Top

No sólo me duele que me echen

OPINIÓN

Una reflexión luego de la noticia más triste: los despidos sin indemnización en la Secretaría de Agricultura Familiar.


Soy actriz, no estudié para trabajar con agricultores, y sin embargo tanto del teatro me ha servido para andar el camino de mi trabajo. No estudié pero la vida me dio una madre incansable, que ha tenido que llevarme a cuestas desde niña, desde las aulas nocturnas, hasta Amaicha, al barrio Aguas Corrientes y a otros tantos lugares.


Yo era una niña callada pero miraba y escuchaba.


Trabajé en un montón de cosas hasta llegar a la secretaría de agricultura familiar, nada de campo, pero si gente y gente pobre.


Cuando en el 2012, después de tres años de monotributo, el estado nacional me reconoció como trabajadora estaba orgullosa y emocionada, porque me sentía parte de un engranaje que giraba para acercarle a la gente sus derechos, me sentía útil y contenta.


A Yiyi le hice mil preguntas hasta hoy, cuántos surcos entran en una hectárea, cuántos huevos pone al día una galllina, y así... fui aprendiendo de mis compañeros y de la gente, los hombres y mujeres que viven en el campo que pocos conocen.


Aprendí cuando siembran , cuando cosechan, como curan de palabra, como cuidan a sus animales, como hacen un queso, y sobre todo como viven, cuánto andan para llegar al hospital y dónde queda la escuela, de donde traen agua, de quién es la tierra, como abrazan, como estrechan fuerte la mano.


Hoy estoy despedida, como muchos compañeros de todo el país, sin indemnización. Estoy enojada y asustada y estoy inmensamente triste. No solo me duele que me echen, me duele el odio hacia el otro, el desconocimiento profundo, me duele tanto facho compartiendo las calles conmigo, gobernando para saquearnos, me duele este país.


Este trabajo me trajo amigos que adoro y me regaló los paisajes más maravillosos que haya visto.


A mis compañeros gracias por enseñarme todo y por la alegría. Así hemos trabajado siempre, con amor profundo. Me quedo con éstas imágenes que por suerte se guardan en los aparatos para volver a reír y llorar.


Ay, que los voy a extrañar todos los días...


¡Hasta la victoria, siempre!