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Mateo Martínez: "El debate sobre el aborto es una luz roja sobre lo que no se hizo bien"

Entrevista

El decano de la Facultad de Medicina expresó su postura en contra de la Ley de Interrupción Voluntaria de Embarazo. Sin embargo, puso especial énfasis en la necesidad de respetar las leyes vigentes y de otorgar herramientas para la planificación familiar.

"Se llegó a la situación extrema de discutir la viabilidad de un nuevo ser humano, que tiene un paquete genético propio, por fallas en las políticas de prevención de embarazos no deseados", señaló el doctor Martínez.





En vísperas de la votación del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (I.V.E) que se debate en el Senado de la Nación, el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Mateo Martínez, recibió a eltucumano.com en su despacho para analizar las alternativas del debate habilitado por el presidente Mauricio Macri en el inicio del año legislativo. 

ET.- Doctor, este año se trató en el Congreso de la Nación el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo con el énfasis puesto en que se trata de una cuestión de Salud Pública. Usted, en su calidad de decano de la Facultad de Medicina de la UNT, ¿cómo evalúa este punto de partida para el debate?  

MM.- Mire, hay muchos problemas de salud pública. Cuando se elige un problema de salud pública para actuar sobre él se utilizan 4 o 5 criterios para decir ‘esto es importante’. Uno de ellos es la prevalencia, es decir, la frecuencia con que se presenta. Otro, la severidad o daño potencial de ese problema. El tercero es la evitabilidad y el cuarto es la demanda social, es decir, si la sociedad lo está percibiendo como un problema sentido. Sólo por citar un ejemplo mencionaré a los accidentes de tránsito, una verdadera epidemia que se está llevando vidas jóvenes. 

Los accidentes de tránsito tienen un costo social y económico muy alto para la sociedad porque afecta a personas en plena edad productiva y con grandes expectativas de vida que se enfrentan a discapacidades laborales o educativas. Es decir que, si uno utiliza criterios racionales para establecer problemas de salud pública, no tenga duda que hay problemas más importantes que el aborto, más allá de que es un tema que se debe debatir, de eso no hay duda.     

ET.- ¿A qué le parece que responde esta demanda social tan fuerte por tratar este tema en el Congreso de la Nación?

MM.- Estamos en una etapa de transición. Muchos pensadores sostienen que desde finales del siglo XX o principios del siglo XXI, la sociedad está en crisis porque se están discutiendo y echando por tierra algunos de los viejos valores con los cuales nos guiábamos para dar lugar a nuevos valores en una sociedad que, espero, sea más cada vez más justa. Si usted me permite la comparación, sucede algo similar con nuestras casas: todos los días se hace una limpieza superficial pero cuando uno hace una limpieza profunda la casa está más hermosa, más habitable. El problema es que durante el proceso de limpieza parece que todo está hecho un desastre. Estamos en una crisis de valores: los nuevos valores no están delineados para reemplazar a una sociedad basada en valores tradicionales que deben ser analizados. A mí el debate sobre esta cuestión me parece interesante mientras se haga con respeto, sin denostar al otro.

ET:- ¿Qué lugar le asigna al Movimiento de Mujeres en este debate?
 
MM.-La civilización humana tiene 40 mil años en nuestro planeta, de los cuales 39 siglos ha estado dominada por el uso de la fuerza y la primacía del hombre sobre la mujer. Recién en los últimos 100 años irrumpe la mujer en el medio social y laboral y dice ‘aquí estoy y quiero ejercer libre y plenamente mis derechos’, lo cual me parece maravilloso. Este es, sobre todo, el siglo de las mujeres porque hay una reivindicación de derechos que les han sido negados durante 40 siglos. Y creo que les han sido negados, -y esta es un opinión personal-, porque la posibilidad de tener poder durante 39 siglos estuvo basada en el músculo. Hay diferencias biológicas en ese sentido entre hombres y mujeres. Pero cuando empieza a mutar y el ejercicio del poder depende también del intelecto, las mujeres no sólo son pares nuestros sino en muchos campos nos superan largamente. Por eso creo yo que estamos en una época de cambio en la estructura de valores, de una fuerte irrupción de la mujer con una demanda absolutamente legítima de ejercicio de más derechos. Creo que eso hay que atender. 

ET.- Doctor usted señalaba que el debate es importante pero en un marco de respeto, ¿ha notado que en post de defender posiciones hubieron excesos?

