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Pare de sufrir con Pepe Taxi: cura mal de amores y otras hierbas

UN VIAJE DE IDA

Es uno de los taxistas más queridos de Tucumán y contagia de alegría a sus pasajeros: toca el güiro, la pandereta y siempre canta la justa: "Con tantas historias escuchadas llegué a la conclusión: la vida es una sola y hay que ser feliz sea como sea".

Pepe Taxi y su pandereta. También toca el huiro y le da gas si el pasajero se lo pide.





Esta historia, jura Pepe Taxi, es una historia real: los hechos descritos tuvieron lugar en Tucumán entre 1987 y 2018. A petición de los pasajeros, los nombres han sido cambiados. Por respeto a las "víctimas", el resto ha sido contado exactamente como ocurrió. Todo empezó una noche calurosa de febrero en los albores de los 90. Pepe Taxi, por aquel entonces, ya era conocido como el pionero de Yerba Buena y conducía un Fiat Uno. Sonaba fuerte Nada que ver, de Karicia, cuando Pepe Taxi pasó a buscar a un cliente de unos 50 años, bien vestido, quien le indicó una dirección céntrica. "El señor le toca el timbre y baja una chica espectacular. Suben los dos, me da la dirección de un hotel alojamiento, nos dirigimos a la avenida Juan B. Justo, pero mientras nos íbamos acercando al lugar en cuestión, yo ya había visto por el retrovisor a un Renault 12", relata Pepe Taxi, recordando los detalles de la noche como si fuera ayer. 

"Estamos llegando al hotel. Los pasajeros venían ocupados en el asiento de atrás, pero los interrumpo y le digo al pasajero: 'Disculpá, compadre, pero nos está siguiendo hace rato un Renault 12'. El tipo se pone nervioso y, sin darse vuelta para ver, me pregunta: '¿En serio? ¿Qué color es el auto?'. También me pongo nervioso y le digo: 'Blanco'. Y en la puerta del hotel alojamiento el tipo me dice: 'No entremos. Es mi mujer. Metele chapa. Sigamos'. Cuando acelero insisto y le pregunto: '¿Qué pasa si entrábamos?'. Y el tipo blanquea el panorama: 'Nos cagaba a tiros a todos. Anda calzada'. Pocas veces me asusté tanto".


Pepe Taxi cambió el auto, se rapó, ahora usa cadenas que le regalaron unos senegaleses en Las Toninas, pero también jura que en los 31 años que lleva al volante, nada cambió: "Los problemas de la gente siguen siendo los mismos: hay mucha metida de cuerno, muchos problemas matrimoniales, y muchos problemas económicos". 

Pepe Taxi es como un padre para los vecinos de Yerba Buena, donde lleva a bailar y busca a chicos y chicas a los que conoce desde que iban al jardín. Pero es cuando empiezan a sonar las quejas y los problemas domésticos de los pasajeros que José Mamaní se pone en la piel de Pepe Taxi, enciende las luces interiores de boliche en el auto, sube el volumen a todo lo que da con Daniel Agostini, saca un güiro de la guantera, una pandereta de debajo del asiento, y cumple su función en esta vida: "Alegrar a la gente: cada vez que me cuentan un problema, los escucho y me pongo las pilas para ayudarlos, cambiarles el humor, hacerlos felices. Con tantos años de historias escuchadas en el taxi llegué a la conclusión: la vida es una sola y hay que ser feliz sea como sea; tenés que ser feliz, no queda otra".

Termina de sonar el Grupo Sombras cuando DJ Emanuel Remix lo engancha con Cómo te voy a olvidar de Los Ángeles Azules: "La clave es la música. Yo trabajo en Yerba Buena y tengo siete kilómetros hasta el centro para alegrar al pasajero. Los veo medio bajoneados, les pregunto: 'Hola, ¿qué tal? ¿Quiere música? Me dice que sí, y ya ha entrado. Esto es un diván para muchos y a mí me alegra".


Rupturas y mal de amores son la especialidad de Pepe Taxi. Pese a todo, la filosofía se mantiene intacta: "Pase lo que pase, siempre me despierto de buen humor. Hay que sacudirse los problemas de la vida y pelearla lo mismo. ¿De qué vale que me enoje con vos si vos no tenés la culpa? Entre todos nos tenemos que amar, esto va a mejorar si entre todos nos respetamos. Nadie respeta la ley de convivencia, si yo no te quiero a vos, ni vos a mí, ¿quién nos va a querer? Si te equivocaste, ¿de qué sirve hacerse el gallito? Pedí disculpas y seguí adelante".

Pepe Taxi y su auto diván tienen que seguir su viaje: mientras habla con eltucumano.com, los clientes de Yerba Buena no paran de mandarles mensajes. Todos los días de su vida son así: con música bien arriba, un oído para escuchar tus problemas, un hombro si hace falta, la pandereta y el huiro para alegrarte el viaje, el día, la vida. O como le gusta decir en la voz de un pastor brasileño: "¡Pare de sufrir, hermano, hermana! Deposite cinco mil euros en la cuenta de Pepe Taxi. ¡Dinero! ¡Amor! ¡Metida de cuerno! ¡Todo se va a arreglar!". Y cuando se va, la música de Sombras se aleja con él, rumbo a Yerba Buena, a buscar un pasajero o una pasajera, los protagonistas de otra gran historia, próximamente, en los mejores viajes.