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El estigma de la pobreza y la ausencia de derechos mata

OPINion

Por Maximiliano Muñoz

Facundo y su abuela. Dos de las 148.230 personas que hoy viven en asentamientos en la provincia


Facundo Ferreira tenía 12 años, vivía en Juan XXIII, conocido como “Villa Bombilla”, uno de los 186 asentamientos de Tucumán que integran el Relevamiento Nacional de Barrios Populares y uno de los sectores más vulnerables de la ciudad. Facu era un pibe como cualquier otro, a punto de comenzar el secundario. Pero la diferencia es que, al igual que las 148.230 personas que hoy viven en asentamientos en la provincia, ser de un barrio informal, lo condenó de sospechoso. Facundo sufrió la consecuencia de una sociedad que señala y estigmatiza. 

Nos duele saber que vivió y murió sin que muchos de sus derechos más básicos estén garantizados. Facundo no era un delincuente, soñaba con jugar al fútbol y comprarle una casa a su familia “para poder vivir mejor”, como contó su abuela. A Facundo lo mató la indiferencia de un Estado que no reconoce la pobreza como problema principal, un Estado ausente que con solo un disparo terminó con su vida, un Estado que no discute con profundidad para buscar soluciones estructurales y que lo refleja con el mal accionar de la fuerza policial.

Facundo no es sólo una víctima de la desigualdad sino también de una sociedad que se mantiene indiferente ante la muerte de nuestros pibes y de un estado que los abandona y persigue. La muerte de Facundo fue consecuencia de ser catalogado como sospechoso, de ser estigmatizado. Este hecho expresa un proceso de segregación social y criminalización de la pobreza que se viene dando hace muchos años y que lo único que genera es más violencia. Su muerte representa los cientos de pibes que son víctimas de la violencia institucional en los barrios.

Desde TECHO queremos hacer llegar nuestro profundo dolor e indignación ante la muerte de Facundo, repudiamos su asesinato, exigimos justicia y llamamos a toda la sociedad a luchar contra la marginación, exclusión y estigmatización con la que viven las 148.230 personas en los 186 asentamientos de Tucumán y las más de 4 millones a nivel nacional. Que la ausencia y el mal accionar del Estado no se cobre más vidas.



*El autor es director General de la ONG TECHO en Tucumán