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"Tucumán se asimila a las ciudades europeas con sus fachadas antiguas"

ENTREVISTA

Luis Martínez Conde es un fotógrafo español que retrató diferentes puntos del microcentro tucumano, conjugando el paisaje urbano con las acciones de su gente. Visitó la provincia en el marco de su exposición en la Octava Bienal Argentina de Fotografía Documental.





Sus ocho días de estadía, por primera vez, en la provincia más chica de Argentina le permitieron retratar algunos rincones de la bulliciosa San Miguel de Tucumán. “Es una ciudad muy grande, pero me gustó la vida que tiene la calle, hay mucha actividad y todo está abierto hasta tarde”, rescató el fotógrafo español Luis Martínez Conde, quien visitó la provincia en el marco de su exposición en la Octava Bienal Argentina de Fotografía Documental.  

Aunque consideró que “la ciudad no se destaca por su belleza como tal, tiene puntos sociales fuertes por la cantidad de gente que hay”, y en algunos casos le recordó a México, donde vivió casi un año, por “la disposición de sus fachadas”.


Luis centra su trabajo en la fotografía social y de viajes, y el fotoperiodismo urbano. El centro de la Capital brindó el escenario ajetreado y acelerado de las mañanas y las tardes laborales de los tucumanos. 


“Cuando hago fotografía de calle me dedico a pasear y observar, más o menos, como si fuera un cazador. Lo que me voy encontrando y me llama la atención intento fotografiarlo. No busco una localización o un fondo en concreto para esperar que pase algo. Yo voy moviéndome. Estos chicos iban pasando como lentito. Saqué la foto y ellos se dieron cuenta e hicieron ese gesto”. 

La cabina tipo inglesa en desuso de calle Laprida y Mendoza enmarcó la foto de unos estudiantes en el primer día de paseo de Luis por Tucumán. “Me di cuenta que llamaba la atención ahí por mi cámara que es grande, la gente me miraba. Entonces, cuando estaba haciendo unas fotos de unas personas que estaban esperando el autobús los chicos, que estaban en la cantina de enfrente, me gritaron para que les hiciera la foto. Estaba la cabina inglesa justo al lado y vi que su uniforme jugaba bien con ella”. Cuenta que los adolescentes hasta hoy le pedían con urgencia la foto a Luis. Y aquí está lista para descargar y compartir. 


Aunque gran parte del patrimonio arquitectónico de la capital tucumana se ha perdido para dar paso a nuevos edificios y negocios inmobiliarios, todavía sobreviven algunas residencias con frentes al estilo art nouveau, francés y unas poquitas italianizantes.


“Me gustaron mucho las fachadas antiguas, me llamaron mucho la atención. Tucumán se asimila mucho a las ciudades europeas con esa arquitectura”. El frente de la residencia “Caminito”, de calle Crisóstomo Álvarez al 200, donde se hospedó Luis “era una de las más llamativas”.



“Salí, me puse enfrente y mientras encuadraba pasaban personas. Vi que venía la mujer y el niño con el globito, entonces pensé ‘hostia, el globo es un punto de color muy bueno así que voy a esperarlo’”, y salió una postal al estilo grafiti de Bansky

Los mercados son parte de los trabajos de Luis, porque “son puntos importantes donde se junta la gente de todas las clases sociales y donde se pueden hacer retratos muy buenos”. 


Sin embargo, en el Mercado del Norte la recepción no fue tan amable. “Tuve bastantes problemas ahí y me tuve que ir”, cuenta Luis, que fue conducido por la seguridad privada a un cuartito donde le pidieron explicaciones de su presencia allí. 

“Me atendieron dos señores mayores que quedaron conformes con mi explicación de por qué hacía fotos y me dejaron. Pero de todas formas el ambiente no era bueno”.


El pan nuestro

Luis revela que en Europa no es todo dorado y perfecto, como muchas veces creen los extranjeros y turistas que visitan el viejo continente. Sobre todo, en España donde la contaminación afecta al sur de ese país por la concentración de residuos radiactivos en la costa de Huelva.


Su trabajo fotoperiodístico “El pan nuestro de cada día” expone esa realidad, la de la balsa de fosfoyeso de Huelva, el depósito de desechos tóxicos del polo industrial de la ciudad, que se encuentra a unos 500 metros del núcleo urbano. 

“Es el mayor vertedero de residuos tóxicos radioactivos de Europa y uno de los más grandes del mundo seguramente”, explicó Martínez Conde.
La muestra, que se puede visitar en el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán hasta el 15 de diciembre, reúne las 10 fotografías con datos periodísticos que revelan el daño que provoca la presencia de la balsa a los habitantes de Huelva.

Luis promete que volverá a Tucumán, seguramente a montar una nueva exposición durante la próxima Bienal, un evento al que, consideró, deberían poder acercarse todos para “viajar” a través del mundo de la fotografía.