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Pensó que no volvería a caminar y hoy es la diosa tucumana de la cumbia

Historias de acá

Cuando tenía 18 años Natalia Salomé Gerónimo sufrió un terrible accidente en el que murieron su cuñado y la hija que llevaba en el vientre. En ese momento, tuvo una visión de Jesucristo y una misión: cantar para hacer feliz a la gente. Ahora la rompe en los escenarios de todo el país ¿Será la sucesora de Gladys?





Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que alguien sabe para siempre quién es. Esas palabras de Jorge Luis Borges describen a la perfección aquella tarde de hace 21 años en la que Natalia Salomé Gerónimo se enfrentó a la encrucijada fatídica de su vida. En el Barrio San Martín, en un cruce de calles, la moto en la viajaban Natalia y su cuñado Sergio Daniel Toscano fue embestida por un colectivo de la línea Nueve. Las ruedas del vehículo les pasaron por encima y ambos terminaron muy graves. En el hospital, su cuñado no soportó la operación y murió. Ella, recibió la peor noticia: había perdido a la niña que llevaba en su vientre, Karen Abigail. El diagnóstico de los médicos tampoco fue alentador: de sobrevivir, no iba a volver a caminar. Mirando hacia atrás, parece mentira que esa Natalia sea hoy “La Diosa Salomé”, la cantante tucumana que deslumbra en los escenarios de todo el país. La diosa de la cumbia nació ahí, en ese mismo instante donde casi muere Natalia.  

En el medio del caos, los gritos y la sangre, hubo un resplandor y todo se aclaró. Tirada en el pavimento, Natalia tuvo una revelación: Era Jesucristo quien se había hecho presente para decirle que se aferre a la vida, que le esperaba una misión acá en la tierra y que esa misión era la de hacer feliz a la gente. A ese momento “La Diosa Salomé” lo asocia  a este presente artístico en el que avizora un futuro prodigioso. Lo cuenta entre lágrimas con la voz emocionada: “No tendría que estar contando esta historia”.

Natalia Salomé nació y se crió en San Isidro de Lules, en una familia humilde del Barrio 25 de mayo, a la vuelta de la plazoleta donde cantó de niña sus primeras canciones, de pie sobre los bancos como improvisado escenario. Desde entonces hasta hace tres años, cuando comenzó con su carrera de cantante, Natalia ha vendido en las calles limones, alfajores, empanadillas y tamales. Ha sido peluquera, modelo y promotora. Ha atendido una verdulería, un almacén y un gimnasio. “No me imaginaba yo a esta altura de mi vida poder concretar este sueño. Me habían dicho que iba a quedar cuadripléjica  y pasé de no poder caminar a verme arriba de un escenario. Desde el momento en que tuve la visión de Jesucristo sentí que tenía una misión con la música”, cuenta con voz quebrada.

Tras el accidente, “La Naty”, como la conocían entonces en Lules, estuvo casi un año postrada, con un cuello ortopédico, un brazo quebrado y la cadera que le había quedado destrozada por las ruedas del colectivo. Pero logró reponerse. Hizo sus primeras armas en la música cantando folclore en las guitarreadas improvisadas y como invitada a actos escolares. Hasta que un primo la descubrió y la invitó a formar parte de su banda de cumbia. Sin ensayar, se presentaron en dos shows privados y Natalia ganó su primer caché en la música: 200 pesos.

Esbelta, voluptuosa, de curvas imponentes, a Natalia ya la llamaban “La diosa”, pero fue su sobrino Matías quien terminó de ponerle su actual nombre artístico: "¿Por qué no decís que sos La Diosa Salomé? Está piola ese nombre". Y así quedó. Desde hace tres años, “La diosa Salomé” ha ido ganándose su lugar en el mundo de la música tropical. Las giras la han llevado a recorrer las distintas provincias del país. Incluso llegó al escenario de Pasión de sábado, el programa televisivo que es la meca nacional de la cumbia.


“Lo mío es cumbia movida, bastante alegre. No es guaracha, pero es algo rápido. Es un estilo propio, ya le vamos a poner nombre… Lo que yo quiero es llevar alegría a la gente en cada show”, cuenta Salomé algo congestionada porque ayer tomó frío a la salida del boliche Qué época, donde actuó anoche. Según cuenta, varios le han dicho que pinta para ser la sucesora de Gladys “La Bomba”, una de sus grandes referentes, pero ella no termina de creerlo, aunque, confiesa, le gustaría: “Todas las artistas cuando comienzan aspiran a ser como ella. No siento que le quito el lugar a nadie, ella tiene mucha trayectoria, es muy respetada. A mí no me hace falta colgarme del saco de nadie, Gladys tiene muy bien puesto el cartel de número uno”.

Con el éxito, llegaron también algunas internas dentro del ambiente cumbiero tucumano. La primera de esas disputas fue con otra de las aspirantes al trono de Gladys, una cantante de la que prefirió no dar el nombre. “Con ella hubo algo raro. Yo volvía de una gira por Buenos Aires y acá me encuentro con esta chica en el estudio de Norte TV. Ella me pregunta altaneramente quién era yo. Mi estilo es otro, yo soy así, a lo criollo, y nunca tuve un sí y ni un no con nadie. Ese día canté la canción La Roba Marido, no sabía que ella la estaba haciendo. Desde entonces esa chica tiene cierto recelo de mí y dice que yo le robé su tema, pero ese es un cover de una cantante mexicana. Yo no tengo ningún problema, pero ella pasa, me mira y no me saluda”.

Cada vez que se sube a un escenario, Salomé se siente como Súper Hijitus, el personaje animado de Manuel García Ferré que entraba en un sombrero y salía convertido en superhéroe: “Me transformo… cómo te puedo explicar. No sé si cantaré bello, pero lo que hago lo hago con mucho amor, me sale adentro. Pongo toda mi voz, mi cuerpo y mi pasión en cada show”.

De la tragedia y la intervención divina a este momento de esplendor artístico, la vida de Natalia Salomé Gerónimo va trazando una parábola que todavía parece no haber llegado a su techo. La Diosa no se conforma, sueña con salir del país para cantar en escenarios internacionales. Pero no quiere que las luces del estrellato la desvíen de su misión: “Quiero que mi público sepa que, detrás de esa persona de botas y sombrero que sube al escenario, hay una persona de gran corazón”. 

Mirá su videoclip: