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La maldita costumbre de llamarle "apretao" a cualquier sangüi

OPINIÓN

Los sándwiches de fiambre son clásicos a media mañana o a media tarde en Tucumán, algo difícil de disfrutar en otras provincias. Salame y queso, ternera y queso, jamón y queso o mortadela con queso: ¿cuál es el verdadero?

Apretao, el verdadero. (crédito: Franco Carletto)


En Tucumán y en toda la Argentina, tenemos la particularidad de faltar el respeto a las comidas. Ocurre en las otras 22 provincias, cuando vemos que le dicen “empanadas” a los inventos que hacen con carne molida (“picada” para el porteñismo), o sándwich de milanesa a esa cosa espantosa que te venden, sobre todo, en Buenos Aires. Pero dentro del Jardín de la República también faltamos el respeto a nuestras propias comidas, y el apretao es un claro ejemplo.


Para los distraídos, el apretao es el popular sándwich de fiambre que puede saborearse, en la mayoría de los casos, a media mañana o a media tarde. Aunque el verdadero apretao no entiende de horarios, y si hay hambre, no queda otra que “aplicarle” uno y sacarse las ganas. Pero, ¿cuál es el verdadero?

Para muchos, preparar 100 gramos de queso y 100 de mortadela, jamón o ternera, un pan sanguchero y algo de mayonesa, alcanza para degustar de esta exquisitez. Pero no, se equivocan: el verdadero y original apretao se hace con salame y queso únicamente, los otros son imitaciones.



Un gran porcentaje de los devoradores de sándwiches tiene la particularidad de agregarle mayonesa o cualquier otro aderezo. El salame, por su sabor y sus pequeños pedazos de grasa, no necesita de ningún agregado para humedecer la parte migosa del pan, algo que no tienen ni el jamón, ni la mortadela, ni ningún otro fiambre. La ternera es un caso aparte, pero también requiere de la ayuda de la salsa inglesa, por lo que también queda descartada.


La infaltable imagen del albañil comprando fiambre, entre las 10 y 11 de la mañana, se repite en todos los rincones de la provincia donde hay una construcción. Agregarle a esa compra algún aderezo, produce un gasto más, algo que generalmente no se hace. El salame hace ahorrar dinero y produce orgasmos en cada uno de los paladares por los que pasa.


Así que espero, señora lectora o señor lector, que a partir de ahora no tengamos la maldita costumbre de llamar apretao a cualquier sangüi, porque apretao hay uno solo.