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A mí no me mandes porno

OPINIÓN

Todos sabemos dónde y cómo encontrar porno, no es necesario y le quita todo erotismo compartirlo en un grupo en el que estás junto a 20 tipos que aplauden como focas y te vomitan su sexismo porque están viendo un par de tetas.


Si por casualidad compartimos algún grupo de chat, te quiero hacer un pedido muy específico: a mí no me mandes porno.

No lo descargo, no lo miro, no lo contesto, no lo reenvío y no lo festejo. Y no es que no me guste, es que considero que tiene un valor simbólico negativo que va mucho más allá de su contenido: es una de las formas de manifestación de micromachismo, un concepto que abarca ideas, gestos, actitudes y comportamientos cotidianos, interiorizados y justificados como naturales, que condicionan el día a día de las mujeres.

En épocas de un Internet cada vez más metido en nuestra vida, todos sabemos dónde y cómo encontrar porno, no es necesario y le quita todo erotismo compartirlo en un grupo en el que estás junto a 20 tipos que aplauden como focas y te vomitan su sexismo en forma de comentarios, porque están viendo un par de tetas.

Los grupos de WhatsApp de hombres son quizás una de las últimas trincheras de resistencia del machismo más puro, alimentado en un contexto al que la lucha feminista no tiene formas de llegar: claro, es un lugar exclusivo para nosotros.

Y si las cosas son así, entonces tendrá que ser un hombre el que alce la bandera y diga “muchachos, esto que estamos haciendo, también es reproducir los estereotipos de esto que a las mujeres les quita posibilidades y, sobre todo, que las mata”.

No te estoy pidiendo que no mires más porno, crack, tampoco es una crítica a la pornografía en sí, pero creo que no está de más que te hagas algunas preguntas antes de darle click al botón “Enviar”.

Por ejemplo, ¿todos los miembros del grupo quieren ver en este momento esto que estoy por mandar?, a lo mejor es solamente un deseo tuyo, y no te importa mucho el deseo del otro (hola machismo).

O quizás cuestionarte, ¿las personas que aparecen en estas imágenes quieren que esto sea compartido en este grupo? Mucho del material que circula fue registrado sin el consentimiento de las partes, en la mayoría de los casos, mujeres. Aunque claro, si llegaste a este punto, es probable que eso no te importe mucho.

Tampoco soy ingenuo. La industria del entretenimiento para adultos mueve guita, y el sueño de muchas personas, hombres y mujeres, es triunfar ahí. Filmar películas, que se vendan sus afiches, que sus videos inunden la web y llegar a la mayor cantidad de gente posible.

Hay páginas web que se crearon para eso, hay canales específicos en los que se mueven las producciones que ellos generan, y hay un público que comprende las reglas del juego y la manera de consumirlo.

Y después están los que no entendieron nada, los que comparten en el grupo el video íntimo que se le filtró a una actriz, o las capturas de pantalla que hacen del Instagram de su compañera de trabajo en bikini.

Créeme que no vas a ser menos hombre por dejar de mandar esas huevadas, y te puedo asegurar que vas a ser mejor persona. Por lo pronto, mientras lo pensás, te recuerdo que yo ya tomé una postura: a mí no me mandes porno.