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A Manzur, también se lo vendió un amigo

Opinión

Periodista y militante sindical, Martín Faciano analiza el trasfondo del café que tomaron Manzur y Alperovich en la concesionaria del ex gobernador.

Alperovich recibió al gobernador Manzur en su concesionaria de autos y disparó las especulaciones.


El senador nacional José Alperovich volvió  a recurrir a una foto con el gobernador Juan Manzur para  intentar volver a ponerse en el centro de la escena política, y conseguir que se hable de su figura en otro tono. Es que las  últimas referencias hacia su proyección política se plasmaron en las crónicas periodísticas elaboradas en base al acto de apertura del Período de Sesiones Ordinarias de la Honorable Legislatura de Tucumán. En aquel mitín, la referencia del ex Gobernador quedó totalmente desdibujada, y el desarrollo del acto se asemejó a una celebración de la confirmación anticipada de la repetición de la fórmula gubernamental  Manzur - Jaldo para el 2019.

De manera similar, los operadores del alperovichismo pretendieron significar la fotografía que el Senador Nacional subió en las redes sociales, en la cual se pudo ver al Gobernador Manzur  compartiendo un café con el ex mandatario provincial, en la concesionaria situada en calle San Lorenzo.  En ese sentido,  quienes militan para  volver a sentar a José Jorge en el sillón de Lucas Córdoba, aseguran que el Operativo Retorno marcha sobre ruedas, y chicanean al jaldismo ironizando con que el ex Vicegobernador fue a la concesionaria a gestionar un Plan Canje para las elecciones del año que viene.

Por su parte, desde el jaldismo, con la resaca  propia de la euforia con la que vivieron la apertura protocolar de la actividad legislativa, le restan importancia al encuentro entre Manzur y Alperovich. Para ello hacen hincapié en que la postal, en realidad,  fue un obsequio del actual mandamás a su antecesor, para darle un poco de oxígeno político y evitar que el ex dirigente radical saque tempranamente  los pies del plato. En última instancia, sostienen, en política, un café no se le niega a nadie.

Independientemente de las interpretaciones del encuentro, el mensaje a la dirigencia no deja de ser ambiguo y confuso. Para peor, desde el manzurismo, ese sujeto tácito en esta historia, no se ocupan de explicitar ni profundizar el significado de la reunión. Mientras tanto la oposición provincial, aprovecha para cabalgar sobre la idea de continuidad sin cambio que representa el Gobierno provincial; y en  los sectores menos politizados no dejan de entender la visita a la concesionaria como un acto de sumisión.

La interna justicialista irresuelta, por momentos pareciera ser un relato utilizado para mantener la dirigencia activa; o una ficción que sirve para contener a toda la dirigencia  adentro del corral. A su vez, no deja de ser una realidad que se expresa en la disputa territorial entre quienes no se quieren ir y entre quienes quieren volver. En el medio, las historias de traiciones aparecen como un factor disruptivo en el camino a la unidad que se propone (al menos discursivamente) transitar el peronismo comarcano, para retener la provincia por 4 años más. Los dirigentes que aseguran tener poder de fuego, no para ganar sino para hacer perder, mantienen viva, en parte, esa luz de esperanza que Cambiemos para el Bicentenario (CpB) intenta alimentar para, en 2019, conquistar electoralmente las comunas, las bancas y los  municipios con los que hoy no cuenta.  No obstante, para ello, el macrismo provincial deberá resolver sus tensiones internas, que se expresan principalmente entre quienes aspiran a ocupar un espacio en la fórmula gubernamental.