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8 de Agosto: Los senadores y sus conciencias

Opinión

El médico ginecólogo Guillermo Golcman analiza la envergadura de la discusión por la Interrupción Voluntaria del Embarazo que se debate en el Congreso de la Nación y la responsabilidad que les cabe a los legisladores en el futuro del país.


El 8 de agosto la clase política argentina decide si el país avanzará o no hacia una sociedad mejor. Si pasará a ser parte de los 61 países que decidieron progresar sustancialmente en su sistema de salud o seguirá ocupando las filas de los que permanecen en el oscurantismo y la improvisación. Si es más importante la evidencia científica o los slogans vacíos. En fin, si seguirá o no siendo indiferente, cuando no cómplice, a la clandestinidad y a la muerte. 

Para esto, los legisladores que apoyen la clandestinidad del aborto deberán tener en cuenta a las mujeres que estarán condenadas a morir o a ser mutiladas, a los hijos que quedarán huérfanos, a los padres que perderán a sus hijas, así como a los abortos que igualmente seguirán realizándose en los próximos años. No podrán evitar formar parte del gran negocio del aborto clandestino que actualmente tiene lugar en nuestro país. 

Tendrán que aceptar su responsabilidad en el estancamiento y la estigmatización de la salud sexual y reproductiva de los ciudadanos. Deberán asumir la carga de haber representado a un sector de la sociedad que nunca entendió la discusión más allá de un slogan que se desvanece con el simple acto de pensarse seriamente. No podrán negar que desoyeron la voz del actual Ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein,  (quien junto a anteriores Ministros de Salud fundamentó claramente cuál es la solución real y pragmática del problema), dando prioridad a personajes de dudoso status científico, que desaconsejan el uso del preservativo como método preventivo para el contagio del HIV o manipulan maquiavélicamente la información a fin de respaldar su débil y sesgado discurso. 

En fin, deberán admitir que tuvieron en sus manos la solución y le dieron la espalda.

Aquellos que apoyen el proyecto sabrán que existe una contundente evidencia a nivel mundial que los respalda. Que la ilegalidad NO DISMINUYE  la muerte de mujeres ni el número de abortos (es decir NO SALVA NINGUNA VIDA), y que la legalización SÍ LO HACE. Que los trabajos de investigación los avala y  que no existe evidencia alguna que los refute. Que la legal Interrupción Voluntaria del Embarazo permite confeccionar registros estadísticos confiables que posiblitan la detección de grupos de riesgo en los cuales concentrar los recursos, mejorando sensiblemente la eficiencia de medidas de prevención tales como la Educación Sexual y la Anticoncepción. Que toda mujer que interrumpe su embarazo en forma legal queda incluida en el Sistema de Salud, el cual podrá prevenir su reincidencia, y que la ilegalidad no consigue más que expulsarla de dicho sistema y promover tal repetición

En fin, verán con tranquilidad que tuvieron en sus manos la solución y gozaron de la lucidez necesaria para apoyarla.

Entonces,  senadores y senadoras, si es su intención proclamar una sincera postura a favor de la vida, voten a favor de la Legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo.


El autor es médico ginecólogo, sexólogo, diplomado en Educación Sexual. Es autor de diversos artículos, entre ellos "Reducción del Embarazo Adolescente en los países con IVE legal en relación a la Argentina" y "Disminución de Interrupciones Voluntarias del Embarazo en países que la legalizaron".