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Entre el lenguaje inclusivo y el fascismo lingüístico

Opinión

A raíz de la incorporación de la "e", la "x" y el "@" para incluir cada vez a más identidades de género, el escritor Marcos Rossi Peralta expone las causas y consecuencias de las modificaciones que está sufriendo la lengua en el fragor de las luchas sociales.

PARA TODES. Los cambios que propone el feminismo arremeten contra la concepción de mujer que tiene la Real Academia.


El uso del lenguaje inclusivo es ya una cuestión pública. Cada vez más personas e instituciones lo practican. Se lo ve en las redes sociales, en los medios, en telenovelas, en la literatura, en comunicados gremiales, en las universidades públicas (tanto en boca de docentes como de estudiantes), lo usan lxs pibxs en las escuelas, incluso diputadxs nacionales. Ha generado también una oleada de reacciones, a veces esforzadamente intelectuales, a veces violentas y desbordadas. ¿Cuáles son las causas de estas reacciones? ¿Realmente en contra de qué están? ¿Si es una cuestión superficial, una moda o una ridiculez, por qué molesta tanto, por qué esforzarse tanto en cuestionarlo?

1. ¿Qué es el lenguaje inclusivo?

El lenguaje inclusivo consiste en utilizar el género neutro (marcado por la ‘x’ o la ‘e’) en las palabras que refieren a un conjunto de personas que puede incluir a diversas identidades de género. Se opone al uso del masculino con valor genérico. Quien usa el lenguaje inclusivo está diciendo: cuando dicen ‘todos los argentinos’ evitan nombrar a las mujeres, a las personas trans, a las identidades no binarias, y nos sentimos incómodxs con esa invisibilidad, por eso decimos todxs, todes, les profesores, lxs diputadxs. Al mismo tiempo esa práctica lingüística funciona como rasgo identitario, es una de las maneras que tenemos de formar comunidad. Cada vez que lo usamos decimos: yo pertenezco a esta comunidad, la que se identifica con el movimiento feminista, la que está organizándose para que haya igualdad de género, la que se siente incómoda con el régimen heteronormativo y patriarcal.

2. Los fantasmas

Las reacciones violentas contra el lenguaje inclusivo son motivadas por una serie de fantasmas disfrazados de saberes sobre la lengua, está claro, científicamente insostenibles:

a) La lengua sería algo puro que no cambia, y no sólo no cambia, no debe cambiar. Aparece entonces el fantasma de la contaminación y la destrucción. Quienes hablamos el lenguaje inclusivo seríamos destructores de la lengua, y como la lengua es un bien de la nación, y será un bien en tanto se sostenga su riqueza original, nosotrxs seríamos enemigos de la nación.

b) Lo anterior se basa en el fantasma de la incomunicación: la lengua no tiene que cambiar porque si cambia no vamos a poder entendernos.

c) El tercero es el fantasma de la imposición. Existiría el riesgo de que un día, de la noche a la mañana, obliguemos a todxs a hablar en lenguaje inclusivo. A partir de esto la destrucción de la lengua (¿y la nación?) será irreversible, ya no hay vuelta atrás, habremos pervertido la lengua y con ella nos habremos pervertido también y para siempre. En esto justifican su violencia, se estaría jugando el destino de nuestra lengua, la posibilidad de comunicación, la de ser un país normal y por supuesto, la de tener una cultura digna.

d) El último fantasma es el más pintoresco, el del lavado de cerebros. Quien habla lenguaje inclusivo no lo ha decidido en el marco de una comunidad, se le ha inoculado mediante métodos perversos aprovechando una condición de vulnerabilidad: “no se metan con mis hijos”.

3. ¿A qué juega la RAE?

Los fantasmas tienen buena parte de su origen en la Real Academia Española, o en sus adherentes. La RAE fue creada por la Corona Española para regular las normas lingüísticas en sus dependencias coloniales. Nuestro país se independizó en 1810, sin embargo la RAE sigue hasta el día de hoy desarrollando políticas que buscan influir en las prácticas lingüísticas que existen en nuestro suelo. Imaginen si la Corona Española quisiera decirnos cómo manejar nuestra economía o nuestra política exterior, sería un escándalo. ¿Por qué lo permitimos en el plano de la lengua?

