Top

Atlético recuperó su fuego interior y se hizo gigante en La Boca

ANÁLISIS

El Deca silenció La Bombonera por tercera vez en la historia. Orden y actitud, para ganar un partido durísimo.





Después de las pésimas presentaciones en Paraná y Santa Fe, y del tibio empate sin goles con Talleres, Atlético recuperó la memoria de las noches épicas, pero por sobre todo, se reencontró con su fuego interior, ese que lo hace creer capaz de las hazañas más impensadas.


Con prolijidad en todas las líneas, y huevo, mucho huevo, sacó adelante una parada bravísima, nada más y nada menos que ante Boca Juniors y en La Bombonera, en un partido que era vital para los sueños Xeneizes de luchar por el campeonato.


La clave estuvo, como en las grandes noches de Zielinski, en optimizar al máximo los recursos disponibles. Atlético es un equipo consciente de sus limitaciones, pero por sobre todo, conocedor de sus virtudes.


Así las cosas, no intentó locuras, no apostó al jogo bonito ni al tiki taka, y tomó prestado el lema de la bandera de Brasil: orden y progreso. Y actitud, sobre todas las cosas.


Lucchetti brindó seguridad toda la noche, la última línea nunca se desesperó, el mediocampo se multiplicó por toda la cancha, y el ataque aportó la eficiencia que había perdido. Generó ocasiones, aprovechó las justas, pegó en los momentos más dolorosos para su rival, y festejó a lo grande.


Como en 1976 y como en 2016, repitió la hazaña de ganar en La Boca, con valor agregado: esta vez, además, significó asegurar la permanencia. Lo que se dice un equipo de Primera.