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Pichetto superstar, o la consagración del empleado del mes

OPINIÓN

Breves reflexiones conocida la elección por descarte del burócrata rosquero Miguel Ángel Pichetto como vice de Macri (el ideal era Schiaretti y se negó, Urtubey se fue con Lavagna, y ningún radical fue considerado seriamente, como siempre en tres años y medio). | Por Hugo Asch

Miguel Pichetto, el candidato peronista a vicepresidente de Mauricio Macri. Foto de La Nación.


Breves reflexiones después de conocida la elección por descarte del burócrata rosquero Miguel Ángel Pichetto como vice de Macri (el ideal era Schiaretti y se negó, Urtubey se fue con Lavagna, y ningún radical fue considerado seriamente, como siempre en tres años y medio).

1. Los mercados adoran a Pichetto porque es tan brutal como Macri pero sin make up, ni el discurso autoayuda de Durán Barba, tan necesario para conseguir el voto amable del bien pensante módico, algo flojo de memoria, siempre ansioso de desmarcarse de los morochos y morochas, socios por un ratito en la crisis del 2001.
1.2 La bolsa y los bonos argentinos subieron, aquí y en Wall Street. El dólar permanece quieto, gracias al lento despellejamiento de las reservas del Central, que aunque no las veamos, siempre están (vaciándose)

2. ¿Qué más le aporta a Macri? Bueno, Pichetto conoce bien su oficio: desde 2002 preside el bloque del Senado peronista. Insisto, sabe rosquear, virtud que no sobra en la bolsa de gatos oficialista.
2.1 Además no tiene filtro, ni tribunea como la ubicua Bullrich. Lo suyo es de alma y tripas: es partidario de la mano dura, detesta a los inmigrantes y enamoró a Macri cuando no hace mucho dijo, a lo bestia: "¡Menos cartoneros y más mercado libre!". Nada de hablar del alma y esas pelotudeces duranbarbístas Este es un peronista de derecha y va a los bifes, de caño, sin el balbuceo carolo y high class de los camisas celestes. Un duro.

3. ¿Le puede aportar votos? Ni uno. A Pichetto no lo votan ni en Río Negro. Tiene carisma cero, no es simpático sino más bien todo lo contrario. Nada. Pero les reafirma su núcleo duro, el de pensamiento más cavernícola. No está tan mal, en tiempos de pérdidas constantes.
3.1 ¿Tiene algo para ofrecer esta extraña cruza de gorila y peronista? Si, indirectamente. Si los Mercados ponen dólares para sostener la reelección y maquillar por un par de meses el desastre económico, Macri podría alcanzar una segunda vuelta. Y ahí jugarse a todo o nada. No es seguro, ni siquiera probable, creo, pero la posibilidad existe.

4. ¿Le resta algo a Macri? Probablemente los gorilas de pelaje más duro se cortarían la mano antes de votar a un peronista, aunque haya sido puntal de Menem en los '90, que aplicó la misma economía liberal a lo bestia. Pero... trabajó para la Yegua, lo que lo equipara a Belcebú o el Anticristo.
4.1 ¿Dónde irían esos votos? Los gorilas liberales más ideologizados, a Espert, un anarco liberal seguidor de Von Mises, Hayek, capaz de terminar con todo lo público y reducir el Estado a un microcine. Ya tenía un sorprendente 3 o 4% antes de Pichetto, y esa cifra ahora podría multiplicarse hasta el asombro.
4.2 ¿Y los radicales? El partido, convertido en una agencia de colocaciones, se quedará firme y furioso en la coalición, pese al ninguneo y el bullying: votarán a Vidal porque su vice es radical y lo mismo harán con las intendencias.
4.3 Los radicales melancólicos y sin tierra liderados por Ricardo Alfonsín, apoyarán a Lavagna, aunque sin figurar, para que no los expulsen del partido. Nada más puedo agregar o explicar: me animaría hasta con el misterio de la Santísima Trinidad, pero no con los radicales.

5. ¿Y Lavagna? La rayita del medio se le ensanchó inesperadamente. No por la llegada de Urtubey, un aristócrata salteño menos brutal que Pichetto pero que en las últimas elecciones salió tercero de jugando de local. Ni por Margarita Stolbizer, cuyo GEN podría organizar su convención en un living mediano. Pero sí por los seducidos y aniquilados de clase media que votaron a Macri y odiaban las cadenas nacionales de Cristina, y por el aporte posmoderno de grupos minoritarios como los socialistas, y cosas así.

6. ¿Eso le alcanza a Lavagna para pelear el segundo puesto y soñar con una final inédita. No, ni ahí. Pero hay otra pregunta para hacerse, tal vez la más interesante de todas.
6.1 ¿Qué razón tendría el radicalismo (y hablo de todo el partido, sometido tal vez a la más asombrosa vejación de la historia política nativa) para votar Macri-Pichetto en la soledad del cuarto oscuro, pudiendo cortar la boleta con los dientes? Ninguna, me parece. Intuyo una revancha dulce, un tiro con silenciador, muy a lo radical

7. ¿Entonces? Los Fernández apuntan a ganar sí o sí en primera vuelta. ¿Es posible? Si claro. La fiesta por Pichetto queda demasiado lejos del Conurbano, el NOA y el NEA. Si no cometen errores (es un armado difícil, como si manipularan explosivos: ¡son todos peronistas!) y si no aparece otro delirio o ficción del estilo Nisman que puedan ser armado por los patriotas de Comodoro Py, sí podrían alcanzar un número que resulte inalcanzable. No será fácil.

Resumen:
a) Pichetto es joda en Wall Street y velorio en Lugano II. Pero el que vota sigue siendo el morochaje, sory, ladys & gentlemen... Hoy es Pichetto Superstar, pero por las mismas razones, si se resfría alguien en Wall Street... puede terminar tercero.
b) Los radicales humanos, con la pasión del converso y la vergüenza del violado en su honor, pueden hacer récord de corte de boleta hacia Lavagna, y algún sector más punk imitar a los Moreau, padre e hija, y meterle algún votito vergonzante a los Fernández.
c) Y los Gorilas puros, con mayúscula, engordarían por prinicipísmo simio al utópico Destroyer Espert, que es un liberal heterodoxo a la derecha hasta de Adam Smith, pero al menos debe temer a Dios y odia mucho mucho a los peronistas (lo de Dios tampoco es algo tan importante).
d) Los troskistas se unieron, o casi, y esa es una sorpresa comparable al nocaut de Andy Ruiz al ex campeón del mundo Anthony Joshua. Igual, su reino es de otro mundo.
Final.
* Flor de despelote que armó el gris inventor de las sandalias de Lavagna, hoy vice de Macri. Quién lo hubiese imaginado.
* En Argentina puede pasar cualquier cosa. Hasta lo bueno.