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Una vuelta al bipartidismo

Opinión

El abogado y magister en políticas públicas Julio Picabea sostiene que "la antinomía peronismo versus antiperonismo, constituye la base de los dos grandes espacios que emergen" luego de las elecciones presidenciales del último domingo. Un congreso "fabulosamente" equilibrado.

El escenario político del país quedó partido en dos grandes coaliciones: Juntos por el Cambio, con orientación de centroderecha; y el Frente de Todos, hacia la centroizquieda.


Desde el año 1946 a la fecha, Argentina estuvo atravesada por un sistema bipartidista, donde el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, se disputaron la alternancia en el poder (en el marco de las 4 alteraciones al orden constitucional que todos conocemos). La crisis del año 2001 (“el pozo de la crisis” en términos del historiador Luis Alberto Romero) puso en jaque a la representación, propiciando el distanciamiento entre la sociedad civil y los partidos tradicionales. Se pensó que allí, con la aparición de nuevos y numerosos partidos, se abriría paso al multipartidismo en el país. Sin embargo, con esta última elección presidencial, quedó demostrado que el sistema político argentino sigue siendo bipolar: la antinomía peronismo vs. antiperonismo, constituye la base de los dos grandes espacios que emergen en la actualidad.

De esta manera, el escenario político del país quedó partido en dos grandes coaliciones: Juntos por el Cambio, con orientación de centroderecha; y el Frente de Todos, hacia la centroizquieda. Los datos empíricos no permiten desmentir este fenómeno: entre ambas coaliciones capitalizaron el 88% de los votos de la elección presidencial. De esta manera, asistimos a una composición de ambas cámaras del Congreso de la Nación fabulosamente equilibrada: la cámara baja estará compuesta por 120 diputados de Juntos por el Cambio y 109 del Frente de Todos; mientras que en la cámara alta, el espacio que lidera Mauricio Macri tendrá 29 senadores y el de Alberto Fernández 37. Se inicia así un período de gobierno que demandará necesariamente de negociaciones para alcanzar acuerdos; algo positivo para la madurez de la democracia argentina y la calidad de las políticas públicas.

El otro punto interesante para analizar de la elección es la distribución geográfica del voto. Mientras que la coalición que lidera Mauricio Macri triunfó en la región más próspera del país (Córdoba, Santa Fe, Capital Federal, Mendoza y Entre Ríos); el Frente de Todos lo hizo en el Norte Grande y en la Patagonía, las regiones más relegadas. También triunfó en el conurbano boanaerense. En el caso del Norte, presenta los mayores índices de pobreza del país y el menor desarrollo relativo en materia de infraestructura. Niveles similares de pobreza presenta el Conurbano. Pareciere entonces que estamos en presencia de un voto por segmento de ingresos o nivel de vida.

Pero sin lugar a dudas, el dato más alentador ocurrió el día después de la elección y estuvo marcado por la foto entre el actual presidente y su sucesor. Este hecho constituye un signo de evolución para el sistema político argentino. En medio de tantas turbulencias en las democracias de América Latina, la búsqueda de una transición ordenada por parte de Mauricio Macri y Alberto Fernández, genera la esperanza de que, después de muchos años, hemos alcanzando una cierta madurez democrática. En esa línea, cabe recordar que el último presidente no peronista en terminar su mandato fue Marcelo T. de Alvear en 1928. Esperemos lograr ahora una alternancia perfecta.

El autor es abogado por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Especialista en Administración Pública de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y Magister en Políticas Públicas de la Universidad Austral (UA). Coordinador de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA) y docente de la materia “Política Argentina en el siglo XIX y XX” en la mencionada universidad. Presidente de la Fundación Proponer.