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"El chiquito estuvo dos minutos bajo el agua": el relato de lo que pasó en el río Loro

TIENE 12 AÑOS

Cecilia Ortiz pasaba por la zona cuando vio a la gente ponerse de pie: "Habían estado jugando a que se hundían y salían. Pero en un momento no salió más y empezaron los gritos".

El río Loro, aguas para tratar con cuidado.





Santiago tiene 12 años y fue a pasar la tarde al río Loro. Iba acompañado por sus primos de 14 y 15 años y una joven tía de 17. Habían salido después del mediodía desde Nueva Esperanza y llegaron al Cadillal. No había un lugar más lindo para estar a las cuatro de la tarde que refrescándose ahí, chapoteando, salpicando, tirándose bomba, clavado, disfrutando del río hasta que un grito lo paralizó todo: "¡Ayuda! ¡Se está ahogando! ¡No sale!"

Cecilia Ortiz tiene 36 años y es empleada pública, pero siempre le gustó el río y sus cuidados. De chica aprendió los primeros pasos al lado de su tío Jorge, el salvavidas de la zona. Luego, en 2008, tomó un curso con Defensa Civil de Buceo, Salvataje y Rescate. El curso duró tres meses y, entre otras clases, aprendió con sus manos a hacer reanimación cardiopulmonar, RCP. Con esas manos ahora estaba haciéndole masajes al niño: "Iba pasando cuando vi que la gente se empezó a parar. Habían estado jugando a que se hundían y salían. Pero en un momento no salió más y empezaron los gritos".

El desconcierto y la desesperación se adueñó de todos menos de ella, de una estudiante de medicina y de dos jóvenes de la zona: Ezequiel Correa y Alexis Galván, más conocido como Farruco, quienes conocen como nadie los secretos del río y se tiraron del puente para sacar del fondo al niño: "'¡Lo toqué! ¡Aquí está!', gritaron los chicos que se tiraron del puente. Ellos lo encontraron y yo me metí a ayudarlos porque nadie se movía. Me meto, lo saco y empiezo con los masajes. Estaba haciéndole RCP y luego apareció la chica que estudia medicina y seguimos intentando reanimarlo. Había estado dos minutos bajo el agua", le cuenta a eltucumano.com.

Hay un cartel cerca del camping de la UPCN (Unión del Personal Civil de la Nación) que prohíbe meterse en esa zona del río. "Esa parte donde había estado el chiquito es muy peligrosa. En el río en general hay que meterse con precaución. El chiquito y los primitos habían estado en la parte del remanso, que ahí se van para abajo, el agua hace como un embudo y te chupa, no es como la parte de la correntada que te saca a la orilla", explica Cecilia, quien vive en El Cadillal junto a su hija Fátima y su familia, a quien les contó lo que pasó después de sacar a Santiago del río.

"La ambulancia llegó en 20 minutos. Llamé a la Policía de Lules y me dijeron que llame a la del Cadillal. Me voy al dispensario a buscar la ambulancia, a 1 kilómetro, y no podía ir. Hasta que llamé al 107 y mandaron una ambulancia que estaba en la ciudad y no tenía oxígeno. Le metí una prepeada al policía que había llegado: '¡Meta, alzalo!' El chofer de la ambulancia era un muchacho joven y muy amable que nos ayudó. Pero con el policía íbamos haciéndole masajes al chiquito que estaba mal, con el pulso muy débil hasta que lo estabilizaron con el respirador", explica la heroína de esta tarde, quien ya había salvado a otros pequeños en distintas ocasiones: "Sí, ya me había pasado antes, en el dique he sacado tres chicos, en el río Loro sacamos cinco más con mi tío Jorge, y después a otro vecinito". 

Cecilia Ortiz no quiere despedirse sin remarcar un problema que viven los vecinos del Cadillal con el río Loro: "El puente nos divide. De un lado para allá, todo lo que pase pertenece a Burruyacú; y del otro lado, al Cadillal. Entonces la Policía se pasa la pelota: a quién le corresponde cada cosa. Es el gran dilema que vivimos aquí", cierra y pide, hasta que se solucione la situación, que Santiago, ya en el Hospital de Niños, evolucione favorablemente.