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El último engaño a Oscar Ramón: llora el acordeón del Mercado del Norte

HISTORIAS DE ACÁ

Quedó ciego a los cinco años, pero se sobrepuso y encontró en la música su alegría. Desde hace más de dos décadas, todas las mañanas sale de Tres Pozos y toca sus canciones en el Mercado. El martes sufrió el robo del instrumento: "El acordeón es la conexión con el mundo".

Oscar Ramón Albarracín tiene 58 años y espera reencontrarse con su acordeón. La foto y los videos son de Ana Gabriela, su sobrina.





“Conoce lo que es el sol. Ha pasado mucho tiempo de la última vez que lo vio, pero tiene el recuerdo”. Ana Gabriela es la sobrina de Oscar Ramón Albarracín, el hombre de 58 años quedó ciego cuando apenas era un niño que jugaba en las calles de Tres Pozos, Estación Aráoz, Leales.

La noche larga de Oscar Ramón recuperó algunos colores a través de la música: “Siempre le gustó el acordeón. Se fue a Buenos Aires a estudiar y encontró la alegría en lo que hace. Desde joven que encontró en las canciones la forma de conectarse con el mundo”, relata su sobrina.

El mundo de Oscar Ramón eran mañanas y noches en Tres Pozos ensayando tarantelas, tangos, cumbias, valses, canciones infantiles, himnos de cancha y marchas. Así pasaba los días hasta que llegó al Mercado del Norte, el corazón del centro donde miles de tucumanos hacen sus compras todos los días, comen algo al paso, y se van.

En el Mercado del Norte, Oscar Ramón se hizo conocido por todos los que trabajan entre sus calles desde hace años. Pasaba tocando el acordeón y las personas empezaron a invitarlo a sus casas, a contratarlo para cumpleaños, bautismos, casamientos, bienvenidas,  y partidas.

“Mi tío siempre anduvo con el acordeón, el estuche y una agenda con los teléfonos de la familia. Cuando lo invitaban, nos avisaba y se iba. No importaba dónde estuviera, como en Los Gómez, Trancas, o en cualquier pueblo del interior tucumano, siempre nos llamaba por teléfono para que nos quedáramos tranquilos”.

El martes la familia Albarracín recibió un llamado que entristeció los días de Oscar Ramón. “Ese día, a las 13, él salía del Mercado por la Junín acompañado de un guardia. Siempre camina desde la Córdoba hasta la San Juan donde toma el 8 para llegar a la Nueva Terminal y subirse al colectivo que lo deja en Tres Pozos”.

Durante la cuadra que hizo Oscar Ramón entre Córdoba y San Juan, un joven se le acercó: “Le dijo que lo ayudaba a cruzar. Sabemos que era joven por el tacto de mi tío: al cruzar, le toca la mano que tiene apoyada en el hombro. Cuando llegaban a la San Juan, el muchacho le dijo: ‘Vamos en auto hasta la Terminal, señor. Yo lo llevo en un taxi o remis’. Eso le dijo, pero nunca llegaron a la Terminal”.

Oscar Ramón se sintió del lado del acompañante durante el viaje mientras que el joven que se ofreció a llevarlo iba atrás, con el acordeón a su cuidado. “En lugar de ir a la Terminal, lo dejó a mi tío a unas cuadras, en El Bajo. El joven le dijo que lo esperara unos minutos, que le iba a comprar una gaseosa, pero pasaron los minutos y nunca más volvió. Se fue con el acordeón y dejó solo a mi tío”.

Oscar Ramón preguntó dónde estaba y llegó a la Terminal para tomar el colectivo hasta Estación Aráoz. Dice Ana Gabriela que lo hizo en silencio sin derramar una lágrima: “Hace unos años sufrió un ACV que le afectó la parte sensible. Siempre tuvo mucho desenvolvimiento con la gente, pero ahora a las emociones mucho no las expresa mucho lo que le pasa, lo que está viviendo con todo esto. Nunca pensó mi tío que alguien podía aprovecharse así, es la primera vez que le pasa”.

Enterada de lo contado por su tío, Ana Gabriela salió a buscar el acordeón. “Hice la denuncia en la comisaría 1ra, esta mañana fui a la fiscalía, pedimos las cámaras en ese recorrido que hizo mi tío con el que le robó el acordeón, y después subí por la 24 preguntando a los vendedores ambulantes si alguien les había ofrecido un acordeón”.

Un acordeón cuesta 30 mil pesos. El de Oscar Ramón es negro y se guarda en un estuche negro con correas para usarlo como mochila. Eso es lo que vio un vendedor en la 24: “Lo anduvieron ofreciendo a 3 mil pesos, cerca de la 24 y Monteagudo. A mi tío no le falta nada, tiene su pensión, ¿pero quién puede comprar un acordeón nuevo con cómo están las cosas?”.

Oscar Ramón Albarracín no sale de su casa desde que pasó lo que pasó. Varios mensajes han ido llegando con datos del acordeón desde que Ana Gabriela publicó en las redes sociales su indignación, pero el acordeón sigue sin aparecer. “Está en el campo, a la espera de que aparezca. Es su conexión con el mundo, lo que le gusta hacer: tocar música en el Mercado del Norte, y adonde lo inviten a tocar un vals, o la música que más les guste”.


"Desde el alma".


"La cumparsita".