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El golazo de Bieler y los ídolos de San Martín con los chicos del potrero

CIUDADÉ

Taca, Matías García y Lucas Acevedo vivieron un mediodía inolvidable junto a los más humildes en El Retoque, en el corazón de Manantial Sur. El gran mensaje que dejaron. Fotos y videos.

Los ídolos de San Martín con los chicos del Manantial. Las fotos y los videos son gentileza de Laura Trejo.





Los hizo para salir campeón de la Libertadores, los metió para lograr el ascenso, de cabeza, con la derecha, con la zurda, de puntín, picándola y de volea. Claudio Bieler nació para el gol, pero hay golazos que trascienden al resultado, al campo de juego, a los festejos con el salto y el puño arriba que lo caracterizan. Al lado lo acompaña el 10, el crack, el enganche, el que desborda y también grita con la zurda. Es Matías García que esta mañana también dejará un mensaje para ser escuchado por todos. Y el trinomio lo completa el líder del fondo, Lucas Acevedo, el de los goles en la final para volver a Primera, el grandote, como le dicen los cientos de chicos del barrio Elena White, donde queda el potrero El Retoque, en el corazón de Manantial Sur.

Los ídolos de San Martín vivieron uno de esos días que no se olvidarán más. Y los chicos ni hablar. Porque los esperaron desde temprano con sus camisetas en el potrero donde juegan hasta que la luz los deje. Como vieron alguna vez en los partidos de la Champions, le hicieron el pasillo para que uno a uno pase, chocando esos cinco, sacándose fotos y escuchándolos hablar hasta que estén las pizzas caseras para compartir este mediodía. Escucharon, por ejemplo, el mensaje del goleador, palabras sabias de un hombre que ha ganado todo pero que no olvida sus orígenes, los de Vera, Santa Fe, y las palabras de sus padres: “Mis padres me obligaron a que elija una profesión pero siempre y cuando primero termine la escuela”.  

Taca puso el acento en la educación, en perseguir los sueños, pero nunca abandonar la escuela, respetar los tiempos, buscar las posibilidades y sortear los obstáculos que se presenten en los comienzos: “Cuando era chico la ciudad más cerca que tenía era Santa Fe, a 300 kilómetros de mi pueblo. Que te vaya a ver gente ahí es muy difícil. Tuve la suerte de jugar en la liga verense, después me vieron en la escuela Renato Cesarini de Rosario y así llegué a Colón. Pasé por la edad de ustedes. Es difícil dejar sus amigos, la familia, el barrio, el colegio, pero me subí al tren y ya de grande no me bajé más. Pero insisto: terminen el primario, el secundario, tener un título es sumamente importante”.

Mientras hablaba Taca, Acevedo y Matías García lo escuchaban atentamente, asentían lo que decía, los llevaba a sus propios inicios. Y Caco se prendió cuando los chicos les hicieron preguntas sobre el potrero, el lugar en el mundo que inmortalizó Maradona en Fiorito: “En La Plata conocí potreros. Es lindo venir. Nos despeja la cabeza. La responsabilidad que tenemos los jugadores es muy grande, hay mucha gente detrás de nosotros, estamos en un club donde el hincha te exige muchísimo, y nos despeja volver a ver la realidad que a veces olvidamos”. Y cuando define Caco llueven los aplausos, y hay tiempo de patear un rato, de entregar pelotas, acompañados por el doctor Samuel Semrik, y hablar con los chicos, una caricia en medio de las carencias y esfuerzos de una escuela de fútbol que se dedica a promover valores, reafirmar la educación y utilizar el fútbol como un refugio para los pibes y ahora sí, una porción de pizza para el Taca, una para Caco, otra para Lucas, salud con los chicos y una foto más.

El capitán de San Martín se mostró conmovido entre los chicos del barrio Elena White. Fotos: Laura Trejo.

El defensor del Santo compartió sus inicios con los chicos y se sacó fotos con todos. 

Caco fue uno de los más buscados por los hinchas de San Martín en Manantial.