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"¿Superclásico?": el video homenaje del Oficial Gordillo al fútbol tucumano

GENIO DEL HUMOR

A horas de un River-Boca, a días del Atlético-San Martín, el personaje de Miguel Martín reflexiona: "¿Vos te creí que los jugadores concentraban? La concentración era hacer turnos de ocho horas en el Ingenio hombreando bolsas de azúcar". Imperdible.

El Oficial Gordillo es nuestro dios, pero la foto es de La Voz.





Es un grande Miguel Martín. Él sabe cuánto lo admiramos, cuánto lo queremos. Siempre le damos las gracias por las risas, por interpretar la tucumanidad como nadie. Y a horas de un superclásico River-Boca. a días de un clásico Atlético-San Martín, el Oficial Gordillo realiza un hermoso homenaje al fútbol tucumano, a los superclásicos del interior tucumano. A más de uno se le va a venir la infancia encima. Dice el texto que acompaña el video:

"Hola, soy Gordillo. Y hoy te vengo a hablar del clásico, ¿qué me vienen a hablar de superlcásico a mí? Superclásico eran los de mi época, los del querido interior de Tucumán, papá. Famaillá-Fronterita, Ñuñorco versus Conción Fúlbol Clú, qué clásicos hacha y tiza eran esos, ¿quenó?"

"¿Vos te creí que los jugadores concentraban? La concentración era hacer turnos de ocho horas en el Ingenio hombreando bolsas de azúcar. De ahí salían a las dos de la tarde y a las 3 ya saltaban a la cancha con los Sacachispas, la media con liga que le hacían la mama con el elástico de tu calzoncillo viejo, ¿te acordás? Y tenían puesto todavía la camisa de grafa pa jugar y un olor a Mentisán, la pomada boliviana, efectiva y refrescante contra las tronchaduras y las recalcadas".

"Los jugadores, además de estar concentrados en el juego, tenían que estar atentos a lo externo: el partido no solo se jugaba en el "verde césped", se jugaba en la tribuna ya que los hinchas tenían contacto directo con los protagonistas debido a la falta de tela perimetral. Los jugadores no solo deberían ser hábiles para el juego sino para esquivar todo elemento contundente procedente de la tribuna que le lanzaban los vagos y las minas".

"Si me parecía ver una coreografía de Michael Jackson cuando el Mono Acuña iba a tirar un córner tratando de esquivar escupitajos, jirio, insulto. El equipo local tenía que ganar sí o sí, de otra manera si ganaba el visitante debían tener restos físicos para correr hasta la ruta donde un colectivo salvador de El Trébol o El Centauro los esperaba para devolverlos sano y salvo a su lugar de origen. ¡Pero que viva el fúlbo!"