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El Atlético de los milagros lo hace de nuevo

IMPRESIONANTE

Como en Medellín, en Quito, o dos veces con Peñarol, el Deca consiguió una clasificación histórica ante un rival de altísimo nivel y prestigio.

Toledo fue el héroe de la serie ante River.-





El 13 de mayo de 2007, Atlético Tucumán le ganó 4 a 1 a Brown de Puerto Madryn en el estadio José Fierro. Pese a ser ampliamente superior a su rival, el equipo que conducía Jorge Solari fue eliminado del torneo esa misma tarde, por el resultado del partido de ida (0-4).

Doce años y un día después, el fútbol le regala una revancha única, con una situación que parece calcada. Un rival de banda roja, en vez de azul, supera al Deca en todas las líneas, y le gana 4 a 1 sin atenuantes. El festejo, sin embargo, es todo tucumano. Lo hecho en la ida justifica las decenas de abrazos que, pasadas las 23 del 14 de mayo de 2019, empezaron a verse en el Monumental de Núñez, y que se multiplicaron por cientos y miles en todo el Jardín de la República.


Está confirmado: Atlético dejó muy lejos las tardes grises de Argentino A, y se acostumbró a dar grandes golpes antes los equipos más importantes, prestigiosos y caros del continente. De todos esos, el de este martes sea quizás el más impactante.


Para dimensionar la magnitud, cabe resaltar que River Plate, con Marcelo Gallardo como DT, jugó 55 series mano a mano. Ganó 44. Definiendo esas llaves en su casa, el “Muñeco” había perdido una sola vez, ante Independiente del Valle por la Libertadores 2016. Ahora el registro dice dos.  


Y todo porque el Atlético de los milagros no está dispuesto a parar con sus epopeyas ante los mejores equipos de América, de hoy y de siempre.

En los últimos años, el Deca eliminó un par de veces a Peñarol, también a Junior y Atlético Nacional, dos gigantes colombianos. Consiguió un triunfo épico en la altura de La Paz, festejó seguido ante Independiente, se hizo inmenso en La Bombonera y en el Nuevo Gasómetro, bajó a Racing en su casa por duplicado, y cómo olvidar esa noche, que en Quito fue la Selección.

Y este martes dejó en el camino al actual campeón de la Libertadores.


River, el que mejor juego despliega en este país, se fue de la Copa de la Superliga satisfecho, sabiendo que tiene un equipo de futbolistas que aparentan ser robots que juegan a la pelota. Una maquinaria aceitada que parece funcionar a la perfección, pero a la que Zielinski le encontró algunas fallas. Ahí le pegó.

Consciente de sus limitaciones, el Ruso potenció al máximo a un grupo de hombres que recordará por siempre estos 180 minutos. Hubo algo de táctica y estrategia, se pudo ver más en la ida que en la vuelta, pero la clave no pasó por el pizarrón. El cuchillo entre los dientes, el corazón en la mano, y la convicción de que se puede y se merecen grandes alegrías fueron mucho más determinantes que las abismales diferencias de jerarquía y presupuesto entre ambos equipos.

Atlético está en semifinales, será uno de los mejores cuatro de esta competencia. Motivo de orgullo e ilusión para sus hinchas, empachados de alegría, hoy recordando aquellos tiempos de angustia y peregrinación en el ascenso para valorar cómo se debe esta etapa única para el fútbol tucumano. Felicidades, Decanos, que los milagros no se acaben nunca.