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ARA San Juan: la historia que también conmueve a Arregui

FUERA DE JUEGO

El emblema de San Martín trasciende a Ciudadela y rompe los estereotipos del fútbol: "Hubo una utilización del caso tanto en lo político como en lo mediático y no se dan cuenta que detrás de todo hay familias que sufren y los siguen esperando”. El recuerdo a los 44 héroes. VIDEO

Arregui junto a los familiares del ARA San Juan en Mar del Plata.





Nunca una pregunta importó tan poco. No por la pregunta en sí, claro, sino por el contexto que rodeó aquella noche de noviembre del año pasado. Por el contexto al que ni un gol para ganar un partido de fútbol podía obviar, disimular, esconder, blindar, tapar: el país se sacudía cada día ante el desconcierto abrumador por la desaparición del submarino ARA San Juan de la cual hoy se cumple un año. La pregunta de aquel lunes 27 de noviembre, con 12 días sin novedades de los 44 tripulantes, llegaba en el campo de juego de Temperley a Adrián Arregui, inmenso en el salto para cabecear al segundo palo de Ardente, en la victoria contra San Martín de San Juan, tres puntos por aquel entonces que sacaban del fondo al Gasolero. Y entonces la pregunta: “¿Lo ganaron por el juego del primer tiempo o por el aguante del segundo?”

Arregui, como lo hace en San Martín, esa noche daba la cara, se tocaba la cara abstraído del marco de una tribuna feliz por la victoria de Temperley y la respuesta de Arregui: “Antes de contestarte la pregunta quiero mandarle un abrazo muy fuerte a todos los familiares del ARA San Juan. Me parece que el juego más difícil, esto es un partido de fútbol, ellos son los que defienden la Patria y la verdad que me duele mucho. Pero bueno le quiero mandar todo mi apoyo y toda la fuerza a la gente, primero. Después contento por haber podido sumar, era importante para nosotros. Pero bueno, nada, es un juego más”.

La respuesta de Arregui saca la pelota del medio y llega la repregunta: “Se te nota muy conmovido. ¿Cuál es la reflexión que hacés al respecto?”. Entonces el hombre profundiza: “Sí, porque me parece que después de varios días, uno le da importancia a muchas otras cosas y hoy esto es una máscara, es un partido de fútbol y hay muchas otras cosas de fondo mucho más importantes y quiero darle desde acá todo mi respeto y todo mi apoyo a esa gente que necesita cariño y afecto”.

Hoy, a un año de la pérdida de contacto con el submarino, Arregui está llegando a su casa donde disfruta del descanso con el cerro San Javier como compañía y donde recuerda aquel momento y analiza todo lo vivido en este tiempo: “Me salió decir ese mensaje para los familiares. Antes que nada soy un ser humano. Soy padre. Y para mí es un orgullo saber que ese mensaje a los familiares llegó. Había estado toda la semana mirando la tele, informándome, y me salió decirlo. Muchas veces el futbolista vive en una esfera, en una burbuja. Trato de ser diferente”.

La bronca, la desazón, la sensación de injusticia que salían con aquellas palabras después de su gol se replican ahora: “Vi el oportunismo político que se hizo con el ARA San Juan. Decían que al submarino así lo había dejado Cristina, que esto, que lo otro. Hubo una utilización del caso tanto en lo político como en lo mediático y no se dan cuenta que detrás de todo hay familias que sufren y los siguen esperando”.

Entre los familiares que esperan, que siguen en Mar del Plata, están la madre y la esposa de Esteban García, por ejemplo, el cabo fanático de San Martín cuyo padre trabaja en la cancha los días que se llena Ciudadela, quien ingresó a la cancha con la bandera argentina en un partido contra Dálmine y un pedido general al cual Arregui se suma: “Prohibido olvidar”. Con el padre de Esteban en el club, con la familia de Esteban en Mar del Plata cuando el Santo jugó contra Aldosivi el sábado 6 de octubre pasado. “Sí, cuando fuimos a Mar del Plata fueron a visitarme familiares, me llevaron la bandera y nos dejaron presentes para todo el plantel. Son cosas que me hacen sentir bien como persona. Los jugadores tenemos que ser ejemplos para bien”, define el emblema de San Martín. Y toca de primera para abrir el juego y que se lean y escuchen conceptos que no abundan en el fútbol.

El escritor y periodista Ariel Scher, en sus clases magistrales cuando los alumnos ignoraban conocimientos básicos por fuera del fútbol como los motivos de un feriado o quién gobernaba en tal año, sostenía: “Muchachos, si lo único que tienen en la cabeza es una pelota, se convertirán en pelotudos”. Ante la cita, Arregui define: “El fútbol no tiene educación. Los pibes debutan en Primera y no saben qué hacer además de jugar a la pelota. Se compran el auto, no la casa. Los chicos para poder jugar tienen que estudiar. El estereotipo del futbolista es el del ignorante. Uno lee, escucha música. Trato de compartir con los chicos. Les digo que se compren libros. Me junto con Nico Giménez, Juli Vitale, Purita. Les hablo y los pibes lo entienden. Digo lo que pienso. No ser sumiso te trae problemas, pero soy un loco piola”. Leamos, entonces, al loco piola. Acérquense al loco piola. Está bien cuerdo y ahora lo saben: a la personalidad que demuestra en el juego la sostiene con sus palabras.