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Nadie encendía las lámparas

OPINIÓN

La becaria doctoral del CONICET Arantxa Laise analiza la situación actual de los investigadores que forman parte de la institución y el presupuesto destinado al área de ciencia.

Foto gentileza de Arantxa Laise.


Marzo de 2018. Las y los miembros de un Instituto Científico Tecnológico que depende del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y la Universidad Nacional de La Plata, el INIFTA, salen a anunciar que se encuentran a punto de cerrar sus puertas. No llegan a cubrir los gastos de limpieza, seguridad y energía. Tuvieron que pedir un préstamo al CCT La Plata para pagar la boleta de la luz. A la ciencia, muchas veces asociada con lo luminoso (Iluminismo, Ilustración), no le alcanza para pagar la luz. Es una imagen triste e incómoda, pero no extraña a nuestra historia reciente que acumula otras como la de la “fuga de cerebros” y el “vayan a lavar los platos”. Lo ocurrido en el instituto de La Plata no es un hecho aislado, es sólo la punta del iceberg de la crisis presupuestaria que atraviesa actualmente el CONICET.

Al poco tiempo de que la situación del INIFTA tomara notoriedad pública, ciento treinta directores de institutos de todo el país dependientes del organismo presentaron una nota a las autoridades expresando su preocupación ya que el funcionamiento de éstos estaba seriamente condicionado. Es que mientras el dólar se dispara y los servicios aumentan, las partidas presupuestarias llegan tarde y sin las actualizaciones correspondientes a la inflación.

Si bien las promesas de ampliación del presupuesto al sector científico ya se transformaron en un lugar común de las campañas políticas, las acciones concretas distan mucho de esa realidad. El actual Presidente, Mauricio Macri, prometió alcanzar el 1,5% del PBI en financiamiento destinado al sector, lo que nos acercaría al menos un poco a la inversión en ciencia de países más desarrollados. Muy por el contrario, viene gestándose una política de recorte presupuestario permanente que año a año recrudece y que repercute en distintas áreas. En relación con el PBI, Argentina invierte entre 5 y 7 veces menos que los países desarrollados, y en términos absolutos destina entre 10 y 14 veces menos fondos.

Además del desfinanciamiento de los institutos y unidades ejecutoras, el número de ingresos a Carrera del Investigador Científico, Carrera del Personal de Apoyo y la cantidad de Becas Doctorales y Posdoctorales ha sufrido recortes. En el caso de los ingresos a CIC, entre 2016 y 2017, alrededor de mil doctores y doctoras que rindieron y aprobaron todas las instancias concursales fueron expulsados del organismo sólo por una cuestión presupuestaria.

En los últimos meses, las y los becarios de todo el país nos hemos movilizado por un hecho insólito: el CONICET, valiéndose de que no somos reconocidos formalmente como trabajadores de planta de la institución, se negó a pagarnos la cláusula de revisión (cobrada por el resto de los trabajadores) acordada en la paritaria estatal e, incluso, llegó a plantear que no contaba con fondos para homologar la paritaria, totalmente insuficiente, del 15% en cuotas para el 2018. Esto demuestra, por un lado, la precariedad de nuestro trabajo y, por el otro, hasta qué punto ha llegado el ajuste. Sólo mediante las movilizaciones las y los becarios logramos que aparezca el dinero e impedir el escándalo de un 0% de aumento cuando se prevé un 30% de inflación para este año.

Investigar es trabajar, las y los becarios somos trabajadores y sin trabajadores no hay ciencia. La investigación científica y tecnológica es un pilar fundamental en la producción de conocimiento, implica un impulso para el desarrollo nacional y el mejoramiento de la calidad de vida atendiendo a diversas problemáticas sociales.
En un relato del escritor uruguayo Felisberto Hernández se narra lo que ocurre en una reunión social que poco a poco va quedando en penumbras ya que comienza a anochecer: los personajes terminan tropezando con los muebles, pero “nadie encendía las lámparas”. Frente al oscuro panorama que plantean las políticas de ajuste al sector científico en particular y a la sociedad en general, no dejemos que la penumbra avance, salgamos al cruce y prendamos la luz. 


Arantxa Laise es Becaria Doctoral del CONICET.