Top

Un cambio de look con "timing" y algo más

ESTRATEGIA POLÍTICA

El vicegobernador volvió renovado de sus vacaciones. Sorprendió a los presentes en las distintas actividades gubernamentales en las que participó. Una lavado de imagen necesario de cara al año que viene.


¿Qué se siente tener bigote? Para muchos, tener bigote es como encender una antorcha. Otros, en cambio, lo comparan con la sensación de atrapar un frisbee. Algunos, incluso, lo perciben como al color azul.



Lo cierto es que en la antigua Grecia el vello facial representaba poder y autoridad; se lo consideraba una herramienta para alcanzar la divinidad. Es por esta razón que un gran número de políticos escoge el estilo en busca de la confianza de los votantes. ¿Qué mejor opción que un representante con experiencia y capacidad de liderazgo? En Tucumán, además del significante histórico, el bigote guarda estrecha relación con un periodo político reciente: el alperovichismo.


Es el último año antes de la renovación de autoridades en Tucumán, y Osvaldo Jaldo lo sabe. El vicegobernador se mostró con un look completamente renovado luego de su regreso de vacaciones, sin bigote, un rasgo estético que lo acompañó desde que fue electo por primera vez intendente de Trancas -allá por 1987- y en cada uno de los afiches de sus candidaturas a cargos legislativos, tanto provinciales como nacionales.


En medio de un escándalo por miles de personas estafadas por falsas gestoras con supuestos vínculos con el poder político ─al menos en las fotos─ el cambio radical de Jaldo genera una actualización en la retina de muchos. Atrás queda otra polémica postal junto a Julio César Trayán, ex empleado legislativo investigado por narcotráfico. Una renovación con timing.

(Jaldo posa junto a una de las acusadas de estafar a miles de personas con casas del IPVDU)



En 2011, el ex gobernador José Alperovich también optó por desprenderse de su bigote para aparecer en los afiches que lo ayudaron a obtener su segunda reelección. El caso FUNSAL, el accidente en bicicleta que lo relacionó a una ex Gran Hermano, el viaje de un barrabrava con causas penales vinculado a su espacio político al Mundial de Sudáfrica, entre otros temas; todo quedó en la máquina de afeitar que utilizó en Punta del Este, a donde viajó en el avión sanitario de la Provincia.



El vicegobernador comienza un año repleto de significantes, no sólo por su nueva imagen, sino también por las decisiones tomadas después de las elecciones de medio término en 2017. Barrió con el alperovichismo en la Legislatura -desde las autoridades hasta con un arancel impuesto por el ex mandatario- y se alió y acordó con La Bancaria, agrupación opositora a Alperovich.


La supuesta traición en los comicios generales y la insistencia de quien gobernó durante 12 años la provincia para volver a ocupar el sillón de Lucas Córdoba, llevaron al vicegobernador a tomar medidas preventivas. Para seguir vigente, deberá pavimentar el camino elegido.


El desprendimiento del bigote es más que un cambio de look, es el anuncio del final de una etapa y el compromiso total con otro proyecto que en algún momento se pensó de transición. El manzurismo, desde el jaldismo, envió un mensaje claro y firme al ex patrón: no hay lugar para un tercero en el condado.