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El boom de la cerveza artesanal explota las pintas en Tucumán

¡SALUD!

Los expertos explican el fenómeno que cambió las costumbres de los tucumanos y la clave de un furor que llegó para quedarse

Las pintas pisan fuerte en barrio Norte y Yerba Buena.





El boom de la cerveza artesanal en Tucumán no empezó ni con una pinta llena ni con una canastita de maníes con cáscara o de pochoclos. No. Hay que remontarse a una noche cualquiera en un bar cuyo nombre tampoco importa e imaginar el diálogo entre un par de amigos después de un sorbo largo: "¿Hasta cuándo vamos a tomar esto?", fue la pregunta. "Hasta que hagamos nuestra propia cerveza", fue la respuesta. Así lo recuerda Javier Blessing, uno de los maestros cerverceros en TBC, la primera fábrica a gran escala de cerveza artesanal tucumana anclada en El Manantial con fecha de lanzamiento para 2018.

Claro que una charla de bar hecha idea entre amigos mientras se cocinaban los primeros 25 litros de birra para que la degusten novias y familiares tampoco alcanza para explicar el boom de la cerveza artesanal en Tucumán. No. Hay que viajar un par de años atrás con Matías Gorban, dueño de Porter, que decibió abrir el primer local en Yerba Buena luego de instalarse tres noches seguidas a catar variedades en las típicas cervecerías de Mar del Plata (como Antares) y otras noches en los los bares de Palermo, Cañitas y San Telmo

Hoy, Tucumán ya es cuna de pintas en la región. Muchos han dejado la botella de litro o el porrón para ensayar su inglés desde las seis de la tarde con el happy hour sobre barras de madera y podés pedirte una Barley Wine, dos IPA, tres Golden, cuatro Scotish, cinco Kolsch o seis Honey, la cerveza más tomada de este boom. "La Honey tenía fama de ser la cerveza ideal para mujeres. Nada más alejado de la realidad. Del total que se consume por mes, el 25% es Honey". 


Hay más números que explican el fenómeno en la provincia: después del Porter original inaugurado hace un año y medio, explotó Antares en el corazón de barrio Norte, abrieron locales y hasta una pequeña barbería con cerveza tirada, estalló la segunda casa de Porter a una cuadra de Antares, y sólo en esta última semana abrieron Ciudad Juárez y Detroit. Ah, y el 7 de diciembre Pinta la birra, en el club Estudiantes, el primer festival de cervezas artesanales en Tucumán con botellas de Blackbird, Apolonia, Shimukay, Sir Wallace, Wein, Pancho, San Javier y San Pedro.

"La tradición de la cerveza artesanal viene desde hace mucho tiempo en Europa. En Argentina el boom empezó hace 20 años en Mar del Plata y siguió en Villa General Belgrano. Después se instaló en el sur, en lugares como Bariloche", explica Blessing, que tiene sangre alemana y sabe cómo cocinar lúpulos y maltas especiales para degustación de su padre Enrique. "Los familiares son más confiables que los amigos. Les llevás 25 litros a un asado y, como es gratis, no la critican. Hay que tener cuidado y aprender con el tiempo, ¿cuándo incorporar el lúpulo? ¿Cómo quiero que sea el sabor de la cerveza? ¿Que se sienta lo dulzón o agrio al comienzo o al final? Son muchas cosas y para ello hay que invertir".

Vanesa Casanova es una emprendedora del género cerveceril desde que viajó en 2008 a Bariloche. Como ex estudiante de biología, Vanesa entendió todo el proceso químico desde el principio, en base a prueba y error, fue convirtiéndose en una experta en el tema que la llevó a México. "De vuelta en Tucumán y con una mochila cargada de experiencia, Vanesa ahora encara su más reciente proyecto, Casanova Brewing Co.", indica su biografía.


Gorban da otra clave para entender el fenómeno: "El agua y el clima es clave. En Mar del Plata el agua es tan mala que los tratamientos la mejoraron tanto que supera a los manantiales de Bariloche. Por eso aquí en Tucumán, la planta de TBC (Tucuman Brewing Company) funciona en El Manantial. El clima de Tucumán es el ideal para que se consuma cerveza".

Y antes del último sorbo a una pinta dorada como la miel, responde sin temor a una pregunta que nos hacemos todos los tucumanos cuando algo funciona: ¿Llegó para quedarse o será solo una moda pasajera? "No esperábamos el éxito que tuvimos. Es un buen producto y los tucumanos saben distinguir una cerveza industrial, que es imposible de tomar si no está fría, de una artesanal. Esto recién empieza. Me recuerda a lo que pasó con el boom del vino. No es una moda. Llegó para quedarse". ¡Salud!