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El Chino Sarmiento y la vuelta que San Martín ya dio en Junín

HISTORIAS DE ASCENSOS

El hincha emblemático del Santo habla de Domingo Faustino, el prócer que le dio apellido a él y el nombre al rival de la gran final. Y cuenta el título que una multitud de Cirujas festejó en la ciudad a la que 4 mil fanáticos irán el domingo. Imperdible.

La banda del Santo con el Chino Sarmiento al frente, junto al Cabezón Rojas y Daniel Lobo. ¡Qué bombos! ¡Qué banderas! Foto: Barrabrava Photos





"Sí, ya sé, hoy me cargaban los muchachos: 'Guarda, Sarmiento, ¿no? Te vamo' a hacé cagá'. Justo la final contra Sarmiento, ¿qué le voy a hacer?". El Chino Sarmiento es San Martín. Es un prócer de la tribuna para muchísimos hinchas desde el 71 hasta que dejó el mando de la barra. Pero ahora el Santo juega contra Sarmiento, contra el equipo, y las cargadas se instalan en la Rondeau y Alem, donde el Chino para a comerse una pizza y a tomarse un vino: "¿De dónde viene mi apellido? Vengo del maestro Sarmiento", dice el Chino, siguiéndole la chicana a los amigos de Ciudadela. "Tengo familiares en el campo, en Catamarca, capaz queda alguno en San Juan como Domingo Faustino".

A días de que el apellido ilustre del barrio vuelva a llenar un par de colectivos con hinchas rumbo a Junín para la primera final contra Sarmiento, surge la pregunta inevitable: ¿cuántas finales en el pecho carga? Y el dato es un guiño histórico a la riquísima historia del Santo: "La primera final que me tocó ir como líder de la barra fue en el 76, justamente en Junín, contra Jorge Newbery de allá. Son el clásico de Sarmiento. La final de ida habíamos ganado 1 a 0 aquí con gol de Coria de tiro libre, en Ciudadela. Ese día Julio Ricardo Villa estaba en la cancha y gritó el gol de San Martín. Se enojaron las chicas", recuerda.

Muchas finales encima lleva el Chino Sarmiento, todos los ascensos y el lujo de haber festejado su cumpleaños el día del 6 a 1 a Boca en la Bombonera. En esa época hacía yudo y básquet en El Cruce. Y ya con tono paternal aconseja a los hinchas más jóvenes que irán, quizás por primera vez a ver una final por el ascenso a Primera con el Santo: "Hay que portarse bien, no hay que hacer lío en la ruta, siempre alentando a San Martín. No hay que pensar en otra cosa. Eso sí: nunca nos van a llevar por delante. Si alguien nos quiere prepear, hay que pararse. Pero nunca motivar el problema".

La ansiedad que hoy se respira en cada esquina de Ciudadela, en el Oste II y en tantos barrios de Tucumán es, jura Sarmiento, la misma que se vivía en aquella época, antes de viajar a Junín a definir la final del Regional para ascender al Nacional: "Saqué siete micros. Salimos desde el Solar, el hermoso club de básquet y bochas que quedaba en la Lavalle. Le llenamos la popular completa, más de 2000 hinchas nos permitieron llevar. Íbamos perdiendo 1 a 0 y el Tigre Marangoni metió el gol del empate. Fue impresionante la multitud de hinchas que nos esperaban en la plaza Independencia cuando volvimos con los jugadores. De ahí nos fuimos todos a Ciudadela, ojalá que la felicidad se repita este año, estamos cerca. Cada día más cerca, maestro".

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