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Un antibiótico podría ayudar en el tratamiento del Alzheimer

UNT

La bioquímica tucumana Luciana Medina desarrolló parte de su tesis doctoral en Francia, donde investigó los efectos de un antiguo antibiótico sobre la proteína que causa la muerte neuronal en pacientes que padecen esta enfermedad.

Luciana Medina (sentada), Diego Ploper (atrás), Rosana Chehín, Benjamín Socías y Sabrina Sequeira.





Un equipo conformado por científicos tucumanos y franceses estudia en modelos celulares y animales los efectos de un antibiótico sobre una proteína llamada TAU cuya agregación es considerada la principal causa de la muerte neuronal en pacientes que padecen Alzheimer. La enfermedad se vincula también con la agregación de otra proteína, la beta- amiloide, aunque los resultados de los últimos estudios realizados llevan a pensar que tendría menos correlación con la enfermedad.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta en el deterioro cognitivo y en trastornos conductuales. Se caracteriza en su forma típica por una pérdida de la memoria inmediata y de otras capacidades mentales, a medida que mueren las células nerviosas -neuronas- y se atrofian diferentes zonas del cerebro. 

Se trata de la forma más común de demencia y aparece con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años de edad, aunque también en raros casos puede desarrollarse a partir de los 40 años. Por lo general, el síntoma inicial es la inhabilidad de adquirir nuevos recuerdos, pero suele confundirse con actitudes relacionadas con la vejez o el estrés.
 
 A medida que progresa la enfermedad, aparecen confusión mental, irritabilidad y agresión, cambios del humor, trastornos del lenguaje, pérdida de la memoria de corto plazo y una predisposición a aislarse a medida que declinan los sentidos del paciente. 

Los tratamientos actuales ofrecen moderados beneficios sintomáticos, pero no hay tratamiento que retrase o detenga el progreso de la enfermedad, por eso cada uno de los avances de la ciencia significa una esperanza para los 50 millones de personas que padecen la enfermedad en todo el mundo.



Un equipo franco-tucumano

Luciana Medina, bioquímica graduada en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) e investigadora del Conicet estudia para su tesis doctoral las bases moleculares de la enfermedad de Alzheimer y el efecto de la doxiciclina como neuroprotector.  Se trata de un viejo antibiótico, de la familia de las tetraciclinas, que se usa en el tratamiento de neumonía y de otras enfermedades del tracto respiratorio.


En julio pasado, Medina presentó su trabajo en el XI Foro de la Federación Europea de la Sociedad de Neurociencias, en Berlín. La tesis es dirigida por la doctora Rosana Chehín, quien el año pasado publicó en una revista de la serie Nature estudios sobre los efectos del mismo antibiótico, pero en otra enfermedad neurodegenerativa: el Parkinson. Su codirectora es Rita Raisman Vozari, investigadora tucumana que se desempeña en el Instituto para el Cerebro y la Médula espinal en París. Completan el equipo Diego Ploper, Benjamín Socías y Sabrina Sequeira, científicos graduados en la UNT.


Medina estudia especìficamente la capacidad del antiguo antibiótico para inhibir la agregación y la toxicidad de la proteína tao, tanto en estudios in vitro como en gusanos C elegans que fueron empleados como modelos de experimentación. La investigadora, quien volvió al país la semana pasada luego de un año y medio de realizar estudios y pruebas en Francia, señaló en una nota publicada en la web de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNT (SCAIT) que "la doxiciclina tiene una estructura química particular que le permite llegar al cerebro y atravesar la barrera hematoencefálica". En las pruebas, la investigadora tucumana observó que los gusanos se movían a una determinada velocidad, pero cuando expresaban la proteína tao (cuya agregación se vincula con el Alzheimer) lo hacían mucho más lento. Sin embargo, recuperaban el movimiento cuando eran tratados con doxiciclina

Los gusanos C elegans tienen 1 mm de longitud y se los utiliza como modelos de experimentación, en especial en genética. Su esperanza de vida es de 2-3 semanas frente a 2-5 años de los ratones, por lo tanto permiten acortar los tiempos de experimentación. Además su mantenimiento es sencillo y económico respecto de otros modelos animales.


Según comentó la investigadora, son gusanos transparentes que facilitan observar su interior en el microscopio. El equipo de Medina usó técnicas de inmunofluorescencia, es decir, utilizó anticuerpos fluorescentes en el gusano para observar la estructura interna y algunos componentes químicos. Un color marca, por ejemplo, el núcleo de la neurona (azul), otro distingue la proteína tao (verde) y un tercero resalta la doxiciclina (amarillo).

La investigación de la bioquímica de la UNT continuará ahora en el Instituto de Medicina Molecular y Celular Aplicada (IMMCA), organismo de reciente creación y de triple dependencia entre la Universidad, el Conicet y el Sistema Provincial de Salud de la Provincia (SIPROSA). 

En este sentido, Chehín destacó la trascendencia de la cooperación franco-argentina, que se remonta a casi una década de colaboraciones científicas y precisó que "es importante la exploración de nuevos usos para medicamentos ya aprobados porque proporcionan una alternativa útil para llenar el vacío que existe entre la creciente incidencia de enfermedades neurodegenerativas y el largo camino que lleva descubrir y autorizar nuevos fármacos".


Prudencia en las esperanzas


El neurólogo y docente de la Facultad de Medicina de la UNT Federico Pelli Noble consideró sobre el estudio que “son líneas válidas e interesantes de investigación que podrían ayudar a comprender más los mecanismos de esta enfermedad”. Agregó que aún resta obtener mayores resultados y avances para entender en qué nivel actuaría el antibiótico.


El profesional señaló que la única forma que se conoce por el momento para intentar prevenir  el Alzheimer es llevar un estilo de vida saludable. “Ayudarse uno mismo disminuyendo los factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes y sobrepeso. Mejorar nuestra calidad de vida y nuestro entorno. El estrés es un factor muy importante que hay que buscar disminuir”, recomendó.