Con presión y contundencia, Atlético volvió a sonreír fuera de casa

Hoy eran de esos partidos en los que Atlético tenía que sumar sí o sí, y si era de a tres, mejor. Porque en frente tenía un Banfield que llegaba en igual o peores condiciones, con cambio de entrenador de por medio y poco efectivo a la hora de convertir, igual al equipo del Ruso. De hecho, ambos tenían apenas cinco goles marcados hasta hoy. El Decano fue inteligente, controló en gran parte el encuentro, lo sufrió por momentos, pero se quedó con una importante victoria para continuar por la buena senda y meterse en la pelea. El partido fue chato y, en gran parte, aburrido, con muy pocas llegadas a los arcos. Las más claras fueron para el Taladro, una cuando moría el primer tiempo y otra al inicio del complemento, en ambas situaciones con el partido 1 a 1. Atlético no fue claro a la hora de generar y atacar, pero si a la hora de controlar el partido. Tuvo un Cristian Erbes cada vez más firme en el mediocampo, cortando los avances del local, limpiando la pelota lo más simple posible y haciendo la pausa cuando había que hacerlo. Tuvo a su lado un Ariel Rojas que cada vez lo complementa mejor, cuando se tienen que cubrir, pero aun impreciso a la hora de distribuir. En los costados, tal vez, estuvieron los puntos más flojos. El Bebe Acosta sigue siendo una garantía a la hora de luchar, meter y poner lo que hay que poner. Además, es uno de los primeros que presiona, pero con la pelota en los pies continúa mostrándose flojo: la entrega mal, no tira buenos centros y tampoco define correctamente. Es como si estuviera peleado con el esférico, pero son rachas negativas que ya pasarán. Por su parte, José Luis Fernández parece que volvió a la normalidad: flojo en defensa y en ataque. Los dos tanques de arriba volvieron a estar en sintonía, como hace unas semanas ante Talleres. Leandro Díaz dejó atrás su mala racha, volvió a marcar y volvió a ser clave para el triunfo, porque corrió, luchó e intentó jugar casi siempre que pudo. Se juntó bien con Javier Toledo, quien lo complementa de buena manera, pero sus ganas de convertir, por ahí, le juegan una mala pasada. Atlético metió, luchó y se paró bien e inteligentemente casi todo el partido. Sufrió un breve lapso, entre el gol en contra de Marcelo Ortíz y los primeros minutos del complemento, pero volvió a acomodarse y terminó generando la última jugada a un minuto del final. Fabián Monzón se hizo cargo, como contra Huracán hace unas semanas, pero esta vez la pelota fue a parar al fondo de la red, para cortar la racha negativa fuera de casa y para volver a sonreír. “Agarramos confianza y estamos con un mejor funcionamiento”, destacó Erbes al término del partido. Las palabras justas para un equipo que se empezó a construir desde atrás, que se está reencontrando con el gol y que sabe que el buen juego aparecerá en cualquier momento. .