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Cuello y Romero, de la escuelita a primera, siempre juntos

DÍA DEL AMIGO

Dos de las jóvenes promesas del Deca comparten mucho más que la cancha. Mates, risas, goles, y una historia de amistad que los une desde la infancia.





Lo soñaron siendo niños, pateando la pelota en la casa, y lo están cumpliendo ahora, mientras están saliendo de la adolescencia. Tomás Cuello y Jonás Romero comparte mucho más que el rótulo de "promesa de Atlético". Son compañeros, amigos, y tienen una historia que los une desde antes de iniciar el camino del fútbol.


"Una vez jugamos un campeonato de barrio, ahí nos conocimos. Después entramos juntos en la escuelita de Atlético y nos hicimos amigos", cuenta Romero, el número 30 del Deca.


EL INICIO. Cuello y Romero, en la época de la escuelita. Foto: Soy Decano

El ingreso en infantiles fue en 2011, y desde ahí no se separaron más. "Ese año salimos campeones, y los dos siguientes seguimos compartiendo la escuelita. En 2014 pasamos a inferiores de AFA, y también terminamos con el título", comienza a enlistar alegrías "Tomy" Cuello.


La trayectoria los llevó a compartir el vestuario "decano" en el regional sub 17 que se jugó en Jujuy, y que también terminó en vuelta olímpica. De ahí pasaron a reserva, y siguieron sumando minutos y experiencia. Así, esperar el salto a la primera fue cuestión de tiempo, pero hubo una sorpresa más.


"En febrero nos convocaron juntos al sub 20 de la Selección Argentina, fue una experiencia tremenda compartir ese momento", recuerda "Tomy". Y sí, de competir en un torneo barrial, a practicar en el predio de Ezeiza, las "joyas" lo estaban logrando.


UN SUEÑO. El día que compartieron el vestuario en la Selección Sub 20.

En los últimos años, juntos pasaron decenas de concentraciones, y miles de mates. "Éste está loco, se la pasa todo el día mateando. Yo le acepto algunos cuantos y compartimos, pero él no lo suelta ni un minuto", se rie Jonás, que no duda en largar un desafío: "nos gusta jugar a la play, pero todavía no nos enfrentamos. Nunca la llevamos a la concentración, pero ya vamos a hacer un partido".


SIEMPRE JUNTOS. A lo largo de los años, compartieron decenas de canchas.

El pasado miércoles dieron un paso más en su increíble historia. Empezaron en el banco, pero terminaron juntos en cancha, enfrentándose a San Martín. "Fue increíble, después de haber jugado tantos clásicos en todas las categorías, entrar juntos a la cancha en un partido de primera fue una locura", cuenta Tomás. Del otro lado, Jonás se muestra feliz pero también autocrítico. "Tenía muchas ganas de jugar, y la ansiedad me llevó a correr como loco. Estaba muy acelerado y no me supe controlar, tengo que corregir eso", confiesa, antes de elogiar a su amigo: "él entró muy bien, muy rápido y preciso, desbordó mucho y me gustó cómo jugó".


Este día del amigo los encuentra esperando la convocatoria para el partido del domingo por Copa Argentina, del que esperan ser parte. "Ojalá, sería hermoso", se ilusiona Cuello. "Queremos seguir sumando minutos juntos, ojalá empecemos a tener más oportunidades", cierra Romerito.


EXPERIENCIA Y JUVENTUD. Tras el último clásico, los jugadores se saludan. De un lado, Mercier. Del otro, Cuello y Romero.