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Pons y Gonzalo: el sabor del encuentro y una noche para brindar por San Martín

ANÁLISIS

La dupla de ataque del Santo ha brillado como nunca en la cancha de Quilmes: claves de dos jugadores que se quedaron para hacer historia con un equipo que sale a ganar en todas las canchas y que, cuando se inspira, no tiene rival.

Beso a la frente de Gonzalo Rodríguez para el 2 a 0. Fotos de prensa de Quilmes.





“Hay que tener la cabeza bien fuerte y vamos a ganarlo, ¿sí? ¡Dale, dale, dale!”, arenga Nacho Arce y encabeza la salida de San Martín en la cancha de Quilmes. El semblante ganador acompaña al arquero cuando posa con el equipo y, si repasan el archivo, es el Negro que siempre sonríe, descontracturado, esbozando una sonrisa grande, como si supiera lo que esta noche iba a pasar. "¡Dale, dale, dale!", repite y San Martín sale, sale y sale a presionar arriba desde el primer minuto, agresivo, furioso, prepeando de entrada, descolocando al rival, asustándolo, moviéndole la pelota en la cara, todo en clara sintonía con el ritmo que le impuso el dúo dinámico desde que asumió. Y con el dúo terrible que quema las redes arriba...

Es una sintonía, es la música del pueblo, es el timbal, el acordeón, el viento, son las palmas arriba de Ciudadela, es el abrazo con tu viejo en el living de tu casa, es el ritmo que aparece cuando San Martín empieza a jugar en modo Tigre, como ante el Matador, una de las mejores versiones del campeonato, pero ahora en la cancha de Quilmes, promoviendo el sabor del encuentro, alentando el tráfico frenético de polarizadas, disfrutándolas, con espuma, tocando sin desesperar, entrando por donde tenga que entrar, desbordando al rival con la sabiduría de Mercier, pero sin volverse loco. Es así que llega una clarísima en los pies de Bellone, es cuando da toda la sensación de que el gol está al caer, y cae: Pons se saca la mufa de los últimos dos partidos y le pone la cabeza al centro de Gonzalo, el intratable.

La sociedad compuesta por Lucho y Turbo confirma que se encuentran en su mejor momento: se entienden con la mirada, cuando uno va por afuera, el otro va por adentro, pasa en el primer gol con el centro de GR7 y llega la devolución de gentilezas de Pons para que Gonzalo defina con su toque sutil ante el arco para ampliar la ventaja en un momento clave del partido, cuando Quilmes merodeaba el área de Nacho, una ventaja de dos goles que se achicó en la última jugada del primer tiempo, con esa sensación que queda, pero con San Martín triunfante.

Es una melodía que se traslada al dueto intratable de esta noche, a los que brindaron como si se acabara el mundo, a los que se quedaron para lucharla, los que merecen cada fernet que te den ganas de meterle esta noche para coronar el fin de semana XL como el talle que vas a ir buscar mañana mismo para estrenar contra Rafaela. Son esas cosas que te generan Luciano Pons y Gonzalo Rodríguez cuando juegan de memoria, tómalo vos, dámela a mí, mirá el tercero de San Martín. Tomala vos, dámela a mí, y vino el cuarto de San Martín.

Hat-trick, tetra-brick, dénle la pelota, hagan lo que quieran, pero valoren a Pons: se quedó para pelearla, viene bien desde abajo, en Jáuregui ya hizo feliz a Orsi y a Gómez que cada vez encuentran más motivos para convertir definitivamente en protagonista del campeonato al equipo: ha sido una noche consagratoria para Lucho, el de los goles importantes, desde el agónico del debut hasta la coronación de esta noche donde ha hecho lo que ha querido ante uno de los rivales directos en la lucha por la pelea en serio, el que venía invicto y la mar en coche, al que le rompieron los papeles el 7 y el 9, como en los buenos tiempos, Gonzalo y Luciano, Turbo y Lucho, Rodríguez y Pons, uno, dos, tres, cuatro goles para extender la noche, el finde, justo un lunes, como si para brindar por estas alegrías importara el día.