MM.-Yo percibo en la calle, en mis alumnos y en mis colegas docentes cierta desazón en los últimos tiempos. Nuestro país parece que hubiera entrado en una etapa de ralentización y de falta de certidumbre. Es como que la crisis económica  en la que estamos inmersos más el debate por el aborto hacen que la sociedad esté muy inquieta, muy incómoda, pienso que eso también contribuye a encrespar un poco los ánimos. Se advierten actitudes de intemperancia de un lado y del otro pero, gracias a Dios, no hemos llegado a hechos de violencia que hubieran sido lamentables. Nuestro país está llevando con cierta altura este debate que, sin dudas, es altamente complejo. 

ET.- Dentro de la comunidad médica se escucharon diversas opiniones: desde el Ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, quien expuso en el Congreso a favor de la IVE hasta la Ministra Rossana Chahla, que se manifestó abiertamente en contra. ¿Cómo se vivió esta diferencia de posturas entre colegas?

MM.-Yo comparto con la Ministra de Salud de la Provincia. Creo que la Nación tiene problemas de Salud muchísimos más serios que merecerían una mayor atención por parte del Ministro Rubinstein; en este sentido discrepo con él. Como dije, no pienso que el aborto sea un problema de salud pública de primer orden que aqueja a los argentinos; no obstante, es un problema que hay que atender. La ministra Chahla y el Colegio Médico de Tucumán, por otra parte, se han expedido a favor de las dos vidas. El Consejo Directivo de la Facultad también ha tenido debates internos muy ricos, muy amplios, en donde se definió una postura en favor de las dos vidas, que es absolutamente congruente con la misión institucional de esta casa de estudios. Sin embargo, hay colegas por los que no sólo tengo respeto sino también admiración y que piensan diferente. En ese disenso en la tolerancia del otro que piensa distinto es donde se construye una sociedad mejor. 

ET.- Usted sostuvo que no se hizo suficiente hincapié durante el debate en la diferencia entre un embarazo no esperado y un embarazo no deseado

MM.- Suponga usted que los integrantes de una pareja joven, que están esperando afianzarse en sus carreras o tener su casa o un trabajo más sólido para recién pensar en los hijos, de pronto -por cualquier razón- llegan a un embarazo. Esa situación no es la misma que un embarazo fruto de una violación, consecuencia de un acto violento y repudiable, casos que están previsto en el Código Penal vigente. De manera que hay que distinguir el embarazo no esperado y todo aquello que pueda ser producto de la coerción o de la fuerza. Y aquí viene el tema de la planificación familiar. 

Yo creo que la Nación, nuestra Provincia y muchas instituciones que no tienen suficiente claridad acerca de la conveniencia de avanzar sobre la planificación familiar empujaron a que se produzcan debates como estos, donde se está discutiendo sobre la viabilidad de lo que yo considero una vida nueva. Así como abogo por el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres, también lo hago por el derecho de las mujeres por nacer. Creo que deberíamos insistir muy duro, con más énfasis, con más energía, con más recursos, en la planificación familiar para que los embarazos no esperados tengan menos incidencia. 

ET.- Existen dos leyes nacionales con las cuales la Provincia está en mora desde hace 12 años, ¿qué opinión le merece la falta de adhesión a la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Educación Sexual Integral en escuelas y colegios?

MM.- Me voy a meter en un terreno un tanto riesgoso. En general las religiones enuncian principios y valores y las sociedades se mueven en función de esos preceptos. Esa influencia que ejercen las religiones en las sociedades debiera reconsiderarse en lo respectivo a la salud sexual y reproductiva y a la planificación familiar. Creo que habría que pedirle a todas las organizaciones sociales e intermedias -incluyendo la iglesia católica y otras iglesias cristianas no católicas y de las otras religiones- que avancen firmemente promoviendo que leyes como éstas, que beneficiarían mucho a la gente, tengan efectiva vigencia con recursos materiales puestos al servicio de la planificación familiar, dejando al buen criterio de los ciudadanos el desarrollo de una sexualidad plena y protegida en función de su propia autonomía. No se puede permitir que leyes que han sido aprobadas y deberían tener efectiva vigencia, no lo estén teniendo. En esto yo debo manifestar mi discrepancia y me gustaría que los gobiernos tomaran la iniciativa. El debate sobre el aborto de hoy es una luz roja en ese sentido porque se llegó a la situación extrema de discutir o no la viabilidad de un nuevo ser humano, que tiene un paquete genético propio, porque no hicimos bien las cosas antes.

*La presente entrevista forma parte de un documental que eltucumano.com presentará este martes en el marco del debate por la Ley I.V.E.