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El día que a San Martín le clausuraron la cancha por la multitud de hinchas

HISTORIAS DE ACÁ

Defensa Civil puso la faja días después de la tarde que quedó marcada para toda la vida con el gol de Agudiak. Hinchas que no pudieron ver el partido, algunos sin poder respirar, vallas vencidas, alambrados caídos y una marea que sobrepasó los límites. Gabriel Sanzano, enfermo Ciruja e historiador del Santo, cuenta qué pasó: "Nunca vi la cancha así". VIDEO

Hasta las manos. Días después clausuraron el estadio. La foto es de La Logia del Abasto.





El sábado pasado por la tarde anduvo Agudiak por Bolívar y Pellegrini: jugó un partido para concientizar sobre la donación de órganos, justo en la cancha donde más de un hincha pidió un trasplante de corazón. “Pero nunca como ese día”, levanta la voz Gabriel Sanzano, enfermo sin cura de San Martín, vozarrón e historiador de Ciudadela.

Mientras Agudiak volvía a la cancha donde conoció la gloria: con el 17 en la espalda, volvió a pisar el área de la Bolívar y cuando cerró los ojos volvió a vivir aquel momento, el que algunos hinchas juran que cuando miran de nuevo las imágenes, juran, pero juran que Lentini no va a llegar a mandar el centro para la cabeza del Toro y que el grito retumbe cuadras y cuadras a la redonda.

“Lucho, un amigo del fútbol, se había ido caliente porque no podía respirar en la cancha. Caminó varias cuadras hasta buscar la moto cuando escuchó el grito del gol. Dejó la moto con la llave encendida y volvió corriendo a la cancha. Media hora después se acordó de la moto, lista para que se la robaran, pero estaba ahí, tal como la había dejado”, recuerda Sanzano algunas de las perlas que esconde el 22 de mayo de 2016 contra Guaraní Antonio Franco.

A los días siguientes, hace tres años, se produce un hecho inédito en Ciudadela: Defensa Civil clausura el estadio por exceso de hinchas. El entonces presidente de la institución Oscar Mirkin jura que no hubo sobreventa de entradas, pero lo cierto es que ese día Ciudadela literalmente se desbordó, con hinchas que no podían ver el partido, algunos sin poder respirar, con vallas vencidas, alambrados caídos y una marea de hinchas que empezó ese domingo temprano, porque anoche no pudiste dormir, apurás el almuerzo, bajás a unas cuadras y pegás el pique hasta la entrada.

“Ese día tenía popular. Estaba con mi viejo. Una hora antes saqué la entrada ahí, en la cancha. No tomé los recaudos del caso, no dimensioné cómo la gente lo había tomado a ese partido. Imaginé un partido habitual de San Martín, con la cancha siempre llena, pero nunca tan desbordada. Aún así logro entrar a la tribuna por la puerta de la Bolívar, logramos pasar, pero quedamos ahí en el medio, con gente que presionaba de atrás y adelante. Todo el corredor explotaba de gente, nunca vi la cancha así”, recuerda Sanzano.

Entre gritos, empujones, hay chicos, che, guarda, no pechen, culiao, así se movieron los Sanzano padre e hijo: “Las escaleritas estaban atestadas, se vencieron las barandas, había padres con chiquitos, era tremenda la cantidad de gente, veo que algo malo puede pasar y lo saco a mi viejo: ‘Vamos, es peligroso’, le digo. Pero era una odisea salir. Por suerte no habían cerrado los portones. Era peor si los cerraban”.

Sanzano encuentra aire en las calles mientras el partido ya se jugaba. En ese momento acude a un amigo que lo hace pasar a la platea: sentado en la escalera, apretado en la platea, Gabriel se entera que San Martín pierde 1 a 0 y empezaba a temblar la posibilidad del ascenso, de salir de esa categoría de mierda que es el Federal. Cuando los nubarrones invaden Ciudadela, Briones de cabeza lo empata al final del primer tiempo. Y sobre el minuto 94 llega el milagro, el gol de Agudiak, del cual ya se ha escrito mucho, y se seguirá escribiendo y contando en asados, en las previas, volviendo a ver al gol una y mil veces.

“Es uno de los goles más importantes de la historia de San Martín, sin dudas. Es el impulso que necesitaba San Martín para salir de esa categoría. Y es uno de los goles más gritados de la historia de San Martín. Es más emotivo que contra Dálmine: adonde miraba, la gente lloraba de emoción, nunca vi a tanta gente llorar. Necesitábamos más salir del Federal que salir del Nacional B. Un conocido mío de la primaria, al que no le sé el nombre, ese día viene y me abraza, pone la cabeza en el hombro y se pone a llorar”, recuerda.

Y agrega: “En comparación con el gol de Galeano, este gol inicia la levantada de San Martín para volver al fútbol importante de la Argentina, marca el resurgimiento de San Martín que pese al descenso se mantiene. Al gol de Galeano, el descenso tan inmediato le quita un poco el aura. El gol de Agudiak es el gol que más volví a ver. Cada tanto lo vuelvo a ver. De hecho, a los meses nace mi hijo y el primer relato para mi hijo es el del gol de Agudiak”.

“Es tan importante ese gol que San Martín no vuelve a tener zozobras ese torneo. En la siguiente fase define como visitante hecho una tromba en Córdoba: en dos minutos define la siguiente serie. Con el impulso del gol de Agudiak gana en Sunchales con un jugador menos, y a la final la gana tanto en la ida como en la vuelta”, recuerda Sanzano, con los goles de Gonzalo Rodríguez, Turbo de las finales importantes, el ídolo de Aguilares que dicho sea de paso hoy puso la firma para seguir en Ciudadela.

Pero volviendo al hecho de aquel día, ¿cuáles son las razones del desborde multitudinario, incontenible, al punto de la clausura? “Ni contra Boca ni contra River lo he visto así al estadio. Está en el podio junto a la final contra Sportivo Patria, contra Chaco For Ever. Creo que el desborde se debe a que la primera fase del play-off tenía un solo ascenso, la gente estaba entendiendo que Atlético se estaba quedando en Primera, era mucho contraste, era el momento de acortar la distancia. La temporada anterior, cuando Atlético asciende, San Martín revienta la cancha contra Cipolletti. Son los mensajes que mandamos los hinchas: ‘Pase lo que pase, seguimos estando. Y siempre estaremos”.

La foto de Esteban del Santo que inmortaliza aquella tarde descomunal.