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El óleo de una heroína tucumana ahora descansa en la provincia

ORGULLO TUCUMANO

La pintura de Manuela Pedraza fue donada por el hijo de la autora al Ente Tucumán Turismo.





Un óleo de la heroína tucumana, Manuela Hurtado y Pedraza, La Tucumanesa, fue donado a la provincia este viernes, en el marco de los festejos de los 202 años de la Independencia Argentina, aniversario que tuvo lugar el último lunes con Tucumán como centro neurálgico de la fiesta patria.

La obra fue pintada por Beatriz Söhn de Miles en 1965, que estudió arte en la Academia Imperial de Viena (Austria) y participó en numerosas muestras de Argentina y del extranjero. La pieza, que mide 37,5 por 48 centímetros, fue donada al Ente de Turismo por el hijo de la artista, Jorge Miles, que actualmente reside en la ciudad de Merlo, de la provincia de San Juan. A cambio del gesto, a Miles se le obsequió un poncho tucumano con la inscripción “orgulloso de ser tucumano”.


La pintura fue colgada en el despacho de la vicepresidente del Ente, Elena Colombres Garmendia.


¿Quién fue La Tucumanesa?

Manuela Pedraza nació en Tucumán en el año 1780, época en que el país estaba constituido por las Provincias Unidas del Río de la Plata. Fue defensora de la ciudad de Buenos Aires durante la primera invasión inglesa en 1806, que se extendió desde el 10 hasta el 12 de agosto. Su participación fue considerada heroica, al nivel de ser reconocida por el Rey Carlos IV de España.



Peleó hombro a hombro junto a su marido, un militar que pertenecía a las fuerzas de Santiago de Liniers. Se insertó junto al Batallón de Patricios en medio del fuego de metralleta del Ejército de Inglaterra. En el segundo día de batalla un soldado inglés hiere y asesina a su esposo. La Tucumanesa lo persigue, lucha cuerpo a cuerpo, logra desarmarlo y lo atraviesa con una bayoneta. Luego mata a otro enemigo con el fusil que levanta de su marido muerto.

El hecho le valió el reconocimiento de las Fuerzas de Buenos Aires; fue distinguida con el grado del Alférez con goce de sueldo.




Cuatro versiones sobre Manuela Pedraza


VERSIÓN I por Alejandro Pojasi
Hacia Los años 1895 y 1920 sobre una de las márgenes del río Tartagal, vivía una criolla mujer de unos 50 años con su esposo y sus cinco hijos. Mantenían un puesto caballar y de albergue, como los instalados en la época, con todas sus características de corral, sólo que ella sobresalía por su buena cocina y su profunda hospitalidad con los viajeros. Era oriunda de la vieja ciudad de Tarija, viuda y casada nuevamente.

Contaban que cuando Chile declaró la guerra a Bolivia y Perú en 1879 (Guerra del Pacífico), y movilizaron tropas para combatir en el frente de batalla, reclutaron a su esposo; ella abandonando todo también se alistó, prosiguiéndolo a lo largo de la extensa campaña con quien compartió sus penurias y horrores, y cuando fue herido de muerte falleció en sus brazos. Esta tenaz mujer se llamaba Manuela Pedraza.

Con el transcurrir de muchos años, se fue constituyendo en un señalamiento del sitio y en una obligada referencia geográfica.  Y cuando ella se marchó definitivamente del lugar, estando próxima la llegada del Ferrocarril hecho que ocurría el 16 de setiembre de 1924-, los antiguos residentes reclamaron por el nombre de Manuela Pedraza, ya que originalmente se estilaba poner a las estaciones del ferrocarril el nombre del lugar; reclamo que fue consentido, y es por ello que muchas correspondencias se citaron bajo denominación que hubo que sustituir porque ya existía otra estación ferrocarril con el mismo nombre en la provincia de Santa Fe aún hoy vigente-, que nada tenía que ver con esta homónima señalación.
 
VERSIÓN II por don Leoncio Rioja
Desde el momento mismo de su habilitación en 1927, la estación ferroviaria del pueblo de Tartagal fue oficialmente denominada "Manuela Pedraza" por disposición de la Superintendencia del Ferrocarril Central Norte que para entonces tenía sede en la ciudad de Tucumán. En 1948 le fue reemplazado por el nombre de "Tartagal".

Muchas anécdotas y falsas historias se han tejido con referencia a esta denominación, pero lo cierto es que Manuela Pedraza fue una patricia tucumana radicada en Buenos Aires a principios del siglo XIX. Tuvo una activa participación durante las invasiones inglesas. La historia nos dice que Manuela Pedraza y Martina Céspedes fueron valientes mujeres que aparecieron en escena en forma repentina defendiendo Buenos Aires con piedras y aceite hirviendo que volcaban sobre los españoles (sic) desde las azoteas, era el 5 de julio de 1807.

Estas figuras legendarias que aparecieron en muchos textos escolares, se fueron perdiendo luego en las sombras como si dijesen ¡Nosotras ya hicimos lo nuestro!  Manuela Pedraza fue distinguida con el grado de Alférez de la Comandancia Mayor por orden del Virrey Liniers, siendo esta mujer la primera en obtener las jinetas por su arrojo. Manuela Pedraza además luchó junto a su marido y cuando éste cayó en el campo de batalla tomó su fusil y siguió la lucha, acto verdaderamente heroico que vale la pena recordar eternamente.
 