La RAE es una institución absolutamente misógina. Desde su creación en 1713, ya hace más de 300 años, no ha tenido nunca una directora mujer, ni hablar de otras identidades de género. En la entrada ‘mujer’ de su diccionario, después de las acepciones, el primer uso que introduce es ‘mujer de gobierno’ y define:

1. f. desus. mujer de su casa.
2. f. desus. Criada que tenía a su cargo el gobierno económico de la casa.

Vale decir, una mujer de gobierno sólo puede significar una gobernadora de su casa, de la economía del hogar, no de un país, una comunidad, no de un Estado. Traduzcamos, la RAE dice: si sos mujer, andá a lavar los platos.

4. Estamos diciendo lo mismo pero de forma incorrecta

No. Los significados que genera une diputade cuando dice ‘todos’ no son los mismos que genera cuando dice ‘todos y todas’, ni son los mismos cuando dice ‘todes’. No nos piden que digamos lo mismo pero “bien”, nos piden que no digamos lo que queremos decir.

5. Los ataques contra una práctica lingüística siempre son ataques contra los sujetos que la practican.

Cuando alguien habla de tucumano básico, está diciendo que la lengua del tucumano es básica, pero también que los tucumanos son básicos. Cuando vemos un aviso clasificado que busca un trabajador con “buena dicción”, están segregando de ese trabajo a lxs sujetxs sociales que según ellos (¿quiénes son?) hablan “mal”. 
Así, cuando dicen que el lenguaje inclusivo es una aberración, una anormalidad, están diciendo que nuestra forma de pensar es aberrante y anormal, que las relaciones humanas y las identidades que representamos son aberrantes y anormales. Cuando alguien dice: no puede ser que un diputado hable así, quiere decir: una persona que tiene esa ideología no puede ser diputado, no puede ocupar espacios de poder. Cuando en una institución educativa se sanciona a unx docente o a unx estudiante por usar lenguaje inclusivo o no binario, se está sancionando que se piense de esa forma, se está sancionando que se cuestione lo instituido. Nunca es una cuestión de formas, forma y contenido son indisociables: cuando dicen que nuestra escritura es incorrecta dicen que nuestras ideas son incorrectas, que, en última instancia, nuestras identidades son incorrectas. Como ya no pueden decirlo directamente, como ya no pueden decirte anormal de frente porque cuesta muy caro, deslegitiman nuestra forma de hablar, con eso deslegitiman lo que decimos (lo que sea que digamos, les alcanza con ver la x para no escucharnos), y nos deslegitiman a nosotrxs como sujetxs del saber o de la política.

6. ¿Cuál es el futuro del lenguaje inclusivo?

No lo sabemos. Si seguirá masificándose de la mano del movimiento feminista, que es el movimiento de masas más importante de los últimos tiempos y el que tiene mayor capacidad de movilización y transformación hoy, o no, no lo sabemos. La lengua cambia al fragor de las luchas sociales. Lo que sí sabemos es que los sentidos que está generando el uso del lenguaje inclusivo son potentes, generan rechazo y generan comunidad. Sabemos también, hoy se hace evidente de nuevo, que la lengua no es inocente, que las políticas lingüísticas pueden generar exclusión y marginación, y que las representaciones lingüísticas pueden convertirse en marcos justificatorios de la violencia.  Sabemos entonces que la cuestión lingüística tiene que, de una vez por todas, formar parte del debate público nacional.


Marco Rossi Peralta nació en 1995, vive en Tucumán. Es escritor y estudia la carrera de Letras en la UNT. Publicó los libros de poesía Micumán (2016, Ed. Monoambiente) y El Mosquito (El tiempo es escaso) (2017, Ed. De Autor). Forma parte de las antologías Perfectxs Desconocidxs (2017, P.D.) y Salí Dulce (2018, Ed. 27 Pulqui y Ed. Almadegoma) que reúne poetas de Tucumán y Santiago del Estero. Es editor en La Cimarrona Ediciones.