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Se perdió la copa, no la grandeza

ANÁLISIS

Atlético cayó ante un River que supo golpear en los momentos justos.





Pasó la final de la Copa Argentina y para muchos hinchas de Atlético quedará el sabor amargo luego de haber caído ante River, pero el conjunto de Ricardo Zielinski jugó un gran encuentro y dejó el alma en la cancha, pero las individuales pudieron más.

El Decano jugó un gran encuentro de atrás para adelante, mostrando una pareja de centrales, compuesta por Yonathan Cabral y Rafael García, que se entienden cada día más. El mediocampo presionó bien cuando tuvo que hacerlo y jugó cuando pudo. Que hablar de la delantera, bah, de Luis Miguel Rodríguez, el único punta en cancha. El Pulga presionó, quitó, retrocedió cuando tuvo que hacerlo, defendió en el área en los tiros de esquina, metió el gol y hasta tuvo dos veces el segundo, pero se fue cerca.


Pero el fútbol es así, y los goles no se merecen, a los goles se los hace. Y River lo hizo, y no por merecimiento, sino por diferencia en algunas individualidades, como la de Nacho Fernández, que clavó un zapatazo al ángulo.  


Atlético cayó por eso, por esas diferencias en sus individualidades, porque de ahí en más, River demostró poco y nada en lo colectivo.


Se cierra el mejor año de la historia del Club Atlético Tucumán, jugando una final como se tiene que jugar y dejando a la vista un 2018 que lo tendrá nuevamente compitiendo internacionalmente. Ahora será tiempo de descansar y planear lo que se viene. Se cayó con dignidad y altura, pero la grandeza quedó arriba, bien arriba.