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Bruno Busnelli, el tucumano que construye casas con botellas plásticas

Voluntariado

Las viviendas que propone como alternativa son más económicas y amigables con el medio ambiente. Lo convocaron para trabajar en varios proyectos solidarios, desde La Costanera a Amaicha del Valle

Bruno Busnelli - Foto: Andrés Mendez Medina





Bruno Busnelli (40) se define como un ecoconstructor. No hace falta ser un avezado en la cuestión medioambiental para que las estructuras que realiza combinando botellas, chatarra tecnológica, pallets, adobe y caña llamen la atención.

Fue su abuelo quien lo hizo tomar conciencia, muchos años atrás, de la necesidad de reutilizar todo lo que se pueda. Empezó haciendo pequeñas cosas, como bancos o mesas, con materiales que iban a tener como destino seguro un basural. Desde hace 15 años, esa cultura ecológica que le inculcaron desde chico se transformó en su trabajo.

Tomó cursos de permacultura en Córdoba y, desde entonces, utiliza los materiales que lo rodean para levantar casas que, en su gran mayoría, tienen un fin solidario porque las técnicas de bajo impacto ambiental también tienen un menor costo económico.  

Voluntarios por Maru

La historia de Bruno apareció esta semana en el tucumano junto con la de Maru Ramos, una joven mamá de tres niños que por la tormenta del lunes pasado perdió su vivienda y todas sus pertenencias. La solidaridad de los tucumanos, que se enteraron de su historia a través del diario, la sacaron de apuro con las necesidades más urgentes. Sin embargo, la cuestión de fondo es que Maru, su marido Sergio y sus hijos necesitan de un hogar que no sucumba ante una nueva tormenta.  

En el asentamiento donde vive la familia Ramos los voluntarios del club Leo del Jardín y del grupo Dar por Dar estaban construyendo desde noviembre una casa sustentable en todos los aspectos porque el proyecto original también prevé el armado de una huerta.


Bruno se sumó a este proyecto en noviembre pasado y junto a los voluntarios lograron levantar las paredes de un cuarto, que luego sería ampliado. Ahora, todos los esfuerzos están puestos en reanudar el trabajo para darle a los Ramos una mejor calidad de vida.

“Agradezco a los chicos por sumarme al proyecto,  ellos fueron los primeros que tomaron contacto con la problemática del asentamiento”, expresó y pasó a contar cómo se puede ayudar al prójimo y también al medioambiente.

Ecoconstrucción y solidaridad

“Ahora el tema está en boga, la idea es concientizar y reutilizar. Sobre todo en las ciudades, donde no se sabe qué hacer con los desechos, sobre todo los derivados de la tecnología, como CPUs o monitores de computadoras”, cuenta Bruno haciendo docencia al mismo tiempo, porque considera que es necesario modificar los hábitos de consumo.

“Cuando compras mercadería nueva tenés que ver qué vas a hacer con la vieja porque de alguna manera hay que cerrar el circuito para lograr un consumo responsable”, apunta y agrega que si los materiales no se reciclan –por ejemplo, en la construcción- "al menos deben ser depositados en los lugares adecuados y no en un baldío", ejemplifica.

“Hay que tratar que no lleguen al mar o a los ríos. Si desde aquí te vas a Tafí del Valle a El Mollar hay una caravana de botellas tiradas en el piso de las que nadie se hace cargo”, dice al tiempo que revela que también está trabajando en un proyecto social en los Valles Calchaquíes junto a la cacique Margarita Mamaní. También está haciendo lo propio en el barrio de La Costanera con María “Merry” Anastasio para darle un cerramiento a la cocina comunitaria donde concurren los chicos a alimentarse todos los días. 

En la casa de Maru, los voluntarios trabajaron con un sistema de quinchas, que consiste en armar una malla de cañas, superponer adentro de ellas ecoladrillos (botellas plásticas rellenas a presión con material inorgánico seco), atarlas con alambres o con hilos de plástico y finalmente recubrir la estructura con adobe.


“Eso garantiza que pueda hacer frente a todos los fenómenos climáticos”,  responde Bruno ante la pregunta de si la familia estará segura una vez que termine la ecoconstrucción. “El adobe y el papel que va a dentro de las botellas funcionan como aislante térmico”, amplía. En este sentido propone que, en una ciudad donde el calor es tan intenso, los tucumanos podrían armar terrazas verdes en los edificios para disminuir la temperatura y reducir el consumo energético .También plantar más árboles y cultivar huertas, aunque sea en los balcones.

Fomentar la conciencia ambiental

“La ecología va por la escalera y la destrucción por el ascensor”, analiza Bruno parafraseando a Juan Domingo Perón cuando se le pregunta acerca del nivel de concientización ambiental que existe en Tucumán.

Si bien reconoce con el vecino común sabe ahora del daño que está sufriendo la Tierra,  el ecoconstructor sostiene que ni los políticos ni las empresas tomaron decisiones concretas para frenar las malas prácticas. “Frente al alud de Jujuy, el desborde los ríos en El Rodeo, en Catamarca, o los desmontes en la yunga tucumana, todos los esfuerzos resultan pocos”, asevera con preocupación pero pidiendo que el discurso pase a la acción.  

“Lo bueno es que los chicos son más conscientes y los adolescentes se comprometen con el cambio de cultura. No soy un extremista, no creo que tengamos que volver a vivir en las cavernas, pero sí ser más responsables”, reflexiona antes de ser retratado en los jardines de la redacción con las botellas que pronto serán paredes.