de que uno maneja la pedalera, el desafío está en coordinar los pedales con los dos teclados. Hay órganos que tienen cinco, seis... La cantidad de combinaciones tímbricas son infinitas", prosiguió. Aparte de la música litúrgica, hay otras composiciones que se lucen especialmente en los órganos de viento, como, por ejemplo, algunas piezas románticas francesas.



El órgano maravilla al maestro Buffo, quien consideró que se le podría dar más importancia dentro de la cultura. Para eso, ejemplifica con las experiencias de otros lugares. "Esa circunstancia de hacer conciertos de 40 minutos después de la misa es normal en Europa, se hace mucho", comparó el maestro, que en la noche del jueves saldó la deuda pendiente de tocar el órgano de la Catedral en un concierto gratuito. Por supuesto, terminó con una ovación.