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Galeano contagia fe en San Martín: fútbol, Biblia y corazón

EN VOS CONFÍO

El volante recupera la titularidad en el Santo y predica con el ejemplo: "Oramos por el club, creemos en Dios y confiamos en nosotros".

Juan Galeano será titular el lunes en Tandil.





"Dios es bueno", reza el estado del whatsapp de Juan Galeano. La frase abre las puertas de un mundo de fe colmado por la prédica divina y la práctica terrenal en los campos de Ciudadela. Porque es viernes y el volante del Santo acaba de dejar el entrenamiento donde, jura, se lo ha vivido como un partido y él, con su fe al hombro y la pelota a sus pies, ha recuperado su lugar perdido por una maldición: "Esa roja injusta que recibí contra Riestra. Les juré a mis compañeros que el codazo no había existido, conseguí el video que prueba mis palabras y tanto ellos como Rubén (Forestello) confiaron en mí".

Así como el canto de los Cirujas agita las tribunas de Ciudadela, la fe de Galeano mueve las montañas y sacude el pesimismo que ha dejado el pasado, las dos últimas presentaciones de San Martín con la derrota el día de la roja y el empate durante su ausencia: "Estuve mal porque no pude estar ahí, jugando con mis compañeros. Desde afuera se ve todo mucho más distinto, con otras pulsaciones. Nos fuimos contagiando de los errores y aún así conseguimos un punto que, si ganamos en Tandil, va a valer mucho más".

La fe de los hinchas en este equipo nunca se da por perdida, pero sí generó bronca y fastidio lo visto el último domingo en casa. Galeano lo asume: "Los silbidos y las críticas son parte del fútbol. Personalmente, la verdad es que no me afectan en nada. El objetivo va más allá de un traspié. Estamos en un club grandísimo y es lógico que todos quieran que ganemos y juguemos bien. A mí también se me escapa una puteada si no salen las cosas. Pero estamos tranquilos: cada práctica nos exigimos al máximo. Después si la pelota entra o no, ya es otra cosa".

Forestello es el líder de este grupo y uno de los que más confía en aprender de los pecados cometidos y sanarlos en función de lo que viene: "No puedo vivir del pasado ni me puedo adelantar al futuro, tenemos que pensar en el presente y es Tandil", afirmó el DT, a quien Galeano define sin olvidarse de Diego Cagna, su antecesor: "Me gusta cómo Forestello vive los entrenamientos, es muy intenso. Todos los entrenamientos son un partido. Con Cagna había cosas diferentes y en el fútbol cada cosa cumple un ciclo. Eso sí: tanto con Diego como con Rubén el objetivo es el mismo y es el ascenso. Nuestro rol es jugar y obedecer. Después, cada uno tiene su preferencia, su sistema, pero nadie en el fútbol tiene la verdad. Nadie".

Galeano suena franco y honesto en sus conceptos. Y una muestra clara de ello es cuando asume cómo se vive este momento en la intimidad del plantel y, sobre todas las cosas, cómo se sale adelante: "Somos un grupo unido. No somos muchos y las charlas las hemos tenido desde el primer día porque hablando la gente se entiende. Tanto con Claudio (Bieler) que ahora es capitán o cuando estaba Sebastián (Prediger), siempre me ha gustado participar, pero lo mejor es cuando participamos todos. A veces una palabra de los más chicos puede generar esa revolución necesaria y contagiar a todos las ganas de estar. Todos aportamos. Todos somos importantes".

El volante atesora momentos claves durante su andar en este torneo en San Martín: el gol del debut contra Ferro que dio inicio a la ilusión, el golazo en Corrientes contra Boca Unidos en un momento crítico del equipo y su correspondiente desahogo en ese vestuario y su tarde inspirada contra Los Andes para asistir a Bieler y erigirse como figura del equipo. Ahora el Santo vive otro momento incómodo en el torneo, pero el volante de 28 años vuelve a mostrar su fe: "De visitante no tenemos tanta presión. Vamos a salir a proponer lo nuestro, confío en que vamos a volver con el triunfo. ¿Si es con un gol mío? Ojalá".

A horas de cruzar los cielos este sábado con destino a Buenos Aires, Galeano cuenta cómo vive la espera y, en general, cómo son sus días en Tucumán y cuándo se aferra a la palabra de Dios: "Nos gusta vivir aquí. Nos gusta la vida social de acá. Disfruto de un café en barrio Norte, de llevar a Benjamín e Isabella a la plaza Urquiza. Me gusta leer mucho. Estoy con un libro de Guardiola porque quiero ser técnico y siempre con la Biblia. Con Correa, Espíndola, Diego Martínez y Benegas somos muy creyentes, oramos por el club, por el hincha, y porque todos podamos disfrutar de vestir estos colores. A veces el exitismo nos saca del camino y por ello creemos en la voluntad de Dios, que es no desviarnos del camino y confiar en nosotros mismos. En eso creemos".