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Con sus propias manos y mucha madera fabricó la casa de sus sueños

HISTORIAS DE ACÁ

Sin conocimientos de carpintería, pero con tesón y una pequeña máquina para cortar madera, Gustavo Hernando construyó su lugar en el mundo. Ahora, es uno de los rincones que atrae a los 'instagramers' en el Casco Viejo de Yerba Buena.

La casa que construyó Gustavo es un rincón mágico de Yerba Buena. Foto de Fede Valdez.





Una pintoresca “casita” de madera rodeada de árboles y arbustos llama la atención de quienes circulan por el Casco Viejo de Yerba Buena: ¿Está habitada? ¿Puedo conocerla por dentro? ¿Estará a la venta?, son algunas de las preguntas que se hace la gente que transita por la intersección de las calles Güemes e Ituzaingó.

El año 1995 llegaba a su fin cuando Gustavo Hernando decidió viajar a Bolivia y volver en el día con el único objeto de comprar una máquina manual para cortar madera. Esta herramienta le permitiría comenzar a construir la casa de sus sueños, en la que hoy vive junto a su esposa. “Con esa maquinita de mano para cortar me las arreglé al principio...¡tanto la usé que se fundió!”, recuerda. “Compré por catálogo los planos de esta casa a Estados Unidos y me lo enviaron por correo. Esperé dos meses a que llegue el paquete. Era enorme, con muchísimos rollos de papeles. Adentro había un manual de construcción que tenía indicaciones de cortes y vistas aclaratorias. Es un sistema con el que más se construye en el mundo”, relata a eltucumano.com.
 

Todo comenzó en la adolescencia, cuando viajó como estudiante de intercambio a Estados Unidos y vivió un año completo allí. “Las casas de madera a mí me parecían lo más lindo, esas casas viejas, victorianas, muy románticas. El olor a la madera me había impresionado mucho. Y yo quería hacer mi propia casa de madera para vivir algún día”, confiesa. 

En su estadía en el estado de Michigan, tuvo la oportunidad de conocer a un hombre que trabajaba en la construcción de este tipo de casas. Los sábados lo acompañaba a las obras en construcción y a veces lo dejaban colaborar. Allí, destaca Gustavo, fue donde adquirió la “experiencia visual” que lo condujo en su proyecto.

Guiando a sus ayudantes con las modificaciones de los planos comprados, todo comenzó a tomar forma. En esa época trabajaba en la administración pública por la mañana y durante la tarde, a partir de las 14, se ponía manos a la obra. “Habíamos arreglado un sistema de turnos para trabajar por la tarde. Después del trabajo volvía para seguir construyendo, subido a los techos, dándole al martillo", cuenta con satisfacción. A partir de esta hazaña, comenzó a aprender el oficio de la carpintería del cual vive en la actualidad a pesar de su título universitario de Contador Público Nacional.

A excepción del sótano, la casa está hecha completamente de madera de pino resinoso amarillo “Elliotis” que, según explica el propietario de la vivienda,  “es la madera más común, la que usan los albañiles para hacer las casillas prefabricadas y con la que se hacen los cajones de manzanas". Los materiales especialmente tratados para prevenir el deterioro de la madera no se conseguían al momento de la construcción. “Se lo suplió como se pudo y despues hubo problemas de humedad en una galería que está hacia el sur, bastante deteriorada, pero hoy se puede reparar fácilmente. A ese mismo pino, hay empresas le hacen un tratamiento químico a nivel industrial. La deja a la madera inerte a cualquier agente biológico que la pueda deteriorar", explica.


En este sentido, hace hincapié en que hoy en día existe una variedad de materiales aptos para construir en lugares húmedos como Tucumán. Por este motivo, promueve la construcción de casas de madera en la provincia ya que, según su experiencia, "son altamente recomendables". “Es muy fresca en verano y cálida en el invierno porque al tener una corriente de aire que circula por el sótano, la acondiciona muy bien. Hay una resistencia cultural para construir en madera porque se cree que es precario, pero si están bien montadas, son muy resistentes", remarca.

La casa no fue lo único que creó Gustavo. También plantó cada árbol y cada planta que hoy rodea su hogar. “Cuando empecé a hacer esta casa no había nada en el terreno. Estaba pelada esta zona. Tengo el 'metejón' con las plantas también, así que he puesto semillas y han crecido árboles”, relata. Si bien la comenzó a construir en diciembre de 1995, se desató una temporada lluviosa como hacía años no azotaba a Tucumán y tuvieron que hacer una pausa. En abril del 96 ya estaba la mayor parte levantada, con el techo colocado y por cuestiones presupuestarias se terminó de edificar en 1997.

Si bien es muy complicado trasladar los precios de la construcción en ese año con la inflación actual, Gustavo calcula que pudo haber gastado alrededor de 70 mil dólares en ese momento, teniendo en cuenta que se trataba de épocas del "uno a uno". “El pie de madera costaba 45 centavos, hoy cuenta 35 pesos. Eran 17 mil pies de madera que insumió la parte más importante de la estructura”.

La curiosidad y fascinación que este rincón despierta en los transeúntes, llevaron a que Gustavo y su esposa sueñen con un nuevo fin para la casa. “El proyecto final es convertirlo en un hotel para dar alojamiento, un Bed and Breakfast o algo así. La casa tiene muchos ambientes y vivimos nosotros dos con una perrita. Tiene 4 dormitorios, un sótano grande, altillos habitables, hay disponibilidad. Un living comedor bastante grande y la galería envolvente. Nos falta armar el garaje”, anticipa.  


Según relata el yerbabuenense,  algunos creen que la casa está abandonada, otros les consultan si está a la venta y algunos piden permiso para entrar a verla. “Estamos acostumbrados a que la gente que pasa en los autos frene y mire. Algunos se bajan y piden permiso para conocerla. Hasta tenemos candidatos para comprarla.  Chicos con cuentas en Instagram se vienen a sacar fotos, negocios de ropa de emprendedores. Una vez hicieron una producción de fotos para un casamiento”, confiesa entre risas. 

Sobre el final, Gustavo reconoce que "es halagador que a la gente le guste pero no considero las ofertas porque esta es mi casa, la que hice con sacrificio, durante el calor y el frío, y me enfrenté a muchos peligros: hice todo un aprendizaje con esta casa que me dejó una experiencia muy enriquecedora".