VERSIÓN III por Lucio Reales
Sobre la acción de las tucumanas en relación las invasiones inglesas existen diferentes versiones. El caso de Doña Manuel Pedraza que se enfrenta a los ingleses a puño limpio en pleno teatro de la guerra, las residentes en Tucumán que tienen una reacción dual: mientras unas colaboran con dinero y confección de uniformes para los soldados, otras serán "conquistadas" por los apuestos británicos. Sin embargo, esto no fue un acto exclusivo de Tucumán, pues en Catamarca se producirá una unión matrimonial, y en Jujuy, las mujeres colaborarán con dinero en la histórica suscripción.

La tradición social tiene un gran cúmulo de testimonios que pregonan la increíble hazaña de Manuela Pedraza, que con el correr del tiempo se tiende a transformar en un personaje de leyenda que honra a su tierra natal. E! hecho que protagoniza no se basa en conjeturas sino en fuentes reales como las memorias del ministro Godoy, los oficios de Liniers, las actas del cabildo de Buenos Aires y el diario de un habitante de Montevideo, todo ello no pudo evitar la crítica de algunos autores que le imprimieron al hecho un carácter polémico e irónico.A Manuela Pedraza, a quien también denominan Manuela Hurtado alías "La Tucumanesa", se la caracteriza como una mujer valiente y "varonil", que se destaca el 12 de agosto de 1806, en la Reconquista de Buenos Aires, junto a otras heroínas que pelearon al lado de sus esposos contra los invasores. Según los datos que se poseen, la tucumana “entró a la plaza con su marido, un cabo de asamblea, mató con sus propias manos al primer inglés que tuvo su alcance y apoderándose de su fusil siguió la lucha entre los tiradores hasta entregar el arma al comandante general". Por otra parte, se afirma, que luego de dar muerte al "portaguion de dragones ligeros", fue herida y volvió ufana a las filas patriotas con una insignia o estandarte, "sin cuidarse de su sangre".

En ambos relatos existe un elemento Domún, la muerte de un inglés que habría sido el que maté a su esposo, pero la diferencia estriba, en que el 'primero manifiesta la entrega de un fusil y el segundo de un estandarte o trofeo de guerra al comandante Santiago de Liniers. Al parecer, la heroica acción tuvo una gran resonancia que despertó el espíritu de retribución, que no se redujo solamente a Liniers sino que se hizo extensivo al propio Carlos IV. Evidentemente, e! cabildo de Buenos Aires gratifica en primer término a la heroína con 50 pesos y sueldo de soldado. Poco después, Liniers solicita un premio mayor para Manuela Pedraza, y el monarca le concede el grado de subteniente de infantería con uso de uniforme y goce de sueldo, que en 1813 seguía disfrutando.

El poeta Pantaleón Rivarola ai cantar a la Reconquista de Buenos Aíres le dedicó estas estrofas: "A estos héroes generosos Una amazona se agrega que oculta en varonil traje triunfa de la gente inglesa: Manuela tiene por nombre,/ Por Patria Tucumanesa". Se conoce que la heroína continuó viviendo en la ciudad de Buenos Aires, pero las circunstancias económicas no le fueron favorables, ya que se le habría iniciado un juicio de desalojo por la pieza que arrendaba. En la ciudad que (avió nacer, una calle y una escuela adoptaron su nombre, para inmortalizar en el recuerdo esta figura que surge non la patria misma.
 
VERSIÓN IV por Lily Sosa
Manuela Hurtado de Pedraza fue una heroína de la Primera Invasión Inglesa. Los días 10, 11 y 12 de agosto de 1806 se combatió encarnizadamente en las calles de Buenos Aires para reconquistarla de manos de sus usurpadores ingleses. Todos participaron en la lucha, las mujeres con el mismo fervor que los hombres.

Cuando el combate había llegado a su culminación en la plaza mayor (hoy Plaza de mayo), donde las fuerzas al mando de Liniers trataban de tomar la Fortaleza (hoy Casa Rosada), una mujer del pueblo se destacó entre los soldados, uno de los cuales era su marido, a quien había resuelto acompañar. a metralla no la acobardó. Por el contrario, se lanzó al lugar de mayor peligro siempre al lado del soldado de patricios, con el que formaba una pareja de leones. El hombre cayó atravesado por una bala. Manuela tomó su fusil y mató al inglés que había disparado sobre él. Pasada la lucha, el general vencedor la recompensó con el grado de alférez y goce de sueldo.

En su parte dirigido a la metrópoli decía: "No debe omitirse el nombre de la mujer de un cabo de Asamblea, llamada Manuela la Tucumanesa (era nacida en Tucumán), que combatiendo al lado de su marido con sublime entereza mató un inglés del que me presentó el fusil”. Mañuela termina trastornada y en la miseria. Una calle de la ciudad que ayudo a reconquistar lleva su nombre.