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La Educación Sexual y el ser humano, un binomio ineludible

Opinión

"Quienes en su momento defendieron a la ESI como alternativa excluyente a la interrupción voluntaria del embarazo, desfilan ahora con sus flamantes lemas 'Educación sin ideología de género' y 'Con nuestros hijos no se metan'", cuestiona el sexólogo Guillermo Golcman.


Tras una feroz campaña contra el aborto legal, seguro y gratuito, bajo el contradictorio lema “Salvemos las dos vidas”, un sector de los auto-proclamados “pro-vida” comenzó una nueva cruzada contra la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), promulgada en el año 2006 por el gobierno nacional, pero sin la pertinente adhesión de nuestra provincia. 

Quienes en su momento defendieron a la educación sexual como alternativa excluyente a la interrupción voluntaria del embarazo (I.V.E), desfilan con sus flamantes lemas “Educación sin ideología de género” y “Con nuestros hijos no se metan”, entre otros. Pregonan además que “la ESI enseña a los niños y jóvenes a ver como normales géneros y orientaciones sexuales que no lo son”. Dada esta peligrosa coyuntura, es necesario aclarar dichos conceptos.

En primer lugar, el término Ideología se traduce como un conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, una colectividad, una doctrina o una época. Es el punto de vista desde el cual cada uno de nosotros observamos el mundo. Es decir, todos tenemos ideología. La misma se encuentra inmersa en la totalidad de las áreas formativas, pero se hace evidente en aquellas que han sido controversiales para ciertos sectores sociales, como ocurre en el campo de la sexualidad.

Todos somos seres sexuados, tenemos una forma propia de sentirnos con respecto al sexo con el que nacemos y una manera personal de expresarlo, como resultado de la relación con nuestro entorno. Esto es inevitable, como lo es la educación sexual que recibimos a lo largo de la vida. Dicha educación sexual comprende un amplio espectro de contenidos que trascienden la genitalidad, desde las funciones biológicas hasta el ejercicio de nuestros derechos. Es esencial entender que el hecho de no brindar educación sexual no significa su ausencia, sino una forma oculta y negativa de encararla. 

La enseñanza formal ha evolucionado, sobre todo en las últimas décadas, hacia una visibilización de las minorías a fin de fomentar su respeto. Ha puesto en evidencia realidades que antes se negaban o estigmatizaban. La persona se ve obligada entonces a desarrollar una visión propia sobre la existencia innegable de la diversidad de género, la cual ha tenido lugar desde los orígenes del ser humano como ser cultural. Esto se llama ideología de género. La misma puede ser de aceptación y respeto o, por el contrario, de desvalorización y desprecio. Es entonces el Estado, como responsable de la totalidad de sus integrantes, quién está obligado moralmente a velar por la primera opción.

En segundo lugar, debemos analizar el rol y los límites de la familia nuclear en la educación de los hijos. La familia puede constituir la fuente primaria de amor y contención, pero también la primera institución capaz de reprimir y adoctrinar. No es extraño que los principales poderes opresores de la Historia hayan defendido la figura tradicional de la familia núcleo como factor determinante en términos deformación ideológica y pertenencia, en detrimento de otras instituciones democratizadoras. Es por esto que la persona, como miembro de la sociedad, debe trascender el aprendizaje intrafamiliar y asimilar las normas de convivencia respetuosa e inclusiva que otorgan otros niveles educativos.

Por último, debemos insistir en que TODOS somos resultado del entorno en el que vivimos y que la cultura nos estructura desde el nacimiento. Así, de la misma manera en la que existe una gran diversidad cultural, existe asimismo la diversidad de géneros y orientaciones sexuales que deben ser aceptadas, valoradas y respetadas.

Queda en nosotros continuar sustentando una sociedad oscura y excluyente o, por el contrario, aprender a situarnos en el lugar del otro para construir un futuro en el que todos gocemos del mismo derecho a vivir según nuestras propias elecciones.

El autor es médico ginecólogo, sexólogo, diplomado en Educación Sexual. Es autor de diversos artículos, entre ellos "Reducción del Embarazo Adolescente en los países con IVE legal en relación a la Argentina" y "Disminución de Interrupciones Voluntarias del Embarazo en países que la legalizaron".