Todos miran a Brisa, la maniquí del bikini soleado
Microcentro
Colorida, exuberante y de talle 58, rompe el esquema de las figuras inalcanzables ¿Cómo llegó hasta ahí?
El viento caliente de enero también corría por la peatonal Mendoza y, bajo el sol de la tarde, las chicas del local de lencería Laura sacaron a la calle a un maniquí talle 58, que aún luce una bikini naranja con pintas amarilla y flecos que cuelgan de la parte superior, al estilo Lía Crucet.
Le pusieron de nombre Brisa y, desde entonces, no ha pasado un día sin que alguna de las personas que caminan por la peatonal detengan su paso, le saquen una foto o posen junto a ella.
Llama la atención su tamaño: más real que la mayoría de los maniquíes de las vidrieras del centro, Brisa muestra las ropas de muchas señoras y señoritas de talla grande. Y también llama la atención los colores fuertes que han elegido vestirla. 
Brisa está sobre una tarima de unos 10 centímetros y en total mira 1.80. Rubia, de caderas anchas y piernas carnosas, mira al frente con sus ojos claros. Y los flecos le cuelgan, sexis y movidos por el viento, hasta la cintura.
Cuenta Cristian Acuña, el encargado, que las ventas de las prendas de talla grande han subido desde que Brisa llegó desde un depósito de Buenos Aires y la instalaron en la peatonal. “Siempre tuvimos esos talles, pero casi no se vendían” ¿Será porque esas prendas no estaban a la vista?
Ahora ocurre lo contrario. No hay nada más a la vista que Brisa. Cruza una señora con su hijita y la niña se queda quieta, la mira desde abajo. Pasan dos caballeros y abren los ojos, a la pucha, parece que dicen. Y pasa una señora grande, quizás de la medida de Brisa, y entra al local cómoda, tranquila. Sabe que, a diferencia de muchos otros lugares, ahí podrá comprarse ropa. Y del color y los flecos que quiera.
