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La UNT y el presupuesto universitario

Opinión

El docente universitario Diego Toscano analiza el impacto que tendrá el recorte de fondos en los diferentes ámbitos de la Universidad Nacional de Tucumán durante el año próximo.

La Asociación de Docentes e Investigadores de la UNT continúa con el plan de lucha en defensa de la Educación Superior.


La reciente media sanción que la Cámara de Diputados le dio al Presupuesto 2019 debe poner en alerta a toda la comunidad universitaria.

Este presupuesto consagra una reducción sustancial con relación al presupuesto que había elaborado el Consejo Superior de la UNT. A los $6.700 millones solicitados, le redujeron $1.100 millones.

Con este recorte, no se podrá concretar el sueño del edificio propio para la Escuela de Bellas Artes, ni el edificio de Bioquímica o el aún más postergado, de Enfermería.

El 89% del presupuesto está destinado a salarios, que son ajustados nuevamente por debajo de la inflación. Esto tiene también consecuencias graves para los procesos de enseñanza/aprendizaje, pues mueve a cientos de docentes a buscar o priorizar otros trabajos para poder sostener a sus familias.

Hemos llegado al extremo de tener un salario 100% desfasado con relación a la canasta familiar, hoy en $53.000. 

Con este presupuesto tampoco se podrá implementar el comedor universitario en el Centro Herrera, ni ayudar con una política de becas a los miles de estudiantes con problemas graves para seguir con sus estudios.

Con un presupuesto tan ajustado, tampoco se podrá aumentar la cantidad de docentes en los primeros años de cursado ni establecer un verdadero sistema de tutorías rentadas, políticas de comprobada eficiencia a la hora de combatir la deserción estudiantil

Mucho menos solventar los necesarios viajes de estudios, tanto de los colegios preuniversitarios (cuyos costos se están volviendo proscriptivos) como de algunas carreras, que sin esos viajes de campo ven empobrecerse la formación que brindan. Igual con los laboratorios: desde hace años los docentes costeamos los insumos con fondos de proyectos, voluntariados o de nuestro propio bolsillo. El aumento exponencial de los costos a causa de la devaluación, y la reducción de nuestros ingresos, a causa de una paritaria traicionada, impide que este mecanismo siga en pie.

Ni qué hablar de la falta de conectividad a internet de nuestras casas de estudios, lo que en plena era digital es una fuerte marca del atraso y una manera de perpetuarlo. 

El presupuesto 2019, nadie lo oculta, fue dictado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y aprobado a como diera lugar, dos días antes de la reunión del directorio de ese organismo. El presupuesto privilegia, sobre todo, el pago de la deuda pública: 600.000 millones de pesos, esto es más de 5 veces lo equivalente a todo el presupuesto universitario nacional. El área ciencia y educación, pasa del 7,1% en 2018 al 5,5% en 2019. En el caso de las Universidades, el “aumento” ronda el 30% lo que implica una pérdida de casi 15 puntos con relación a la inflación que será superior al 45%. 

Llamativamente, hay una serie de partidas (“Transferencias varias”, $4.000 millones) que serán usados discrecionalmente por la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) y los rectores, al igual que los denominados “contrato programa” ($5.000 millones), que sirven para violar la autonomía y condicionar a las universidades a aceptar la política de mercantilización y privatización que el gobierno defiende para la educación superior. 

El Presupuesto 2019 tampoco contempla un solo peso para el cumplimiento del Convenio Colectivo de Trabajo: el  pago del adicional por exclusividad a la docencia, fondos para terminar con el trabajo precario y poner en funcionamiento la carrera docente, los posgrados gratuitos, o la Jerarquización Docente, han desaparecido.  

Las autoridades de la UNT, lamentablemente, le han dado el apoyo a este presupuesto. Primero, diciendo que no traía ningún recorte; luego alineándose detrás del gobernador Manzur y su sector político, en la promesa de un retoque menor en ese recorte. Manzur fue clave para obtener el quórum en la votación de este Presupuesto, como lo señala el periodista Joaquín Morales Solá en el diario La Nación (28/10/18)


Crisis de la UNT y perspectivas

A fines de 2016, la UNT fue virtualmente intervenida por la SPU macrista, que impuso a Lidia Ascárate como Secretaria Económica Financiera y condicionó su apoyo y el pago de los sueldos a un ajuste en regla y al tutelaje sobre el recambio de autoridades de la UNT en 2018. Se dejaron de de pagar retroactivos y se fue generando una deuda millonaria con cientos de docentes. La fórmula José García- Sergio Pagani, bendecida por el gobierno nacional, representó la continuidad del sistema político que venía gobernando la UNT desde hacía décadas (Marigliano, Cerisola, Bardón). Sólo que ahora debe operar en un contexto de ajuste brutal y virajes profundos de la crisis nacional.

La UNT ahora se ha alineado con Manzur, que ha llevado de gira al exterior en ya dos oportunidades a las autoridades universitarias y tiene influencias en varias secretarías del rectorado como así también en el canal de televisión de la universidad. Este sector político representa también una variante del ajuste, como lo ha demostrado en el tratamiento presupuestario.

Más que nunca, para luchar contra el ajuste que se vendrá como consecuencia de este presupuesto nefasto, es clave que docentes, estudiantes y no docentes, actúen de manera unitaria e independiente de las autoridades.


Diego Toscano (1975) Profesor en Letras. Jefe de Trabajos Prácticos de la cátedra Semiótica de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UNT e investigador en esa disciplina. Secretario de Prensa de la ADIUNT